domingo, 12 de agosto de 2012

El lector crítico




El lector crítico

Jorge Llera

Al club de mujeres escritoras y poetisas “La pluma literaria A.C.” llegó una carta en un elegante   sobre  color crema, lacrado con las iniciales LC dirigida a la Presidencia de la Asociación. La licenciada Margarita del Campo Souberville quién leyó:

Estimada licenciada:

Me dirijo a usted, después de meditar durante varios meses sobre mi forma de contrarrestar  la actuación de varias de sus agremiadas en la producción literaria.
Veo con tristeza que sus obras, tanto en prosa como en verso, tratan asuntos de una  intrascendencia total y caen frecuentemente en una cursilería amelcochada de la literatura más barata del del siglo XlX. Me deprime su lectura y por más que trato de alejarme de tan  banales escritos, me los encuentro en todas las publicaciones que llegan a mis ojos. 
Le informo que he iniciado una cruzada en contra de la estulticia literaria a la que sus asociadas contribuyen abundantemente, por lo que he decidido impedir la difusión de sus  nefastos textos y para ello utilizaré los recursos más extremos de disuasión que lleguen a mi mente.

Sabrán de mis acciones próximamente.
   
Legere Criticus



Espantada y temblorosa la licenciada Ocampo, leyó varias veces la misiva. ¡No lo podía creer!, era una amenaza a la libertad de expresión de  escritoras reconocidas en los círculos literarios. De inmediato, citó a una reunión de asociadas para tratar el caso.
A la mañana siguiente, se inició la asamblea contando con las cinco socias que conformaban la organización. La presidenta las conminó a tomar muy en serio las amenazas del "Lector Crítico" que firmaba  en latín la comunicación. El hecho asustó a Mariquita y a Angustias, las sexagenarias poetisas del grupo, que nerviosas repasaban entre sus artríticos dedos las cuentas de sus rosarios. Sin embargo, las tres afamadas escritoras restantes, con la valentía propia de amazonas griegas, se negaron rotundamente a quitar sus obras de los anaqueles de las papelerías de la colonia y decidieron dar la batalla al ignorante y desfachatado Legere Criticus. Levantaron un acta ante el Ministerio Público más cercano y les asignaron dos agentes judiciales para iniciar la investigación del caso.
Las amenazas se hicieron realidad dos días después, cuando en la papelería "El lápiz tricolor" estalló un artefacto que llenó de humo el establecimiento y que se originó en el sitio donde se exhibían los ejemplares de "Palabras de amor para una quinceañera triste" de Amanda Lascurain, una de las asociadas; y posteriormente en "El clip del ahorro" con una piedra se rompieron los cristales del aparador y quemaron los dos libros en existencia del "Amor puro en la juventud" de Rosarito Domínguez.
A la semana siguiente, se hizo evidente la eficiencia de los agentes judiciales al presentar al sobrino de Doña Margarita del Campo ante el Ministerio Público, acusándolo de ser el autor de los atentados y de la misiva.
En su defensa, el acusado sólo arguyó que era una broma a las viejitas presumidas y estiradas que se reunían todos las semanas en casa de su tía.


28 de agosto de 2012