jueves, 26 de octubre de 2023

Una raza superior

 Una raza superior

Gárgamel

El ruido ensordecedor de las máquinas entrando por la calle principal, anunció la avalancha de odio irracional, que en torbellino de violencia, llegaba intempestivamente al pueblo de San Marcos, colindante con la presa El Triunfo, en la oscuridad verdosa de las altas montañas de la Sierra Madre. 

Cuál aves de rapiña cercando a su presa, decenas de motocicletas coparon las entradas y salidas del poblado, impidiendo la movilidad de las personas, que amedrentadas, se refugiaron en sus hogares cerrando puertas y ventanas. Individuos con cascos de extraños adornos, chamarras o chalecos de cuero con el símbolo de la suástica en la espalda, botas altas y pañoletas rodeando el cuello e individuos de cabezas rasuradas o melenudos con espesas barbas comenzaron a apearse de sus vehículos.

Con megáfono en mano el líder del grupo se plantó al centro de la plaza principal. El pecho al descubierto mostraba un gran tatuaje del águila Nazi y los dos rayos, característicos de la Gestapo. Anunció:

⏤ ¡El día de hoy, tomamos este pueblo para fundar la Nueva Alemania! Será el inicio de una nación de pureza étnica nacional. Fortaleceremos la creación de una nueva raza, Desde ahora, seré su Führer, su dirigente, que los llevará a alcanzar niveles altos de desarrollo y ampliar, a corto plazo, nuevos territorios.

El tenso silencio se infiltró en una bruma pesada por las casas y comercios, impegnando de un viscoso temor a las familias. Se abrió una puerta y con paso lento la figura delgada de una mujer de mediana edad avanzó hacia el autoelegido líder. Con lenguaje pausado y tono cauteloso, le expresó: ⏤Mi Führer, el consenso de la población es aceptar su liderazgo y someternos al mandato. Sólo le pedimos que nos permita celebrar una misa en la ermita de la montaña para rezar por la nueva era.

⏤Adelante, acudan con su dios, mientras designamos a las nuevas autoridades.

El párroco del pueblo, con la capilla llena, al llegar a la eucaristía, leyó del Génesis 7, el Diluvio: …⏤El señor dijo: “¡yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches!”… 

Las esclusas de la presa se abrieron de golpe vomitando olas gigantescas que arrasaron a la Nueva Alemania y a su raza superior.


 





jueves, 12 de octubre de 2023

Decisión

 Decisión

Gárgamel

En el  comedor, con el pastel de la celebración de dieciocho años sobre la mesa, el matrimonio observaba  la escalera por la que bajaban, con risas y comentarios chuscos, los hermanos. Adela y María, las mayores y Oscar, el celebrado. Las mini faldas estampadas y cortas, continuadas por unas medias oscuras delineaban las delgadas figuras juveniles. Los  peinados de las tres cubrían con tersura el cuello y resaltaban el sutil maquillaje.

El rostro del padre se ruborizó y en un estallido de cólera, avanzó hacia la escalera; con los ojos inyectados de sangre y espumando saliva por las comisuras de la boca, le espetó a Oscar a centímetros de su cara:

¡Jotos en mi casa, no! ¡Jamás lo aceptaré!

Lo cacheteó con brusquedad hasta hacerlo trastabillar. La segunda cachetada explotó los sollozos del jóven mientras sus mejillas coloreaban el dolor y los gemidos entrecortados, recibían la incomprensión y el desprecio. 

La madre y las hermanas, gritándo con desesperación, se abalanzaron sobre el agresor para impedir el castigo. 

Oscar se levantó y con la firmeza que le proporcionaba su convicción, se dirigió a su padre y con femenina voz, lo enfrentó:

—Padre, siempre has sabido que soy diferente, quisiste que me endureciera obligándome a practicar deportes bruscos. Te respeté y traté de practicarlos, pero fui la burla de todos mis compañeros, como lo he sido en la escuela y en la vida: acosado, degradado, anulado, despreciado…

¡Entiende, soy mujer, en el cuerpo de un hombre!

¡Y a partir de hoy, afrontaré mi realidad al precio que sea! Voy a iniciar una nueva vida… 

Tomás abrió la puerta y al abandonar Oscar el hogar, las velas del pastel  apagaron su luz con el aire frío de la noche.

Los callejones estrechos albergaron su húmeda soledad  y cuando los rayos de una sutil claridad iluminaron las tejas rojas de los techados, deslizándose por los muros cuál culebras doradas,“le sorprendió ver que la Ciudad dormitaba todavía”* 

Caminaba sin saber adonde ir derramando su angustia sobre el pecho, cuando las hermanas la alcanzaron:

—¡Regresa, hermosura, mamá te espera! Te hemos buscado por todas partes, papá nos abandonó.

*Oh, Ciudad de los sueños rotos

John Cheever


miércoles, 4 de octubre de 2023

Reconciliación

Reconciliación

Gárgamel


El viento frío de la madrugada filtraba la triste figura de Inocencio recargado en el añoso árbol frente al balcón de su amada Obdulia, esperaba que el día amaneciera, con una rosa roja entre las manos y la esperanza de recuperar la relación rota. 

Había vagado por la ciudad en una confusión angustiante que le oprimía el corazón y le impedía razonar con coherencia. Obdulia  con sus negros ojos plenos de cólera le había dicho tajantemente:

— ¡Ya no te quiero..., contigo no hay futuro…, eres el peor error de mi vida... No quiero saber más de ti!

