martes, 17 de junio de 2014

Amistad

Amistad



Un amigo es alguien que lo sabe todo de ti
 y a pesar de ello te quiere
Elbert Hubbard


Ahí va caminando Pedro rodeado de amigos, como de costumbre. Su buen humor y compañerismo permiten que nunca ande solo. Seguramente van al partido de futbol. No me atrevo a ir con ellos porque aún no le he pagado las monedas que me prestó. Me comprometí a devolverle el dinero hace un mes. La verdad, no he podido juntarlo. Seguro pensará que me estoy haciendo el desentendido. No ha dicho nada, no me ha cobrado, pero sé que lo hará.
            Saludó desde lejos levantando la mano y dirigiéndome una sonrisa. Tal vez piense que actuando así le pagaré más rápido. No quiero que me considere moroso y por el retraso, no  vuelva a prestarme. Si pudiera cubriría la deuda. Lo molesto es sentir su coacción.
           Agradezco me haya salvado con unas monedas del apuro económico y sufro cuando estando juntos, condescendiente sonríe; platica de todo con una complacencia que me descontrola, y no habla del préstamo. Parece el juego del gato y el ratón: se divierte atrapándome y dejando que huya, hasta que en cualquier momento se canse; es un artilugio sadomasoquista, el arma que lo sitúa en una posición de dominio constante, le otorga el poder de control sobre mis acciones y opiniones. Me somete, y obliga a una amistad servicial, como pago de intereses usureros.
            Hablé para explicarle mi incapacidad de solventar la deuda, y contestó que no me preocupara, esperaría el tiempo necesario, no le urgía el dinero. Sigue lastimándome con su indulgencia y lo disfruta. Estoy desesperado, no se qué hacer.
            Sigo dado vueltas al asunto del préstamo de Pedro, y lleguoma la conclusión que con mis ingresos actuales no podré pagar. Además, su bonhomía molesta, su personalidad confronta, revelando lo más oscuro que hay en mí. Como espejo refleja lo contrario de lo que soy, descubre la mezquindad que me carcome… la maldad que habito. Y ante esta situación, no hay mas que dos opciones: transformar mi modo de pensar y actuar en la vida, practicando la ética y los valores morales de la sociedad o, desaparecer el azogue reflectorio de mis debilidades…
            Lo cité por la noche en el Cerro del Capulín, lugar apartado del pueblo y deshabitado. Se extrañó, y para evitar suspicacias le dije que quería tratar un asunto íntimo de familia.
            Escucho el ruido que hace al subir por la vereda, el crujir de ramas de los arbustos se oye cada vez más cercano. Agazapado entre la maleza, observo el claro por donde pronto aparecerá Pedro. La luminosidad de la luna da vida de plata a la espesura, mientras la tensión  está por desencadenar la energía acumulada por el tiempo de espera que me liberará del compromiso. Percibo su cercanía, distingo el movimiento entre los arbustos, espero que cruce por el claro y… ¡aprieto el gatillo! Al escucharse la detonación el ambiente se altera, la existencia modifica el rumbo y el destino  trastorna  mi vida…
           
En la crujía, espero con paciencia el término de la sentencia de seis meses por la caza furtiva de un ciervo, y aguardo la respuesta de Pedro, mi amigo, sobre la solicitud del préstamo para pagar la multa.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario