domingo, 2 de junio de 2013

Nadie sabe para quién trabaja


Nadie sabe para quién trabaja
Jorge Llera
Con admiración para Sir Joseph Alfred Hichtcock
Maestro del género de suspenso
(1899 - 1980)

Entraron intempestivamente encapuchados y armados, eran alrededor de diez individuos qué rápidamente se dirigieron a la mesa dónde se divertían desde hace algunas horas un grupo de amigos; los cercaron y amagaron con pistolas y metralletas obligándolos a salir del Bar Heaven, para introducirlos en dos camionetas blancas que los esperaban a la puerta del antro situado en la Zona rosa.  Algunos testigos afirman que las camionetas traían logotipos de la Procuraduría del Distrito Federal.
            - Lo que te conté lo sabemos por los noticieros; las autoridades no han querido dar información - dijo Eusebio a Jorge Ortiz - El tanque - famoso narcotraficante de Tepito, recluido en la cárcel con una sentencia por diez años por narcotráfico que  preocupado trataba de averiguar el destino de su hijo Jerry.
            - Debe ser en venganza por el pendejo que nos echamos en el Black la semana pasada; se quiso pasar de listo, invadió nuestra zona de trabajo y pagó las consecuencias. Busca a Román y dile de mi parte que pare la bronca; negociaremos la vida de mi hijo. Y llama a Juliana, que venga a verme de inmediato.
            Alta, delgada, vistiendo un overol azul pálido, resaltado por la caída de su sedosa cabellera negra, garbeó su  imagen elegante y altiva por los groseros pasillos del penal para presentar sus documentos y accesar a la visita conyugal. Se quitó las gafas oscuras que le cubrían gran parte de la cara y se presentó como la concubina de José Ortiz. Por la importancia del reo no fueron necesarios muchos trámites, ni revisión y fue llevada a la celda especial.
            -Juliana, voy liberar a mi hijo de las manos de Román que lo tiene secuestrado. En cuanto lo haga, ejecútalo limpiamente, que parezca circunstancial y que no se sospeche de mí.  Tómate tú tiempo.
            Eusebio y Román sentados en una banca del solitario y olvidado parque, alimentaban a las palomas mientras concertaban compromisos que permitirían el respeto de rutas y vidas que asegurarían la tranquilidad del barrio bravo, su residencia. Se despidieron con un apretón de manos, retirándose en direcciones contrarias -como sus negocios- con el frío viento de la tarde como testigo mudo de una incipiente paz.  
            Jerry apareció en una calle del centro de la ciudad la madrugada del tercer día, golpeado, pero entero. De todos los demás, aún no se sabe nada, la policía sigue investigando...
            Época navideña, de amistad, paz y amor en el barrio bravo. Luces multicolores alegran las calles, los destellos intermitentes  hacen ver más estrechas las calles y los puestos repletos de mercancía navideña se sitúan codo a codo como en una multitudinaria y ruidosa manifestación. Los múltiples compradores, transitan lentamente por pasillos casi desaparecidos; gritos de  vendedores animan el ambiente y el sonido estridente y constante de las bocinas contamina el espacio. Es la locura de compra de fin de año y el auge en las ventas del barrio bravo.
            ¡El estruendo de la explosión del tanque estacionario se escuchó en toda la colonia! La onda de calor se extendió a varios edificios destruyendo vidrios y ventanas. Una abundante lluvia de proyectiles impactó a comerciantes y compradores. Caos y desolación en lo que antes fue alegría navideña.
            “En la conflagración ocurrida antier en el barrio de Tepito, murieron veinte personas y 
hay 50 más en los distintos hospitales de la Capital. En el edificio dónde explotó el tanque de gas estacionario, falleció el conocido traficante Román Martínez, líder de una de las bandas de maleantes más conocidas del barrio bravo”
            “Y… Tepito no las trae consigo ya qué: en una riña en el penal Oriente del Distrito Federal, fue asesinado José Ortiz, alias el El Tanque, famoso narcotraficante. Hasta el momento no ha sido identificado el asesino”.
            Eusebio recibió a Juliana en la camioneta blanca con el logotipo de la Procuraduría del Distrito Federal, la invitó a sentarse a su lado y le entregó el sobre con la cantidad comprometida.
2 de junio de 2013

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