domingo, 20 de octubre de 2019

Tres historias


Tres historias

Gárgamel
Girasol
Apolo, en su infinita necesidad de ser admirado, esparció por el mundo una planta cuya flor lo admirase en su recorrido diario. Cientos de años conservaron los vegetales el fervor fanático con el que se adoraba a ese dios mitológico. Complacía y glorificaba el ego de él. El tiempo cambió al planeta  y la devoción de la planta… devino en fototropismo.  

obsesión
Al oír la voz en la calle, corría a esconderse… “¡Chamacos malcriados! ¡Miedosos que vendan!//¡ Y niños que acostumbren dar chillidos o gritar!// ¡Cambio, vendo y compro, por igual!”*… Se sabía en falta, y ese pregón lo perturbaba, lo perseguía día y noche como una pesadilla que a la larga, lo alcanzaría. Tomó de la mano a Miguel, su hermano menor y, regresó a casa con un balón de fútbol.
*Francisco Gabilondo Soler (Cri Cri)

Candado

Decía su madre qué, cuando lograra encontrar el amor, no lo soltara; lo cuidara y alimentara cada día con muestras de cariño y devoción; que viera a su mujer como lo más sagrado de su vida:  esa era la forma de conservarla por siempre; así, nunca lo abandonaría. Y, Rutilio, siguió al pie de la letra los sabios consejos.
            Volteo hacia el altar con la imagen de ella cercada por veladoras, y se persignó. La miró tendida en la cama, y con emoción, le dijo que la amaba. Tomó su portafolios, cerró el candado de la celda y… salió a trabajar.


20 de octubre de 2019

lunes, 14 de octubre de 2019

INVEROSÍMIL

INVEROSÍMIL
Gárgamel
El gobierno del naciente Estado de Quintana Roo esperaba el proyecto de desarrollo que se estaba elaborando para importar a ejidatarios de Michoacán y establecer un centro de población. Lorenzo, un Inspector de campo del Banco de Crédito Rural, y un topógrafo de la Secretaría de Agricultura, fueron comisionados para recabar información. Una caminata de veinte kilómetros entre la inescrutable selva alta, parajes sólo conocidos con amplitud por los trabajadores extractores de chicle. Se esperaba su regreso por la tarde…

En la  pequeña oficina del Banco de Crédito Rural, en Valladolid, Yucatán, con el bochorno del mediodía tropical adhiriéndose untuoso a la transpiración de las personas que laboraban en el recinto, y una escasa brisa, filtrada débilmente por las estrechas ventanas, que acariciaba tenuemente, con  largos y etéreos dedos, a los trabajadores, se abrió la puerta abruptamente, y una sofocada mujer, atribulada, y nerviosa, con dos pequeños a su regazo, llegó hasta la oficina del gerente de la sucursal, con la angustia reflejada en el rostro. María, la esposa de Lorenzo, le informó que éste no había llegado por la noche. Preocupado, el funcionario se comunicó con el topógrafo. Le informó que después de mucho caminar, habían localizado el lugar, y recabado la información. Al regreso, discutieron sobre el rumbo a tomar, y él siguió el que consideró correcto, llegando por la noche a casa.
Se organizaron varias cuadrillas de búsqueda que partieron en la madrugada. Regresaron por la noche sin haberlo encontrado.
El tercer día, avionetas y helicópteros de diferentes instituciones, rastrearon el espacio aéreo sin éxito. María, ante los resultados adversos, y desesperada, acudió por la tarde con el chamán del poblado, un anciano de saberes primigenios, respetado y querido en Valladolid. Enterado del problema, pidió ropa y enseres personales de Lorenzo y se encerró varias horas en una habitación. Al salir, les señaló: 
—Me he concentrado para contactar el pensamiento de Lorenzo... lo he logrado. He sentido su desesperación y angustia; el miedo, la sed y el hambre que lo tiene derrotado. Exasperado, ha tratado de extraer agua de las hojas y tallos de las plantas, se ha alimentado con ellas irritándose boca e intestinos. Ha caminado los dos días sin rumbo fijo, abriéndose paso en lo intrincado de la selva,  escuchando con desesperación el pasar de las aeronaves, sin ser avistado. Trae una revólver y le queda sólo una bala, cuatro las usó tratando de cazar animales para sus sustento. Está dispuesto a suicidarse si no logra salir de la selva, mañana…
El chamán, volvió a su habitación con la intención de inducir mentalmente a Lorenzo a caminar en un círculo, para que no se alejara más, y que lo encontraran alguno de los grupos de búsqueda que saldrían en la madrugada, precedidos por un trabajador chiclero. 

