sábado, 29 de agosto de 2015

Abstracción en Comala (minificción)

















Abstracción en Comala







Vine a Comala porque me dijeron
que acá vivía mi padre,
un tal Pedro Páramo…
Juan Rulfo




El aire de agosto soplando caliente torturó a Juan Preciado al llegar a Comala, tierra vieja sobre las brasas del infierno; pueblo habitado por espectros incrustados en su memoria ancestral. Buscaba respuestas como yo, acosado por los recuerdos de tristeza, frustración y orfandad. Las encontró recostado en los brazos de Dorotea dentro de un sarcófago. Yo, Rulfo, en la narrativa. Comprendí que somos lo mismo: Lo irreal, lo extraño y… lo cotidiano.


29 de agosto de 2015




*Con admiración y respeto a Juan Rulfo.

jueves, 27 de agosto de 2015

Instante

Instante


"El tiempo y el espacio son relativos"
Albert Einstein

Casi toda la familia estaba presente en la comida para festejar el cumpleaños ochenta de la tía Ramona. En el jardín alquilado para el evento, jugaban fútbol los primos mayores, la chiquillería corriendo de un lado a otro sin un momento de calma, tropezaba ocasionalmente con las sillas de los adultos que conversaban sobre las novedades, cebando su maledicencia en los ausentes, como corresponde a una familia respetable. Dos parejas de novios buscaban lugares discretos para sus escarceos amorosos alrededor de los centenarios árboles del fondo del jardín.
            Llamaron a la comida, un bufete de guisos mexicanos. Largas filas esperando abastecerse y salían los comensales con platos rebosantes de mole, chorizo, frijoles, tamales y demás deliciosos e indigestos platillos. La tía Ramona comió como si no fuera a volverlo  hacer.
            Terminando, les  pidieron a todos que se agruparan para la fotografía familiar. En el centro la tía Ramona, en su silla de ruedas. A ambos lados, sus cuatro hijos con sus respectivos cónyuges. En la misma fila, los jóvenes del fútbol en camiseta y sudados abrazando a sus primas, que se resistían al contacto. Atrás de la tía Ramona, las dos parejas de novios y el tío Ángel —con su inseparable puro— comentando con sus primos la partida de dominó que habían suspendido para acudir a la foto. Al frente, hincadas y alisando sus vestidos las niñas y del otro lado, haciendo muecas y poniendo cuernos, los niños. Ambos flancos de la fotografía fueron rellenados por los demás familiares y amigos.
            El fotógrafo, contratado por internet para el evento, les daba indicaciones:
            —¡Los de los extremos, péguense más! ¡Las mujeres de atrás, no se ven bien, descúbranse un poco!...
            Una voz femenina gritó: —¡Apaguen ese puro!— Y las mujeres aplaudieron, pero el tío no se dio por aludido.
            Las parejas de novios comenzaron a percibir un olor fétido que invadía el ambiente y de inmediato localizaron su procedencia: —¡Tía... contrólate, ten compasión de los que estamos detrás!
            —¡Ay hija! a mi edad más vale un gas en familia, que un cólico a solas; así qué ¡aguántense y respiren de lado! que sólo será un instante.
            —¡No me abracen babosos, que están sudados y huelen a león! —dijo Rosaura a sus primos.
            —¡Bájale prima...bájale!  estamos demostrando nuestro cariño.
            Se volvió a oír nuevamente la voz de Susana: —¡Tío, apaga tu apestoso puro! Sólo se oyó una carcajada como respuesta.
            Los niños se pusieron de acuerdo para ver quién hacía la cara más fea en la foto.
            —¡Atención todos! A la cuenta de tres, todos digan whisky. Uno... dos y... tres.
¡Un fuerte destello iluminó el ambiente y cegó por segundos a todos. Después... luces de colores al interior de cada uno y, la penumbra.
            Quisieron separarse terminada la foto y notaron que no se podían mover, seguían apretujados y limitados por un marco. ¡Desesperados, gritaron pidiendo ayuda! Se desgañitaron; sus voces no emitían ningún sonido. El calor era bochornoso, humores y olores alteraban a todos. Los niños lloraban, querían deshacer sus muecas y no podían.
            ¾¡Tía, por favor... ya no lo hagas!
           
El fotógrafo llegó a su estudio y colgó en la pared otra fotografía familiar más...





