domingo, 9 de septiembre de 2012

¿Conflicto generacional?


¿Conflicto generacional?
(corregido)

Jorge Llera
Desolado, triste y molesto a Conrado se le escurrían las lágrimas mientras caminaba con rumbo desconocido para tranquilizarse y pensar un poco mejor en el lío en que se había metido. Tenía que definir sus próximas acciones y hacerse cargo de la decisión tomada. Ciertamente había sido muy impulsivo al decirlo, tal vez  era mejor conciliar y aceptar que sus padres tenían razón y respetar las normas de conducta establecidas en su casa.
¡Pero no!...¡Él ya no era un niño! y deberían tratarlo diferente que a sus hermanos menores.
Le parecía una intromisión en su vida privada que cada vez que salía tenía que decir a dónde iba y cuánto se tardaría.¡Qué! ¿No les bastaba con el "ya vengo"? o, ¿Por qué tenía que llegar antes de las diez de la noche si ya tenía quince años y era capaz de cuidarse solo? ¡Era la burla de sus amigos! Con eso de "buenas noches, hasta mañana, que Juan pestañas ya va a dormir"  Eso lo denigraba y lo hacía ver como "hijo de mamita".
Las calificaciones en la escuela era otro sufrir seis, siete, nueve o diez ¿Que importaba? Só eran números. En balde todos los pleitos y aventuras que le habían dado una jerarquía dentro del grupo, bastaba una llamada a su celular para que ese prestigio se derrumbara ¡Regresa a casa inmediatamente, son las once! Como si yo no trajera reloj.
La decisión de irse de su casa era la adecuada. Eso les enseñaría a sus padres que su libertad debía ser respetada.
Vivió dos días en la casa de Juan, tres en la de Ernesto y...Así fue girando de casa en casa hasta que le fueron vetados cada uno de los albergues. Sin trabajo, dinero, comida y hospedaje, no tuvo más remedio que regresar a casa.
-Bien hijo, bienvenido, pero  ya sabes que el que vive en esta casa, debe de respetar las normas de conducta establecidas y los valores morales que aquí se practican.
Ante la contundencia del discurso, se hizo el propósito de no tener más conflictos y ajustar su vida a lo establecido. Y ¡Qué caray! tenía un magnífico medio de vida, con su padre como gerente de una casa de bolsa y su madre presidenta de la congregación de "Santa Teresita del niño Jesús" todo era rectitud y buenas costumbres.    
Conrado salió temprano de la escuela, Rodrigo se ofreció a llevarlo a su casa. Cuando doblaban por la avenida cinco, Rodrigo, señalando el carro de adelante le preguntó: ¿No es tú mamá la que va en en ese carro?
- Sí, parece ser ella y el auto parece ser el de Toño, mi vecino. Ya no pudieron corroborarlo porque fueron atrapados por un embotellamiento en el crucero siguiente.
Durante la cena, con toda la familia presente, Conrado le comentó a su mamá: - Te vi en la mañana  en el carro de Toño, por la avenida cinco.
- No hijo, te has de haber confundido, estuve toda la mañana en la congregación.
 Por prudencia no insistió, aún cuando estaba seguro que había sido ella la del carro.
Sonó el celular del padre y disculpándose contestó: - Si...hola Jefe, a sus órdenes.
¿Un millón a las Caimán y otro a Ginebra? ¿Mañana? ¿En efectivo? Sí espero al "Piolo" como de costumbre. ¿jefe, descuento mi comisión?, gracias. No se preocupe, yo le confirmo en cuanto se haga.
No terminó de cenar, subió a su cuarto y acostado en su lecho, confrontó su realidad.
 
 2 de octubre de 2012

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