Amor
controversial
Gárgamel
El erotismo es cuando la imaginación
hace el amor con el cuerpo.
Emmanuel Boundzéki Dongala
Querido, disculpa que
utilice este medio para comunicarme. No me atrevo a servirme de los programas
electrónicos por temor a que puedan ser interceptadas nuestras conversaciones,
no quiero perturbar tu vida familiar. Sé que la presente llegará a ti, porque
la dirijo a la oficina donde laboras. Espero que la destruyas en cuanto la
leas.
Anoche estuve viendo varios de los
videos que nos hemos tomado en los moteles recorridos a lo largo de estos dos
años. Creerás que no me acordaba de alguno de ellos. Fue emocionante: hay uno
del mes de mayo en aquella habitación con paredes de espejos que especialmente
apartaste con anticipación. En la grabación se observan nuestras imágenes en varios
planos. ¿Te acuerdas?
La vi varias veces para disfrutar cómo
fuiste quitándome la ropa y excitando mi ser, con la delicadeza sutil del orfebre
tallando una joya. Tus anheladas caricias se iniciaron desde que cerraste la
puerta de la habitación, me acercaste, y con pequeños besos, recorriste mi
cuello hasta llegar a la boca, lamiste lentamente los labios rozándolos superficialmente,
y con una ligera presión de la lengua tibia,
abriste el manantial ardiente del deseo. Desabrochaste los distintos botones de
mis prendas, y con brusquedad, me despojaste de ellas. Desnudos, recorrimos la
geografía de los cuerpos, explorando humedales que las marismas de la intimidad
liberaban al mimar nuestras turgencias, que respondieron fluyendo humores que
degustamos con deleite, en un rito a Onan.
Parados, y confundidos en un abrazo, nos balanceábamos, cuando hincaste tú
pierna entre mis muslos y, descansé el cuerpo en ella, restregándola con
fruición. La fogosidad nos hizo navegar en un mar de sudor, exhalar vahos
calientes, quemantes, producto de una respiración agitada. Me pusiste contra la pared, y al sentir tu
miembro erecto entre mis nalgas, las levanté
y abrí las piernas para facilitar la penetración, que se dio con brusquedad
pasional; el intenso dolor me provocó un fuerte gemido, que fue disminuyendo al
acoplarse los organismos y comenzar a sentir el calor y el placer de tú cuerpo
moverse dentro del mío; tratando de mantenerte atrapado, apreté aún más mis
glúteos y aceleré el movimiento de entrada y salida, hasta que una descarga de
energía subió precipitadamente al cerebro y estalló intempestivamente en un arrebato
de emociones.
No resistí ver el video sin
alterarme, seguí la secuencia como si estuviera viviendo el momento, me
acaricié y terminé en el mismo instante en que ambos llegábamos al éxtasis.
Ansío que sea jueves por la tarde
para volver a verte, cuento los minutos para estar contigo…
Tuyo
5 de diciembre de 2018
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