La rebelión
Jorge Llera Martínez
Se constituyó la casilla electoral, aunque no llegaron todos
los ciudadanos seleccionados. Hubo que solicitar la participación de algunos
votantes que esperaban en la fila. ¡Casualmente había varios maestros! Y el
representante del IFE seleccionó a tres; uno de ellos fue designado presidente
de la casilla.
Se armaron las mesas de votación y las urnas
correspondientes, supervisadas por los representantes de los partidos y
observadores. Participaban dos organizaciones: El Movimiento de Renovación
Nacional (MORENA) y la Organización
Social de Elementos Alertas (OSEA). Se sentía la tensión en el ambiente y
nerviosismo en los funcionarios...se percibía el olor a fraude.
La primera señal la
dio un anciano que se acercó a los observadores y les dijo qué lo habían
amenazado de muerte los hombres de Don Nefrosio -cacique del pueblo- si no
votaba por el candidato del PRI. Ante la denuncia de los observadores, la
policía encontró a los tres gaznápiros amenazantes en la esquina de la
casilla y los alojó en la cárcel
municipal.
El supervisor del OSEA
-un tipo delgado, de ojos
hundidos y pómulos salientes, que caminaba encorvado y vestía un traje negro
que destellaba por lo gastado- se paseaba constantemente por detrás de la mesa
dónde registraban a los votantes, mascullando algunas palabras que manifestaban
su disgusto.
Más tarde, uno de los representantes de la Coalición de
Izquierda, encargado de entintar los dedos de los votantes, descubrió que la
tinta no era indeleble y se tuvo que esperar a que cambiaran las almohadillas.
El observador seguía
recorriendo las filas de ciudadanos, se fijaba en sus caras y volvía a la mesa
de votación. No se le quitaba la cara de disgusto.
Por la tarde, se detectó un "carrusel" -el votante
pone un papel en lugar del voto y lo lleva a un lugar cercano donde le pagan y
comienzan la cadena de mandar votos para
su candidato y recoger boletas en blanco. Detuvieron a cinco burócratas del
Estado de México que operaban la fábrica de votos.
Se cerró la votación, se vaciaron las urnas por categorías
en diferente mesas y comenzó la clasificación y el conteo y ¡Claro, el número
de votos no coincidió con el de votantes, ni con el del Padrón!...era evidente
el fraude.
Para el presidente de la casilla, la diferencia de un diez
porciento era normal en todas las elecciones...eran errores de la operativa que
no debían tomarse en cuenta. Hubo fuertes discusiones entre representantes que
dijeron verterían sus protestas en las actas.
Contaron los votos y muchos se nulificaron por estar mal
signados. Nuevamente hubo una fuerte discusión entre representantes que
consideraban suyo el voto nulificado.
Por fin se terminó el conteo y el resultado para Presidente
de la República fue: Enrique Peña nieto, mil doscientos veinticinco votos;
Andrés Manuel López Obrador, mil ciento treinta; Josefina Vázquez Mota,
quinientos cincuenta y tres; y Gabriel Quadri de la Torre, veinticinco votos.
Cuando comenzaron llenar las actas, se oyó un fuerte
murmullo en el exterior del local, que creció hasta ser audible y pronto
ensordecedor: ¡Fraude!..¡Fraude!...¡Devuelvan nuestro voto!...¡Devuelvan
nuestro voto! El presidente de la mesa ordenó a los policías que alejaran a los
revoltosos. La policía no alcanzó a llegar a la puerta cuando cientos de
andrajosos esqueletos penetraron al salón gritando: ¡Yo no voto!...¡Yo no
voto!...y comenzaron a elevarse de las mesas los votos, formando una nube de
papel que oscureció el salón, disipándose lentamente cuando cada uno de ellos
voló hasta su legítimo propietario.
Los funcionarios estupefactos vieron que los cientos de
esqueletos portaban una manta que decía: ¡ yo soy # 133 !
14 de junio de 2012
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