sábado, 20 de marzo de 2021

Embestida

                                                                        Embestida

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Por veredas lodosas cercadas de maleza y hojarasca en putrefacción llegaron a los corrales repletos de ganado cerril. Se repartieron el trabajo y comenzaron:

Moisés, trepado a un costado de la manga de manejo* recibía al animal y una vez atrancado por la parte de atrás, ponía el arete con un número en su larga oreja y lo vacunaba contra la fiebre carbonosa. Terminando, se abría una puerta lateral y el bovino pasaba a un corral. 

El retumbar de los pasos apresurados del gigantesco semental y los gritos de los vaqueros azuzándolo, estremeció el ambiente. Con bramidos estruendosos y movimiento constante de su testuz arremetiendo con furia, llegó al lugar; se le puso la tranca atrás y… comenzó a patearla. Moisés aprovechó un momento de descuido para tomarle la oreja y plantarle el arete. El animal reaccionó acometiendo las cercas laterales. La giba del macho al saltar, rozaba el rostro del veterinario. Cargó la jeringa e intentó aplicarla en el cuello, el coloso volteó a verlo con sus globosos ojos amarillentos inyectados de sangre y lanzando un explosivo bufido, se impulsó hacia arriba. El médico trastabilló y con el movimiento, su mano derecha con la jeringa enhiesta, chocó con el brazo izquierdo y el émbolo se hundió hasta el fondo. Moisés perdió el equilibrio y cayó mareado sobre el lomo del animal, que con un corcoveo más, lo lanzó al piso de la manga. Adolorido, abatido y angustiado por no saber las consecuencias de haberse auto vacunado, caminó tambaleante hacia la entrada del embudo…

Oyó a lo lejos el traquetear de las pesuñas sobre la tranca y el ruido de la madera al salir despedida por una fuerte coz. Al voltear apresuradamente, vio al animal revolverse y emprender una embestida contra él. Resonaba el suelo, temblaba al sentir las pesuñas. El bufido estruendoso y la corpulencia del imponente animal,  inmovilizaron a Moises. El instinto le hizo dar un paso lateral y luego adosarse como calcomanía a la cerca… En el tráfago de la embestida, la voz del maestro parecía llegar de muy lejos: “Nunca enfrenten a un animal enfurecido…”

Sólo, a la vera del río, el veterinario lavó su ropa…

*Embudo que termina en un estrecho canal.

20 de marzo 2021








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