domingo, 8 de agosto de 2021

EL LIBRO PRESTADO

 


EL LIBRO PRESTADO

Herlinda Caballero

La encontré leyendo un libro en la vieja banca de hierro custodiada por árboles y arbustos de coloridas flores que remarcaban la vera del sendero; el petricor veraniego y los aromas de las flores mezclados en la brisa matinal favorecían el ambiente de tranquilidad.

—Hola, Melissa, llegaste temprano. —Sí, me adelanté para terminar el libro que estoy leyendo: “Confrontación íntima,” de Steven Pinker. Es la primera novela del sicólogo, famoso por su libro “La tabla rasa”. Recorriéndose en la banca, me invitó a sentarme.

  —Y ¿Qué te pareció?, ¿Cuál es el tema?, le pregunté.

—Es intrigante, Herlinda. La trama gira en torno a una joven que se interioriza, conducida por su sicólogo, en su superego. Va descubriendo cómo una educación restrictiva, religiosa y conservadora ha cercado su vida y la mantiene en un matrimonio fracasado, un trabajo que detesta y una existencia infeliz, que la ha llevado a la depresión; y la lucha por vencer los condicionamientos interiores, e intentar cambiar su destino. Es un libro que me ha llevado a hurgar en mis limitaciones morales y en el comportamiento social.

—¿Me lo prestas?, suena interesante.

Después de una larga plática, me despedí, quedándome de ver con ella en la Facultad de Filosofía, dónde somos profesoras. La novela me capturó desde un principio, los sentimientos de Adelaida y sus restricciones morales increparon alguna de las falsedades que había sostenido siempre. Reflexioné, reflexioné y volví a reflexionar las falsedades adheridas a mi ser. Una, dos y hasta tres noches seguidas medité para retomar los principios que estructurarían la consecuencia de vida…

Cité formalmente a Joel, Adrián y Antonio a una cena. Preparé un banquete para los cuatro. Los tres acompañantes, intrigados y expectantes, esperaban el discurso. Tomé la copa de vino tinto, la levante para brindar y comencé a hablar:

Hago constar queridos míos que, a partir de hoy, ¡me declaro atea!, no creo en Dios, creo en la Humanidad; por lo qué no volveré asistir a ninguna ceremonia religiosa. ¡Me declaro de pensamiento socialista!, no volveré a callar ante nuestras amistades conservadoras mi posición ante el mundo. Y, por último: Quiero decirles, que ¡soy tan libre como ustedes! y definiré todas y cada una de las acciones de mi vida. 

Escuche un gran aplauso y las palabras de aceptación de la hermosa familia que tengo. Les correspondí con un beso cariñoso a cada uno y en secreto, una promesa íntima para Antonio.

8 de agosto de 2021