Testigo
Corría al saberse hombre muerto si lo atrapaban, lo torturarían y
cercenarían sus miembros para posteriormente asesinarlo. Los territorios
se respetaban y el violó el pacto. En su carrera, atravesó callejones repletos
de puestos, sonidos estridentes y luces multicolores de la mercancía en
exhibición. Los pasillos repletos de comerciantes y compradores dificultaban su
escapada, y sus perseguidores, a escasos metros gritaban que parara,
apuntándole con sus armas. La persecución llevaba media hora y habían recorrido
gran parte de Peralvillo y Tepito, sus barrios. Jadeando, sudando por la
agitación y exhausto por el esfuerzo, se dirigió a una calle cerrada de
edificaciones altas. Los perseguidores estaban a no más cien metros de él; desesperado
tocó repetidamente una puerta hasta que se abrió, se cerró precipitadamente al
traspasarla. Recorrió pasadizos oscuros que lo llevaron a otra calle. Aliviada
la tensión, caminó tranquilamente hacia el billar pensando: Bendita Colonia, tiene atajos que no conoce
Dios.
Al fondo del penumbroso local, donde sólo pequeñas lámparas
iluminaban las mesas de juego, el Zurdo
departía entre un corro de subalternos. Lo vio a lo lejos y lo llamó haciendo
un ademán con el brazo. Cuando estaba a pocos pasos, se levantó y lo abrazó:
—Ya supe
que te escapaste de pura suerte por la casa del Chucho: ¡Bien Hecho! Vamos a
seguir invadiéndolos, hasta que dominemos sus territorios.
Sabás lo
jaló del brazo y habló sólo para él:
—Mira Zurdo, la verdad ya quiero dejar esto.
Pienso irme al otro lado y buscar chamba por allá…
—Es una
lástima, Sabás, se van a quedar desprotegidas tu mamá y hermana. Ya ves como
son por aquí: tu mamacita ya está grande y podría tener un accidente y Danielita
con sus quince años, es un manjar para el negocio… No las dejes solas. Estando
tú con nosotros, viven protegidas.
Meditó por varios días su situación. Estaba maniatado, no tenía
posibilidades de sobrevivir; si continuaba invadiendo territorios lo iban a
matar, torturándolo. Y si no lo hacía, el Zurdo la tomaría contra su madre y
hermana.
No le
quedó alternativa.
—Sí, detective, acepto el trato: un mes de interrogatorios en una casa
resguardada, viviendo con mi madre y hermana; si la información que obtengan es
de utilidad, me darán nueva personalidad, casa y trabajo en un lugar distante…
—¡Sabás! ¿Ya escuchaste el noticiero? Agarraron al Zurdo y a toda la banda,
les decomisaron armas y droga. Dice el locutor que por lo menos serán diez años
de sentencia.
—Sí,
Daniela. A nosotros nos trasladan mañana, prepárate.
—San
Cristóbal de las Casas, madre. Me llamo Pedro y nos apellidamos González.
Venimos de Puebla y soy trabajador de limpieza en el hospital del Seguro
Social. Por favor, no hagas amistades.
—Yo
estoy en la Comisión Federal de Electricidad, mamá, y me llamo Matilde, dijo
Daniela.
El tiempo es únicamente el espacio entre
nuestros recuerdos y a Daniela, se le habían distanciado demasiado. Añoraba a
Isidro y odiaba que por la estupidez de su hermano, tuvieran que vivir ocultos
y con otras personalidades.
—Madre,
hoy es el cumpleaños de Isidro, llevo tres años sin verlo, lo voy a felicitar
por internet. No le digas nada a Sabás. Creo que exagera en sus precauciones,
el Zurdo y su banda siguen presos…
Hoy cumplimos cuatro años de una vida nueva,
valió la pena el esfuerzo. Invitaré a Daniela y a mamá a cenar y tal vez ya
vaya siendo el tiempo de relajarnos un poco y hacer amistades. Daniela necesita
conocer amigos, la he tenido muy restringida. Desde hoy comenzaremos a socializar.
Se los comentaré en la cena.
Llamó a su casa para avisar a su madre: el teléfono timbró persistentemente
hasta que una voz masculina contestó:
—¿Pedro
González?
—¿Quién
es usted?
—El Zurdo manda saludos y te recuerda lo que
dijo de tu madre, que estaba muy vieja y podía sufrir un accidente.
Desgraciadamente, lo tuvo. Una fuga de gas y la explosión consumió la cocina, no
sobrevivió. ¿Sigue Danielita tan hermosa? ya estamos preparando su debut. Y tú,
¡más vale que empieces a correr, cabrón! Te damos esa ventaja…
—¡Vamos Danielita, camina! Nos adentraremos en la selva por la noche, el
aeropuerto y las central de autobuses deben de estar vigilados…
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