  

domingo, 16 de agosto de 2015

¿Compartir...? (minificción)












¿Compartir…?


¾¡Se lo juro, padre! ¡Por ésta cruz! que representa nuestra salvación eterna ¡no robé! ¾y sobreponiendo el dedo pulgar sobre el índice los besó. ¾Sería incapaz de robar las limosnas de San Martín de Porres.
En la cena, delante de sus diez hijos, Francisco oró: Donde hay fe, hay amor. Donde hay amor, hay paz. Donde hay paz está Dios. Y donde está Dios, no falta nada. Y, aquí no falta nada. ¡Gracias, Fray Martín, por compartir con nosotros tus excedentes!  Al que Comparte… no lo roban.




lunes, 3 de agosto de 2015

Un remedio singular

Un remedio singular


…Se podía reír o llorar,
 gritar desesperadamente y
 ni siquiera uno mismo se oía…
Tiempo destrozado
Amparo Dávila


Corría con desesperación, volteando hacia todos lados en busca de una salida; altos muros de piedra escoltaban su carrera, callejones que no conducían a ningún lado; vuelta tras vuelta sin encontrar el escape y …¡El aliento caliente y pútrido, persiguiéndole  a milímetros de su cuello!, extendiéndose sobre su rostro. Sintió el zarpazo en el hombro, el bramar amenazante, la baba ardiente recorrer su espalda… ¡Iba a ser devorado! Emitió un grito desgarrador… ¡Julia, hazte a un lado, estás roncando y me babeaste!
Ojeroso y cansado por una noche de mal dormir, de sueño interrumpido frecuentemente debido al ronquido desquiciante de Julia, Ignacio se paró de la cama restregándose los ojos, desperezándose levantó los brazos y emitió un sonoro bostezo que no amedrentó el suave trepidar de su cónyuge. Volteó a ver el cuerpo obeso desparramado sobre las sábanas revueltas; parte del camisón rosa bordeaba el muslo derecho dejando entrever una superficie amplia, carnosa y pálida, que llegaba a las calcetas de  multicolor rayado ⎯dos pequeños arcoíris en contraste con la lividez de las piernas. Tal vez nos falten unas vacaciones en la playa, pensó, y se metió al baño.
            Había tenido esa horrible pesadilla la noche anterior, y cada vez era más frecuente, las atribuía a la agresividad del ronquido de Julia, repetidamente el terror y el pánico asociados, lo asediaban provocando sobresaltos y el despertar abrupto; esfuerzos que dañaban a su corazón enfermo. El médico le había advertido que evitará esas alteraciones, pero, ¿qué se podía hacer? si tenía que dormir con su esposa en la única recámara del departamento, su presupuesto no daba para más.
            Julia era hermosa de joven, de grácil figura, andar ondulante y sonrisa fácil, me cautivó desde que la conocí. Comenzó abandonar su cuidado personal con la edad, dejó de arreglarse y subió de peso. Sin hijos que atender, inició  una vida pasiva frente al televisor y comenzó a roncar estrepitosamente. Creo que aceptaremos la recomendación de la vecina de utilizar los servicios del brujo de su pueblo que, según cuenta, ha tenido mucho éxito con casos similares.

Después de haberla hipnotizado y sahumado con diferentes hierbas hasta nublar la estancia, el terapeuta alternativo pidió hablar a solas con Ignacio.
⎯Quisiera preguntarle algo íntimo, don Ignacio. ¿Cada cuando hace el amor con su mujer?
           ⎯La verdad, no muy frecuente. Últimamente, me da un poco de flojera y prefiero ver deportes en la televisión.
           ⎯¿Qué tanto es últimamente?
           ⎯Cinco o… tal vez, seis años.
           ⎯Bueno, pues déjeme decirle que los ronquidos de su señora son de rencor, una forma inconsciente de manifestar la insatisfacción sexual, un deseo de llamar su atención. Sin embargo, soy especialista en resolver estos casos y creo poder ayudarlos.
          Escribió la receta y le explicó:
          ⎯Compre estos productos que se aplicará su esposa todos los días y dígale que venga conmigo a terapia de masajes, cada semana. En el transcurso de un mes, su esposa dejará de roncar.
          ⎯Y ¿en qué farmacia surto la receta?
          ⎯¿Farmacia?... ¡No!, en la Sex shop de la esquina…