El eco
Gárgamel
El eterno reverberador
resguardaba la cañada esperando el paso del sonido para amplificarlo. El trío
caminaba distanciado. Otelo se había detenido a arreglar el morral; su novia y
amigo Yago se adelantaron. Preocupado por el rezago, gritó: ¡Desdémona!, ¿dónde
están…?, ¿…están?, …tan, …tan. Tras algunos segundos, se oyó ¡…haciendo …amor!,
…mor, …mor. Corriendo los alcanzó y de un sablazo degolló a Yago.
—¡¿Qué hiciste, imbécil?!, sólo te contesté: ¡¿Y tú, qué
estás haciendo, amor?!
No hay comentarios:
Publicar un comentario