miércoles, 15 de mayo de 2024

Un viaje en el momento preciso

 Un viaje en el momento preciso       

Jorge Llera

Viajó Rutilio para sus vacaciones a su lugar de origen, san Marcos del Monte, pequeño poblado de la Sierra Madre, colindante con la presa El Triunfo. Llevaba varios días disfrutando de la familia y amistades, cuando oyó el ruido ensordecedor de motocicletas entrando por la calle principal: una avalancha de gran estruendo que presagiaba  torbellinos de violencia. Cuál aves de rapiña cercando a su presa, decenas de máquinas coparon las entradas y salidas del poblado. Las personas, amedrentadas, se refugiaron en sus hogares. Individuos con cascos de extraños adornos, chamarras o chalecos de cuero con el símbolo de la suástica en la espalda, botas altas, pañoletas rodeando el cuello, cabezas rasuradas o melenudos con espesas barbas, comenzaron a apearse de sus vehículos. Con megáfono en mano el líder del grupo se plantó al centro de la plaza principal:

⏤ ¡El día de hoy, tomamos este pueblo como nuestro, para fundar la Nueva Alemania! Será el inicio de una nación de pureza étnica nacional. Desde ahora seré su Führer, su dirigente, que los llevará a alcanzar niveles altos de desarrollo. A corto plazo, conquistaremos más territorios. El tenso silencio se infiltró en una bruma pesada por las casas y comercios, impregnando de un viscoso temor a las familias. 

El toc, toc, de un llamado, fijó la atención del jefe de los rufianes. Con lenguaje pausado y tono cauteloso, Rutilio le expresó: Mi Führer, como dirigente del pueblo y, ante la incapacidad de dar respuesta bélica, aceptamos su liderazgo y nos someternos a su mandato. Sólo le pedimos que nos permita celebrar una misa en la ermita de la montaña para rezar por la nueva era.

El párroco del pueblo, con la capilla llena, leyó del Génesis 7, el Diluvio… 

¡Las esclusas de la presa se abrieron de golpe vomitando olas gigantescas que arrasaron a la Nueva Alemania y a su raza superior¡

22/04/24


 Tres versiones y una sola corrupción


Tres versiones y una sola corrupción 


“¡Cayó hacia abajo como un bulto, moviendo los brazos tratando de agarrarse del aire!” ⏤dijo a los reporteros el trabajador de limpieza⏤.

El cuerpo del ejecutivo de la empresa petrolera se había desplomado del doceavo piso. Una masa sanguinolenta cubierta de ropa exclusiva, abrazaba el candente pavimento, como el enjuiciado hacia las llamas del averno. 

El área, resguardada por las bandas amarillas impedía el acercamiento de periodistas y curiosos. Llegó el detective Godínez, con el saco al hombro, sudoroso y acompañado del agente del Ministerio Público y del médico forense. Tomaron fotografías, recopilaron muestras, medidas, y subieron a la Asesoría de la Dirección General de la empresa, situada en el piso doce. Los recibió una sobria oficina alfombrada, con mobiliario de madera color nogal y libreros cubiertos de obras extensas. En la entrada, el director general y los principales funcionarios, con caras sombrías, dieron su declaración de hechos. Como si hubiera un concierto de acuerdos, todos opinaron que había sido un desventurado accidente. Desalojaron la oficina y los equipos de investigación, procedieron a realizar su trabajo. El detective Godínez, prestó especial atención a la ventana que daba al exterior, resguardada por un gabinete lindante con su borde inferior. Tomó impresiones en el pestillo, vidrios, al mueble, la alfombra y recogió un objeto…


El dictamen del suceso por parte de la empresa fue: accidente. Por lo cual, procedió al pago del seguro y pensión a la viuda, en el lapso de una semana.

La oficina forense, dictaminó, un mes después: suicidio. Lo que invalidaría los pagos anteriormente efectuados. Sin embargo, nunca fue acreditado, por favores a la viuda.

El detective Godínez opinó diferente: asesinato. El autor es dueño de un Traje Armani azul, que perdió un botón en el evento. Se cuenta con una muestra de su ADN, rescatada de las uñas del occiso y huellas dactilares impresas en el pestillo. Su informe se archivó… por órdenes superiores.

15/05/24