Llorando de desesperación, con la garganta seca y el paladar inflamado por la sed intensa que lo enloquecía, se dió cuenta que había caminado toda la noche en círculos. Era media mañana, y rendido por el esfuerzo inútil realizado durante los tres días perdido en la selva,  el fatalismo se aferró a su ser, sacó el revólver de la cintura dispuesto a cumplir la decisión tomada sobre su límite de lucha. Introdujo la bala en el cilindro, preparó el percutor, y con el brazo temblando acercó el cañón a la sien, con el dedo puesto en el gatillo. Esperó un instante y respiró profundo antes de apretarlo... 
Al exhalar lentamente, creyó escuchar a lo lejos voces gritando su nombre...

domingo, 6 de octubre de 2019

¡Ten fe, Anselmo!...

¡Ten fe, Anselmo!...
Gárgamel

Decidieron aceptar la invitación del Alcalde de la ciudad de Palma de Mallorca. La Mayor de las islas Baleares los recibió con el calor agradable y húmedo del clima mediterráneo al bajar de la aeronave. La  acosadora brisa, se enseñoreaba sobre la cabeza de Estela, doblegando el ala ancha de su sombrero, que con dificultad sostenía con una mano. 
Al salir del aeropuerto So Sant Joan, los esperaba un chofer uniformado con un cartel en la mano: “Magistrado Alonso Zambada”. Se aproximaron a él. Se identificó como empleado del Alcalde Mateu Iserm. Le entregó una tarjeta de bienvenida, la invitación a cenar al día siguiente, y los transportó en una limusina al hotel Nixe Palace, en dónde previamente les habían reservado habitaciones. 
            Estela recorrió la espaciosa suite deleitándose con la elegancia y suntuosidad;  asombrada por el recibimiento, le comentó:
Me habías dicho que conociste al Alcalde cuando estuviste en Nueva York como testigo en el juicio del “Chapo”, pero no sabía el grado de estimación que te tenía.
No, es sólo la cortesía a un colega Magistrado. Cuándo le avisé que aceptábamos la invitación, se mostró encantado de atendernos.
Pues disfrutemos su atención y visitemos la ciudad, dijo Estela con una amplia sonrisa…
Comenzaron el paseo disfrutando el transitar por las estrechas calles medievales, caminaron hasta la catedral de Santa María ¾la Seu¾, templo de estilo gótico levantino construido a la orilla de la bahía de Palma, asomado al mar sobre las murallas romana y renacentistas, cuya construcción se inició en el año de 1229después de la conquista de la isla por la Corona de Aragón. El rey Jaime I, decidió derribar la antigua gran mezquita de Medina Mayurca para construir el gran templo dedicado a Santa María. 
El sol del mediodía acrisoló el ambiente y se resguardaron en el manto algente que les tendieron las tres capillas paralelas de la catedral, pretexto para sonsacar la religiosidad de Elisa, que aprovechó la ocasión para orar en cada una de ellas.
Anselmo, desesperado por la tardanza, la rescató de la telaraña celestial apresurándola a seguir el recorrido. Al salir, Estela le confesó que había sentido una emoción tan grande en ese lugar, que se estremeció al punto de llorar; estaba segura que pronto, la vida de los dos iba a cambiar. Aprovechó para decirle que era un descreído, y recalcarle:
¡Ten fe, Anselmo!... ¡ten fe! 
Caminaron a la Fundación y museo de Pilar y Joan Miró ¾el máximo pintor surrealista español. En el lugar, admiraron la reproducción de la pintura: “El bodegón del zapato viejo”, obra que tiene alusiones a la guerra española. También, la cerámica, esculturas y grabados del artista Barcelonés que vivió en la mayor de las Baleares.
Al día siguiente visitaron el castillo de Belliver,  construido entre 1300 y 1311, un sueño gótico de planta perfectamente circular, que desempeñó al principio las funciones de residencia de la monarquía; después de fortaleza y por último, de prisión.
Por  la noche, la limusina del Alcalde pasó a recogérlos al hotel para llevarlos al restaurante Tito’s. Estela vestía un vestido rojo, largo, escotado, de espalda abierta; él, con esmoking.
Los recibió el Alcalde, acompañado por el dueño del establecimiento. 
Les presento al señor Tolo Cursach, dueño del lugar y de media isla, dijo sonriendo. 
Pasaron una velada amena, entre platillos regionales, vinos de la península, plática sobre sus experiencias en la isla. Anselmo, bromeando, se quejó de que con las compras excesivas de Estela, iban a necesitar más maletas; los acompañantes celebraron el comentario.
 Se abordó en las conversaciones, también el tema político; en especial, la actuación del magistrado como testigo en el juicio del narcotraficante mexicano. Se fotografiaron brindando y sonrientes en un ambiente de camaredería.
Pasaron dos días más en la isla. Al regresar al hotel después de un viaje en velero, encontraron en la recepción un juego completo de maletas de excelente calidad, regalo del Alcalde, con una nota de despedida:
“Estimados amigos, espero hayan disfrutado su estancia en esta bella isla. Les deseo un buen viaje y les ruego acepten este presente, como muestra de amistad y respeto al ejercicio profesional del Magistrado.”
Mateu Iserm


