viernes, 18 de mayo de 2018

Felicidad perenne



FELICIDAD PERENNE

Jorge Llera

Recostada en el diván, Dorotea, con lágrimas en los ojos, la angustia marcada en su rostro enfermizo y una evidente desesperación reflejada con movimientos involuntarios de los dedos de la mano izquierda, refería  al terapeuta:
            ¡Sí, doctor, estoy peleada con mis hijos! No me comprenden, siempre quieren intervenir en mi vida y no me permiten ver a los nietos.
Sí, soy divorciada; el infeliz me dejó hace varios años, por su secretaria y… ¡no me pasa pensión!
            No, doctor, no tengo amigas. Las tenía, pero eran unas chismosas, siempre metiéndose en lo que no les importa y hablando mal de mi…
            Qué ¿por qué me corté las venas?, pues por ser infeliz, ya no aguanto esta vida. He venido con usted los últimos años y sigo igual. Estoy al borde de la locura… ¿No hay otra forma de buscar la felicidad?...
            El terapeuta se excusó:
yo no lo recomiendo, pero si usted quiere… 
Sacó una tarjeta del escritorio, y se la entregó:
Centro de Felicidad A.C.
¿Sufre? ¿No soporta su existencia?
¿Está desesperado y no encuentra solución?
¡Nosotros podemos ayudarlo!
Le proporcionaremos la felicidad que anda buscando
mediante el  desarrollo científico de emociones placenteras
y el incremento de sus capacidades para lograr una vida plena.
Tel. (669) 7687435

Cuando el taxi del aeropuerto la dejó en el Centro de Felicidad, le impresionó la blancura contrastada del edificio con el azul del mar en el horizonte, y la claridad del día escondiéndose en un travestismo de color,  parsimonia y seducción tras el telón oscuro de la bruma crepuscular.
            El doctor Alesky Wosniak, director del Centro le explicó que la terapia actuaba en dos planos estimulando zonas cerebrales investigando recuerdos: “los de enojo, amargura y desagrado, los retarda lixiviándolos poco a poco, hasta hacerlos inocuos. Los placenteros, los recrea y prolonga a fin de afirmar la individualidad, seguridad, y confianza del paciente, ayudándolo a valorar los aspectos importantes de su vida. Los estímulos prolongados de la zona del placer retardan las sensaciones, emociones y disfrute del erotismo, extendiendo el goce extremo de actos sexuales en realidad virtual, y generando recuerdos que el paciente anhela repetir; lo que le provoca aferrarse a la vida”. La terapia tendría una duración de un mes y le aseguraban un futuro promisorio.
            La primera sesión de la mañana, después del desayuno, era la de lixiviación. Como la más conflictiva, le costaba trabajo iniciar con ella. Entraba a la cápsula y a sufrir con los recuerdos ingratos hasta que se iban diluyendo lentamente. Después de esa sesión, seguía el disfrute de aventuras, anécdotas, sucesos, sentimientos y emociones olvidados o escasamente recordados, reproducidos y ampliados para el deleite y degustación de Dorotea.
            Comía rápidamente para asistir a la sesión de Creación erótica, en dónde se extraían los recuerdos más apasionantes de la vida, y se proyectaban virtualmente frente a ella, retocándolos con personajes y acciones que la imaginación creaba. Sentía los roces y movimientos, el peso de la pareja en el contacto con su cuerpo; la inhalación y exhalación de las respiraciones apresuradas; el calor, sudor y olor de ambos cuerpos excitados; los abrazos rudos, y los besos sensuales; la lengua caliente y húmeda acariciando el interior de la boca. Y al final, los movimientos convulsivos que la llevaban en un  paroxismo de placer al relajamiento y laxitud breve, para repetir nuevamente el rito hasta desfallecer.
           
Faltaban dos días para el término de la terapia, Dorotea era otra, dinámica y positiva caminaba erguida por los pasillos de la clínica. Con un proyecto  de vida por delante y ansías por disfrutar la vida.
Con la terapia, se había hecho asidua al sexo virtual, y sabiendo que pronto acabaría, quiso experimentar el disfrute máximo que la máquina le podría proporcionar:
Exhausta al salir de la sesión de Creación Erótica, fingió dirigirse a su habitación, esperó que el doctor Wosniak y la enfermera, salieran y cerraran la sala de terapia. Aguardó un poco más y entró forzando la puerta. Encendió los controles, y programó el aparato para toda la noche, en el esquema retardado de excitación máxima…

En el velatorio, repleto de familiares y amistades, el desfile alrededor del féretro es constante, la gente sonríe al mirar el cuerpo, y vuelve a hacer el recorrido. Afuera de la sala se hacen corrillos comentando la extraña muerte; Las que algún día fueron amigas de Dorotea se entretienen buscando información en el celular…
Llegó el padre Amaro e hizo el recorrido correspondiente con el crucifijo en una mano y el agua bendita en la otra, esparciendo el líquido sobre el cuerpo amortajado. Al llegar al rostro, duplicó la dosis, y se dirigió  frente a los dolientes  para celebrar la eucaristía.
Al llegar a la homilía, comentó:
— …La hermana Dorotea, era devota y participativa en las acciones de beneficencia de la sociedad. El Señor la premió acogiéndola en su seno y llevándola directamente a la gloria celestial, lo que se demuestra por la cara de satisfacción y gozo que aún después del rigor mortis, conserva, digamos unas oraciones para su eterno descanso…
            18 de mayo del 2018


           

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