domingo, 21 de junio de 2015

El viñedo rojo cerca de Arlés

El Viñedo rojo cerca de Arlés


"Sueño con pintar y luego pinto mis sueños".
Vincent Van Gogh

Compré el cuadro El viñedo rojo cerca de Arlés” a Vincent. Le dio gusto por ser la primera obra que vendía y necesitaba el dinero para la adquisición de su material para trabajar. Su personalidad nerviosa y desordenada se refleja en la pintura con pequeñas y gruesas pinceladas que en forma precipitada, esbozan imágenes sencillas, de gracia casi infantil, con campesinas vestidas de azul cosechando uvas barnizadas de vino y la brillantez de un sol amarillo, castigando el camino con su luminosidad, y deslizando rasantes rayos rojos sobre un cultivo tinto que contrasta con los verdes de los arbustos sosteniendo frutos enracimados; una escena típica de la vida cotidiana en la Provenza.

Querido Theo, escribo desde Arlés dónde he tenido una febril actividad creativa. Te cuento qué caminando sobre el cause del Ródano, vimos un viñedo rojo, todo rojo como el vino tinto. En la distancia resultó ser amarillo y, a continuación, un cielo verde con el sol, la tierra después de la lluvia violeta, amarillo brillante aquí y allá, donde captó el reflejo del sol poniente”.* Y te digo que vimos, porque desde hace varios días he tenido presente dentro de mi a Vincent, mi homónimo hermano mayor, al que le usurpé el nombre. Insiste en vivir la vida a mi lado, alegando que le corresponde por haber sido bautizado con ese nombre un año antes que yo. Alega que el morir de recién nacido, le impidió ser un gran pintor reconocido por su genialidad y ser el máximo exponente del postimpresionismo. ¡Ah! Y me aseguró que sus pinturas ¡Sí, se venderían! No soporto su soberbia, y no me lo puedo quitar de encima. Si veo un sol rojo, me lo cambia a amarillo. Si plasmo una noche estrellada, les agrega un halo de tul que las envuelve como con una bufanda. ¡Qué ridiculez! Unas estrellas con frío. Pongo Un campo de trigo con cuervos y adorna el cielo con un par de nubes cursis que parecen hojas de papel arrugadas. Pinto con desesperación todos los días, y en cada cuadro tiene que meter sus manotas ¡Ya no lo aguanto!... ¡le tengo miedo! El mes pasado no acepte su sugerencia de cambiar el color de un rostro de rosa a verde y de  un navajazo me cortó una oreja. Theo, ¡Vincent se ha vuelto intolerable! Con frecuencia me dice:
 “Las pinturas tienen vida propia que nace del alma del pintor.“* ¡Y esa alma… soy yo!
¡Ya me amenazó de muerte!, si no acepto sus sugerencias…

Después del suicidio del pintor, mi cuadro centuplicó su precio —Pensó Anna Boch cuando el famoso coleccionista ruso Sergei Shchukin le ofreció una fortuna por El viñedo rojo cerca de Arlés”. No cabe duda, los pintores tienen que morir para que su obra valga algo en el mercado


*Frases extraídas de las cartas del pintor a su hermano Theo.

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