Ojos Malignos
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Fija su perversa mirada en mí: sus ojos oscuros, inquisitivos, duros, emiten un brillo de placer sádico. Se quita el sombrero y sin apartar de encima su intimidante mirada, saca del costado aquel verduguillo que ha perforado decenas de cuerpos, lo pasa entre sus labios, y sonríe. Me perturba su imagen; aterrorizado, entro en un pánico incontrolable. Da media vuelta, se pone el sombrero y guarda el arma; voltea al espejo, hace un guiño complice y me llama con un ademán. Tembloroso, incorporo mi ser al suyo, y salimos a cometer un crimen más.
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