lunes, 3 de octubre de 2016

Masacre



Masacre


Gárgamel


Los rayos candentes del sol de mediodía caen  afanosamente sobre la vieja carreta, que crujiente transita al final del camino pedregoso. El viejo, con la aguijada en la mano, azuza al buey para mantener el paso. El lento caminar del animal en señal de duelo,  enseñorea  la partida de un pueblo hacia la memoria colectiva. La tristeza le encorva el cuerpo;  la desolación como fiel compañera sombrea cada movimiento, aprisionándolo a la historia  como las cadenas a un galeote. Lleva la masacre de  su pueblo sobre la carreta, un símbolo, una mancha más del género humano; el  genocidio de aquella comunidad en un país plagado de corrupción, impunidad y odio. La tristeza y el rencor, no son suyos… son de la humanidad. La carreta llega al final del camino… y avanza hacia su destino, difuminándose  en el horizonte.


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