Transferencias
Gárgamel
La tía Magdalena vivía en el Oro, poblado rural y minero del Estado de México en una vieja hacienda rodeada de reliquias y personal de servicio. Hacía una cena anual la noche del día primero de noviembre a la que invitaba a la familia y a la comunidad. Era una ferviente adoradora de los muertos. La conmemoración se había hecho costumbre por la abundancia de comida y la original ofrenda, que incorporaba esplendidos arcos de flores de cempasúchil en honor a Cihuacóatl, la recolectora de almas, el papel picado, cuyo afán por volar ayudaba al tránsito entre la vida y la muerte; y la luz de las velas, que en su bamboleo, atraían a las almas al altar sahumado de copal y alejaba a los malos espíritus; la comida y bebida abundaba, y esparcidas entre ellas, la múltiples fotografías de personajes muertos que incitaban a los espíritus a rememorar olores y sabores de su paso por la humanidad.
Ese día, a sus diez años de edad, Felipe observaba desde un balcón el patio de la hacienda desbordante de vida, personas ávidas de contemplar el exhorto a los espíritus de sus seres queridos. Los mariachis animaban la reunión, los fuegos artificiales, tintaban el espacio de múltipes colores. Los adultos comían, bebían y comentaban vidas ausentes, anécdotas, alegrías y fatalidades…
En el balcón vislumbró la distinguida figura de la tía Magdalena hablando sola, moviendo sus brazos y señalando hacia los invitados. Le entró la curiosidad y atravesó el pasillo para llegar a su habitación. En la oscuridad, ella resplandecía por la contraluz; la rodeaban cuerpos translúcidos, evanescentes, que la apretujaban, mostrándo desesperación. Trató de identificarlos y ¡con sorpresa y pavor, reconoció las fotografías de la ofrenda!... Quiso huír, pero su cuerpo no respondió. Paralizado escuchó:
—Esta será mi última transferencia, mi mandato fue cancelado, por lo que lo seguiré hasta que la energía lo permita…
—Tío Juan, ocupa el cuerpo de Anita, la del vestido verde, abuela el de aquél adolescente de pantalones negros… Su voz fue perdiendo fuerza y el cuerpo se encorvó conforme terminaba las designaciones. Una turba de seres translúcidos, la apretujó hasta su desfallecimiento. 4 de abril de 2021
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