domingo, 21 de febrero de 2021

Presagio

Presagio

Gárgamel


…Sentía, cuando decía: “te amo, pero no puedo vivir con la carga de tú inseguridad”, que realmente me estaba expresando su desamor, su hartazgo, el fastidio de nuestra relación; y, entre más lo aseguraba, se acrecentaban mis dudas, formando un vacío caustico, desgarrante, que laceraba mi interior produciéndome sufrimiento, desazón, desesperación, angustia. No encontraba sosiego en ningún lado, deambulaba por las calles sin destino fijo con la ofuscación constante de un sentenciado a muerte o el extravío vesánico de un alma enajenada.

La amaba, hacía todo por halagarla: la mimaba, trataba de cumplir cada uno de sus caprichos… Sus deseos, eran órdenes. Pero entre más lo intentaba, menos la complacía. Entonces, comencé a sospechar que tenía un amante. Eso me perturbó más, la idea se fue incrustando en mi mente de tal forma que, pronto, se convirtió en verdad; una angustia que comprimía permanentemente el pecho se incorporó a mi pesadumbre. 

Contraté un investigador, para desenmascarar su traición. Su dictamen fue negativo. Entonces pensé, qué si aún no lo hacía, si era susceptible de traicionarme en el futuro.

Le hablé a mi amigo Juan, sabiendo que siempre le había gustado Ana, y le propuse la cortejara. No quería, pero después de mucho insistir, aceptó como una muestra de amistad hacia mí.


Hace una hora, en el callejón cercano a la casa de Ana y al amparo de la mortecina luz del farol, los vislumbré recargados en la fachada de la casa de piedra, besándose apasionadamente.

¡Me enardecí, oficial!, saqué la pistola y no importándome sus súplicas, les disparé a quemarropa. Se desplomaron y en un último movimiento, fallecieron tomados de la mano… 

¡Tenía razón, oficial!... ¡Me engañaban!

21 de febrero de 2021


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