El
Diligente rayo
Gárgamel
En la tarde
lluviosa, el tendero correteaba al escuincle que le había robado varias barras
de chocolate. Agitado y sudoroso, veía que se alejaba a pesar del esfuerzo que hacía por alcanzarlo.
Se paró, y levantando los brazos al cielo, imploró al Divino: ¡Qué lo parta un
rayo! ¡Broooommm!, se escuchó como respuesta inmediata del elíseo y… desde
entonces son dos gemelos los que lo roban.
12 de julio de 2016
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