domingo, 18 de octubre de 2020

El último deseo de Dorian

 

El último deseo de Dorian

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La mejor manera de librarse

 de una tentación, es caer en ella.

Oscar Wilde

 

 

A los veinte años, Dorian se sabía hermoso, viril y atractivo. Hijo único de comerciantes prósperos, vivía un mundo de diversión, despilfarro, y vagabundeo.  Al regreso de un viaje a África sintió fuertes dolores corporales y fiebre incontrolable. A pesar de la atención médica y hospitalaria, los facultativos no lograban su curación. Una noche, postrado en cama, con temperatura alta, sudoración excesiva y dolor de cabeza, escuchó una susurrante voz pronunciar palabras que llegaron a su oído en un vaho tibio y carente de emoción:

            ­—“¿Ya vez qué frágil es la vida?... vives alimentando un enorme ego y la superficialidad existencial, no respetas normas y conductas de la sociedad; solo el hedonismo en el que subsistes, te alimenta… En el filo ondulante por el que caminas tendrás que definir tú destino, buscarás cual equilibrista que pendula bajo el cobijo de su pértiga, la estabilidad física y emocional con la que enfrentarás el futuro.

Sé que vivirás la transformación hacia la verdadera imagen que tú ser interior desea; las pasiones y disociaciones se irán reflejando conforme emerja la esencia oculta que te habita…”

Se restableció pronto ante la incredulidad de médicos y familiares. Consideró solo una pesadilla, el sueño pasado y siguió viviendo su inexorable forma de vida, aunque el espejo de su habitación le manifestaba día a día los cambios que sufría su aspecto físico.

 

Frente al revelador cristal admiraba su perfil rectilíneo, levantándo la barbilla mientras cepillaba el terso cabello oscuro, refocilándose con las caricias suaves del cerdamen. La luz de la habitación proyectó la imagen del cuerpo moreno, de torso largo y glúteos firmes. Fijó satisfecho su mirada zarca en la figura mostrada, giró lentamente, admirándose y  pensando: “…sigo viéndome bien”,  sonrió. Terminó de vestirse, alineó las medias, ajustó la falda, se calzó las zapatillas de tacón alto  y salió al mundo a disfrutar una noche más de lujuria, concupiscencia y libertinaje…

 

17 de octubre de 2020

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