Tres
historias
Gárgamel
Girasol
Apolo, en
su infinita necesidad de ser admirado, esparció por el mundo una planta cuya
flor lo admirase en su recorrido diario. Cientos de años conservaron los
vegetales el fervor fanático con el que se adoraba a ese dios mitológico. Complacía
y glorificaba el ego de él. El tiempo cambió al planeta y la devoción de la planta… devino en
fototropismo.
obsesión
Al oír la voz en la calle,
corría a esconderse… “¡Chamacos malcriados! ¡Miedosos que vendan!//¡ Y niños
que acostumbren dar chillidos o gritar!// ¡Cambio, vendo y compro, por igual!”*…
Se sabía en falta, y ese pregón lo perturbaba, lo perseguía día y noche como
una pesadilla que a la larga, lo alcanzaría. Tomó de la mano a Miguel, su
hermano menor y, regresó a casa con un balón de fútbol.
*Francisco Gabilondo Soler (Cri Cri)
Candado
Decía
su madre qué, cuando lograra encontrar el amor, no lo soltara; lo cuidara y
alimentara cada día con muestras de cariño y devoción; que viera a su mujer como
lo más sagrado de su vida: esa era la
forma de conservarla por siempre; así, nunca lo abandonaría. Y, Rutilio, siguió
al pie de la letra los sabios consejos.
Volteo hacia el altar con la imagen de
ella cercada por veladoras, y se persignó. La miró tendida en la cama, y con
emoción, le dijo que la amaba. Tomó su portafolios, cerró el candado de la
celda y… salió a trabajar.
20
de octubre de 2019
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