martes, 9 de agosto de 2016

El secuestro





El secuestro


Jorge Llera


La vida sin libertad
es solo la muerte oculta
en un manto de oscuridad.
Rncer


La sensación de asfixia era exasperante, transpiraba copiosamente por nerviosismo y ansiedad. El áspero costal que cubría la cabeza, le raspaba; la resequedad escozaba su garganta, y una saliva pastosa, enlodada, con sabor a tierra seca, le pegaba la lengua cuarteada  al paladar; dolía al moverla, como si rocas calientes le friccionaran al interior. El calor extenuante lo sofocaba, el sudor profuso que le recorría el cuerpo, empapaba su ropa. Oyó el grito triunfador desde el otro cuarto: ¡Ya pagaron!... ¡Mátalo! Las pisadas lentas resonaron en los adoquines, cronometrando sus últimos momentos; sintió la respiración ronca del sicario junto a él, e inhaló en una náusea un aliento pestilente. Con terror, percibió el sonido metálico del cargador, y… sus esfínteres se aflojaron al escuchar el disparo. El fétido hedor, invadió el ambiente amable de su recámara.


8 de agosto de 2016




           



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