Controversia en la biblioteca
“El mundo se puede leer”
Jorge Luis Borges
Al
final, todos nosotros somos lo mismo: pensamientos encerrados en hojas de
papel, letras comprimidas entre paredes de cartón, con diferente organización
en las palabras y con significados muy dispares -eso sí. Ideas y emociones
embaladas, listas para usarse. El primer producto empaquetado por el hombre
para consumo general, no perecedero; de fácil manejo y almacenamiento, sólo
lleva un riesgo: el de ser adictivo. Y Los efectos, modifican la vida del usuario ampliando el universo de sus conocimientos.
Orgullosamente formo parte del más trascendente invento del hombre en su
desarrollo como especie animal.
He
sido leído miles de veces desde que salí al mercado varios lustros atrás y me
depositaron en este recinto, dónde el silencio reina abrigando a la lectura y
al entendimiento, perturbado solo por el eco de los pasos y los cuchicheos
esclarecedores de dudas.
No tengo la culpa de ser quién soy;
tampoco me arrepiento de mis contenidos: Lolita,
representante importante de la literatura erótica: Un padrastro una adolescente que introduce a su hijastra al mundo de la sexualidad y se desquicia ante un
amor imposible. Nací de la mente de Nabokov
y he viajado por la imaginación de cada lector cubriéndolo de fantasía, deseo,
felicidad y conflictos. Soy el portador de la historia, el vehículo que utiliza
el escritor para manejar a placer y conveniencia las emociones en sus relatos.
Me
siento a gusto con mi falta de notoriedad, no aspiro a destacar ni a que me
guarden ninguna pleitesía, como gran parte de los eruditos y las buenas conciencias que pueblan algunos
lugares de este recinto. Respeto y admiro a los creadores del género erótico:
desde Boccaccio, y Chaucer, hasta Sade, Henry Miller, Almudena o Antonio Gala.
Estoy en los números ochocientos
–según la clasificación decimal de Dewey- y vivo cómodo dentro de la
profundidad del pasillo, acompañado del ancestral Kamasutra, del Amante de Lady Chatterly, de Emmanuelle y muchos más.
Estoy molesto con el movimiento que promueven
los dictadores del pensamiento único que habitan en el pasillo 200 (Religión,
teología) que, acompañados por un pequeño grupo del pasillo 100 (Filosofía y
Psicología) y a través de ideas anticuadas, quieren condicionar al erotismo
sólo al acto de la procreación en un marco social y moral dictado por ellos, estigmatizando
lo lúdico y pasional de las relaciones amorosas y quitándole sentido a la vida.
Han movido las conciencias de sus lectores, para que se reduzcan nuestras áreas
y nos arrumben en el sitio más oscuro de éste lugar. La parte más conservadora
de la sociedad los apoya.
Me enteré, por la información que nos
llegó del pasillo 000 (Ciencia de los computadores, información y obras generales)
de que acaban de sustituir al Director de la biblioteca. Se notaron cambios al
poco tiempo: nos mandó alumbrar el área y… ya nos vemos; aumentó los anaqueles
y están llegando nuevos compañeros. Como consecuencia han proliferados nuestros
lectores.
Toda la biblioteca se percató y nos
transmitieron su felicitación los del pasillo 300 (Ciencias sociales)
señalándonos que siempre han estado de nuestra parte y nos exhortaron a que
sigamos siendo tan ilustrativos.
Con gran alborozo, nos mandaron
felicitar los del pasillo 400 (lenguas) indicando que nos apoyan
incondicionalmente y paladean nuestro triunfo. Es lo menos que esperábamos de
los de ellos.
Los de los 500 y 600 (Ciencia y
Tecnología, respectivamente) nos piden que les demos nuevos retos, que sólo les
sugiramos algo y ellos se encargarán del diseño.
También los 700 (arte y recreación)
emocionados nos tratan de organizar una fiesta, quieren que nosotros
proporcionemos los temas.
Los del pasillo 900 (Historia y
Geografía) de manera fría e impersonal, nos comentaron que a ellos… sólo les
interesa ver qué pasa.
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