El compadre
Comadre que no le mueve
las caderas al compadre,
no es comadre.
Refrán popular
En esa fecha, cambió mi vida. Prudencio llamó a la carpintería para celebrar el día del Compadre en la cantina "La Mundial". Quise resistirme, pero insistió: —Nomás una, Pedro, para que no pase desapercibido nuestro cariño. Y, como yo le había bautizado al niño... me sentí obligado y lo acompañé. Después de varias rondas, me despedí porque tenía que entregar unos muebles. Estaba cortando las tablas y pensando en la anatomía de mi comadre, cuando de repente vi manchas en la madera y mi mano sangrante, sin el dedo índice. Lo recogí e injertaron en el hospital, pero desde entonces quedó rígido. Dejé la carpintería por temor a usar las máquinas y me dediqué a jugar dominó de apuesta en la cantina. Ahí fue donde me localizaron los verdes, me propusieron sacarle partido a mi dedo erecto. Ahora soy diputado y lo utilizo frecuentemente; mis contrincantes temen a mis señalamientos y me llaman "Pedro el admonitorio".
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