FELICIDAD PERENNE
Jorge Llera
Recostada en el diván,
Dorotea, con lágrimas en los ojos, la angustia marcada en su rostro enfermizo y
una evidente desesperación reflejada con movimientos involuntarios de los dedos
de la mano izquierda, refería al
terapeuta:
—¡Sí,
doctor, estoy peleada con mis hijos! No me comprenden, siempre quieren intervenir
en mi vida y no me permiten ver a los nietos.
Sí, soy divorciada; el infeliz me dejó hace varios años, por
su secretaria y… ¡no me pasa pensión!
No, doctor, no tengo amigas. Las
tenía, pero eran unas chismosas, siempre metiéndose en lo que no les importa y
hablando mal de mi…
Qué ¿por qué me corté las venas?, pues
por ser infeliz, ya no aguanto esta vida. He venido con usted los últimos años
y sigo igual. Estoy al borde de la locura… ¿No hay otra forma de buscar la
felicidad?...
El terapeuta se excusó:
—yo no lo recomiendo, pero si
usted quiere…
Sacó una tarjeta del escritorio, y se la entregó:
Centro
de Felicidad A.C.
¿Sufre?
¿No soporta su existencia?
¿Está
desesperado y no encuentra solución?
¡Nosotros
podemos ayudarlo!
Le
proporcionaremos la felicidad que anda buscando
mediante
el desarrollo científico de emociones
placenteras
y
el incremento de sus capacidades para lograr una vida plena.
Tel.
(669) 7687435
Cuando
el taxi del aeropuerto la dejó en el Centro
de Felicidad, le impresionó la blancura contrastada del edificio con el
azul del mar en el horizonte, y la claridad del día escondiéndose en un travestismo
de color, parsimonia y seducción tras el
telón oscuro de la bruma crepuscular.
El
doctor Alesky Wosniak, director del Centro le explicó que la terapia actuaba en
dos planos estimulando zonas cerebrales investigando recuerdos: “los de enojo,
amargura y desagrado, los retarda lixiviándolos poco a poco, hasta hacerlos
inocuos. Los placenteros, los recrea y prolonga a fin de afirmar la
individualidad, seguridad, y confianza del paciente, ayudándolo a valorar los
aspectos importantes de su vida. Los estímulos prolongados de la zona del
placer retardan las sensaciones, emociones y disfrute del erotismo, extendiendo
el goce extremo de actos sexuales en realidad virtual, y generando recuerdos que
el paciente anhela repetir; lo que le provoca aferrarse a la vida”. La terapia
tendría una duración de un mes y le aseguraban un futuro promisorio.
La primera sesión de la mañana,
después del desayuno, era la de lixiviación. Como la más conflictiva, le costaba
trabajo iniciar con ella. Entraba a la cápsula y a sufrir con los recuerdos
ingratos hasta que se iban diluyendo lentamente. Después de esa sesión, seguía el
disfrute de aventuras, anécdotas, sucesos, sentimientos y emociones olvidados o
escasamente recordados, reproducidos y ampliados para el deleite y degustación de
Dorotea.
Comía rápidamente para asistir a la
sesión de Creación erótica, en dónde se extraían los recuerdos más apasionantes
de la vida, y se proyectaban virtualmente frente a ella, retocándolos con
personajes y acciones que la imaginación creaba. Sentía los roces y movimientos,
el peso de la pareja en el contacto con su cuerpo; la inhalación y exhalación de
las respiraciones apresuradas; el calor, sudor y olor de ambos cuerpos excitados;
los abrazos rudos, y los besos sensuales; la lengua caliente y húmeda acariciando
el interior de la boca. Y al final, los movimientos convulsivos que la llevaban
en un paroxismo de placer al
relajamiento y laxitud breve, para repetir nuevamente el rito hasta
desfallecer.
Faltaban
dos días para el término de la terapia, Dorotea era otra, dinámica y positiva
caminaba erguida por los pasillos de la clínica. Con un proyecto de vida por delante y ansías por disfrutar la
vida.
Con la terapia, se había hecho asidua al sexo virtual, y
sabiendo que pronto acabaría, quiso experimentar el disfrute máximo que la
máquina le podría proporcionar:
Exhausta al salir de la sesión de Creación Erótica, fingió
dirigirse a su habitación, esperó que el doctor Wosniak y la enfermera,
salieran y cerraran la sala de terapia. Aguardó un poco más y entró forzando la
puerta. Encendió los controles, y programó el aparato para toda la noche, en el
esquema retardado de excitación máxima…
En
el velatorio, repleto de familiares y amistades, el desfile alrededor del
féretro es constante, la gente sonríe al mirar el cuerpo, y vuelve a hacer el
recorrido. Afuera de la sala se hacen corrillos comentando la extraña muerte;
Las que algún día fueron amigas de Dorotea se entretienen buscando información en
el celular…
Llegó el padre Amaro e hizo el recorrido correspondiente con
el crucifijo en una mano y el agua bendita en la otra, esparciendo el líquido sobre
el cuerpo amortajado. Al llegar al rostro, duplicó la dosis, y se dirigió frente a los dolientes para celebrar la eucaristía.
Al llegar a la homilía, comentó:
— …La hermana Dorotea, era
devota y participativa en las acciones de beneficencia de la sociedad. El Señor
la premió acogiéndola en su seno y llevándola directamente a la gloria
celestial, lo que se demuestra por la cara de satisfacción y gozo que aún
después del rigor mortis, conserva, digamos unas oraciones para su eterno descanso…
18 de mayo del 2018
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