El vuelo procedente de Barcelona llegó puntual. Los pasajeros esperaban su equipaje junto a la banda. Un río de  maletas asomó turbio y lento escoltado por el rumor sordo de un mecanismo cansado. La gente, apiñada alrededor de ese gusano, esperaba pendiente sus pertenencias. Anselmo, en la segunda fila, observaba por los intersticios que dejaban los cuerpos, el paso de los equipajes. Los distinguió a la distancia, y como cazador en espera de su presa, dejó que se acercaran las tres grandes y relucientes maletas. Las retiró, metiéndose entre la gente. Al acomodarlas para iniciar la inspección en la aduana, lo rodearon varios agentes, pidiendo los acompañara. Se identificó como Magistrado del tribunal Supremo de Sinaloa. Preguntó ¿por qué se le detenía? Sin contestarle, lo llevaron a un salón apartado y abrieron las maletas: Sólo ropa y enseres personales. Con una sonrisa de satisfacción iba a cerrarlas, cuando un agente desgarra con una navaja el forro… 
Acomodados en la superficie interna de todas las maletas, asomaron pequeños paquetes, conteniendo un polvo blanco.
¡Esta usted detenido por tráfico de estupefacientes! Le espetó el oficial más cercano a él. Tiene el derecho de permanecer callado…
Elisa, apartada del grupo, llorando desesperada, le gritó a la distancia:
¡Ten fe, Anselmo!... ¡ten fe! 


Los medios de comunicación de la mañana siguiente, informaban de la detención del Magistrado, gracias a una delación anónima que incluía las fotografías de su cómplice en el extranjero: El narcotraficante más peligroso de Europa, Tolo Cursachs.


30 de septiembre de 2019


Y bien, ¿sobre qué escribo yo ahora?

Y bien, ¿sobre qué escribo yo ahora?

Gárgamel
Estoy sin una idea sobre qué voy a escribir, en un vacío que me ahoga e inquieta y con el riesgo de estar todo el día frente a la pantalla… y, nada. Esto me sucede cuándo no he encontrado un tema, armado someramente la trama, y esbozado el final. Cuándo, como ahora, el principio incierto en el arranque de la vieja locomotora, tardará en violentar sus chirriantes primeros giros, para lastrar una  cauda de furgones con ensueños y fantasías.
He seleccionado el tema, ahora se sienten los primeros balanceos, la máquina arranca,  y con ellos llegan a la mente algunas ideas: El antihéroe, el ¡Diablo!
           P.-¿¡Por qué no!?
R.- Porque puede afectar la susceptibilidad de algunos al remitirlos a una introspección, o incitar el miedo primario a un castigo eterno, o más aún, recordarles que no están cumpliendo con  los preceptos impuestos, por una religión represora, castrante y vengativa; comandada por un dios justiciero que los llamará a cuentas en el Juicio Final, y un antihéroe seductor, confrontador de los valores sociales.
P.-¿Es el ser de los mil nombres, el receptor de los pecados del mundo? ¿El que atesora la maldad de la humanidad en el muladar de la historia? ¿El que controla el mundo? 
R.-¡Claro! El qué actúa, peca. Y él, cosecha. Peca el humano desde el nacimiento y sigue pecando toda su vida. Pero ahí está el clero, ¡divino clero, impoluto, liberador! ¾un pecador, igual a ti o peor¾, la mano de Dios en el mundo: para purificarlos. Como máquinas en mantenimiento: cambio de aceite, lavado, engrasado, y ¡listo!, ¡A pecar!

Pensé que Belcebú sonreiría al escucharlos, y reaccionaría levantándose de su cómodo trono, dirigiendo su vista al mundo, y poniéndose las manos alrededor de la boca, emularía una bocina; y con voz retumbante emitiría un mensaje, que traspasaría raudo los negros nubarrones centellados por relámpagos, opacando el infinito:
            “¡La diré sólo una vez!... ¡Y que mi palabra recorra el mundo impulsada por el viento y las olas del mar; repercuta en las montañas a través expansivo eco, y difunda este mensaje, entre en las consciencias humanas!:
            ¡A Dios, lo creé yo!, lo hice para controlar al hombre con el miedo a pecar y perder el paraíso; y la inestimable ayuda del clero hipócrita, corruptor, expoliador de los pueblos y favorecedor de las burguesías. 
           ¡Tampoco existo yo, como tal!...  Soy la negrura del corazón humano, la ambición del poder, la riqueza y la fama… 
Los antivalores, que los van a destruir”. 

6 de octubre de 2019