martes, 7 de octubre de 2025

Terror

 Terror


…¡Al oír el escracht desgarrador de la punta del hacha penetrando la puerta de madera! y el rugido del hombre rudo vociferando: ¡los voy a matar!, sentí que las piernas me temblaban, empecé a sudar y el llanto  resbaló por mi cara. Gimoteando, me refugié tras de mi madre, prendido de su falda…

Con un cuchillo de cocina en la mano, mi madre le gritó: 

⏤¡Váyase, Gaudencio, nosotros no tuvimos nada que ver! Su hijo cayó al barranco cuando jugaba con el mío. ¡Fue un accidente!

Oí cientos de Hachazos perforar la puerta de entrada hasta que la destrozó. La gruesa cabeza enmarañada y oscura asomó por la rajadura. Sus grandes ojos fijaron la mirada en mi madre, emitiendo un odio desbordado, manifestado con insultos y amenazas de venganza por la muerte de su muchacho.

Mi madre me gritó:

⏤ ¡Corre y escóndete!... ¡qué no te encuentre!

El estruendo de muebles crujiendo, lámparas, vidrios rotos, los gritos de mi madre y los bufidos roncos de Gaudencio, ocultaron los pasos titubeantes, primero, y la alocada huida, después, con la desesperación de encontrar un refugio seguro. Revisé apresuradamente closets, bajo las camas, muebles…, sin lograrlo. Finalmente, me acordé de que en mi recámara había unas duelas sueltas, donde escondía mis tesoros.  Corrí hacia allá y, sin esfuerzo, levanté las dos de al lado de mi escondite. Boca arriba, logré emparejarlas. Aterrado, sudoroso y sollozando en silencio, trataba de escuchar lo que pasaba. Sin embargo, todo estaba silencioso.

De pronto, el redoble disonante de unos pasos pesados y presurosos sobre la escalera de madera me aterró. Lloré silenciosamente y al sentir una humedad caliente en mi pijama traté de encogerme, sin lograrlo. 

Oí que la disonancia terminaba en la puerta de mi cuarto. Los pasos lentos, escrutadores, denotaban una revisión exhaustiva…

¡Intempestivamente, se levantaron las duelas y un grueso brazo cubierto de vellos me levantó de la cabellera!

¡Aullé de dolor y terror! ¡Tiraba patadas y manazos, sin lograr zafarme ¡

Grité: ¡Mamá, mamá, sálvame!...


⏤ Despierta, Miguel, vístete y baja a desayunar…

⏤ ¡Gracias, Mamá, me salvaste!

La madre, extrañada, volteó a verlo, alzó los hombros y sonrió.


JLLM  08/10/25