jueves, 14 de junio de 2012

La rebelión


La rebelión
Jorge  Llera Martínez
Se constituyó la casilla electoral, aunque no llegaron todos los ciudadanos seleccionados. Hubo que solicitar la participación de algunos votantes que esperaban en la fila. ¡Casualmente había varios maestros! Y el representante del IFE seleccionó a tres; uno de ellos fue designado presidente de la casilla.
Se armaron las mesas de votación y las urnas correspondientes, supervisadas por los representantes de los partidos y observadores. Participaban dos organizaciones: El Movimiento de Renovación Nacional (MORENA) y la  Organización Social de Elementos Alertas (OSEA). Se sentía la tensión en el ambiente y nerviosismo en los funcionarios...se percibía el  olor a fraude.
La primera señal  la dio un anciano que se acercó a los observadores y les dijo qué lo habían amenazado de muerte los hombres de Don Nefrosio -cacique del pueblo- si no votaba por el candidato del PRI. Ante la denuncia de los observadores, la policía  encontró a los  tres gaznápiros amenazantes en la esquina de la casilla y los  alojó en la cárcel municipal.
El supervisor del OSEA  -un tipo  delgado, de ojos hundidos y pómulos salientes, que caminaba encorvado y vestía un traje negro que destellaba por lo gastado- se paseaba constantemente por detrás de la mesa dónde registraban a los votantes, mascullando algunas palabras que manifestaban su disgusto.
Más tarde, uno de los representantes de la Coalición de Izquierda, encargado de entintar los dedos de los votantes, descubrió que la tinta no era indeleble y se tuvo que esperar a que cambiaran las almohadillas.
El observador  seguía recorriendo las filas de ciudadanos, se fijaba en sus caras y volvía a la mesa de votación. No se le quitaba la cara de disgusto.
Por la tarde, se detectó un "carrusel" -el votante pone un papel en lugar del voto y lo lleva a un lugar cercano donde le pagan y comienzan la cadena de mandar  votos para su candidato y recoger boletas en blanco. Detuvieron a cinco burócratas del Estado de México que operaban la fábrica de votos.
Se cerró la votación, se vaciaron las urnas por categorías en diferente mesas y comenzó la clasificación y el conteo y ¡Claro, el número de votos no coincidió con el de votantes, ni con el del Padrón!...era evidente el fraude.
Para el presidente de la casilla, la diferencia de un diez porciento era normal en todas las elecciones...eran errores de la operativa que no debían tomarse en cuenta. Hubo fuertes discusiones entre representantes que dijeron verterían sus protestas en las actas.
Contaron los votos y muchos se nulificaron por estar mal signados. Nuevamente hubo una fuerte discusión entre representantes que consideraban suyo el voto nulificado.
Por fin se terminó el conteo y el resultado para Presidente de la República fue: Enrique Peña nieto, mil doscientos veinticinco votos; Andrés Manuel López Obrador, mil ciento treinta; Josefina Vázquez Mota, quinientos cincuenta y tres; y Gabriel Quadri de la Torre, veinticinco votos.
Cuando comenzaron llenar las actas, se oyó un fuerte murmullo en el exterior del local, que creció hasta ser audible y pronto ensordecedor: ¡Fraude!..¡Fraude!...¡Devuelvan nuestro voto!...¡Devuelvan nuestro voto! El presidente de la mesa ordenó a los policías que alejaran a los revoltosos. La policía no alcanzó a llegar a la puerta cuando cientos de andrajosos esqueletos penetraron al salón gritando: ¡Yo no voto!...¡Yo no voto!...y comenzaron a elevarse de las mesas los votos, formando una nube de papel que oscureció el salón, disipándose lentamente cuando cada uno de ellos voló hasta su legítimo propietario.
Los funcionarios estupefactos vieron que los cientos de esqueletos portaban una manta que decía: ¡ yo soy # 133 !
14 de junio de 2012

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