A pesar de todo, estaba dispuesto a recuperar al amor de su vida y para lograrlo, “tenía que tener presencia”, se dijo.

Cuando la belleza de los ojos negros salió  por la mañana rumbo al trabajo, se apartó del  viejo árbol de la calle de Francisco Sosa y  la enfrentó, ofreciéndole su amor en una flor. Obdulia la tomó, la tiró al suelo, la pisoteó y siguió caminando con  la soberbia de una diva y el desprecio de su altivez en el horizonte, hasta abordar el autobús.

La esperó al salir del restaurante a la hora del almuerzo. Caminaba desparpajada y sonriente, escoltada por dos compañeros de trabajo. Se econtró a Inocencio, que con una caja de chocolates y una sonrisa, le ofrecía el postre. El rostro se tornó áspero, desagradable, colérico. Tomó el regalo, repartió el contenido a los amigos y siguió su camino, sin dirigirle siquiera la mirada…

Por la tarde, al salir del trabajo, Obdulia se dirigía a la parada de autobuses en Avenida Universidad, cuando fue interceptada por dos individuos con intención de subirla a un automóvil estacionado frente a ellos. Se defendíó a patadas, arañazos, forcejeando con desesperación y angustia, pero la sometieron. Cuando la introducían al automóvil, sintieron una andanada de puñetazos y patadas en el cuerpo, de tal manera que , para defenderse, abandonaron a Obdulia. Sacaron sus cuchillos y contraatacaron apuñalándolo, dejando el cuerpo sangrante de Inocencio sobre la acera, al emprender la huída.


En el hospital, antes de fallecer por las heridas, Inocencio recibió de Obdulia un beso de agradecimiento… Él pensó que fue de reconciliación.


Octubre 4 de 2023


jueves, 28 de septiembre de 2023

La taquería homeopática

 La taquería homeopática



Su trabajo en la Secretaría de Salud era el de sellar las recetas médicas para evitar que  fueran adulteradas, hasta que un día llegó la máquina que hacía lo mismo, más eficiente y rápidamente y... lo mandaron a descansar. Tras su jubilación los compañeros comentaban que la oficina se veía distinta desde que se fue el Chava, como que faltaba algo: faltaban sus camisas de cuadros y el termo del café en el escritorio.

Pronto se dio cuenta de que la pension  jubilatoria no le alcanzaba para mantener a la familia y que tendría que poner un negocio. Estuvo meditando durante largas horas en su sofá preferido, acompañado de cervezas y botanas para estimular su creatividad. La estimuló hora tras hora hasta que llegó la gran idea: 

¡Una taquería homeopática!

Había leído en algún lugar, que la homeopatía utiliza para curar las mismas sustancias que dañan al organismo, pero en dosis reducidas. Por lo que ideó administrar los medicamentos dentro de los tacos y bebidas preparadas. Así, alimentaba y curaba al mismo tiempo. ¡La gran solución! ¡La integración de los servicios de salud y alimentación!

Puso su puesto enfrente de una clínica del Seguro Social —amparándose de inmediato para que no lo desalojaran las autoridades— con un vistoso anuncio en la parte alta y a todo lo largo del negocio, que decía en color rojo bermellón: 

Tacos homeopáticos de El Salvador 

Y en letras más pequeñas de color amarillo contundente: 

bebidas curativas y energizantes a base de hierbas, frutas y sales minerales"

No tardó en tener éxito, pues los pacientes de la clínica —después de cinco horas de espera y quince minutos de consulta— desesperados porque no les daban los medicamentos, caían bajo las garras de El Salvador.

— ¡Pásale güero...pásale! ¿Qué te duele? ¿ Que te aqueja?... para tú mal del corazón ¡Aquí tengo tú molleja!

Se acercaba la clientela y después de diagnosticarlos en menor tiempo que lo hacía el médico, les surtía la receta.

—para tu diarrea: tres tacos de tripa y un licuado de epazote con perejil y limón. El tratamiento dura tres días, así que mañana te espero a la misma hora. Pasa a la caja, son cincuenta de los tacos y el licuado; y treinta de la consulta.

¿Que tienes flebitis? ¡No, lo que pasa es  que la sangre se te está amorongando! Necesitas 2 tacos de moronga en chile verde y un atole de membrillo. Venme a ver cada tercer día, pero vente caminando, porque necesitamos que circule la medicina. 

—¡Don Chava, dos tacos de carnitas!

—¡Espérate, que estoy dando consulta¡ Y no te auto mediques, deja que yo te recete.

Tenía tres meses funcionando exitosamente la taquería-consultorio, cuando se presentaron los inspectores sanitarios acompañados de policías y clausuraron el changarro, no sin antes haberle gorreado un "menudo" y unos tacos de chorizo.  

Lo llevaron con el Ministerio Público y le imputaron al menos siete delitos que implicaban penas por más de diez años, por lo que no alcanzó fianza. Lo recluyeron en prisión hasta ser enjuiciado. 

El Salvador  lleva tres años en prisión y aun no le dictan sentencia porque, por extraño que parezca, nadie ha confirmado los cargos. Los incriminantes, murieron de fuertes dolores intestinales y convulsiones. En el acta de defunción el forense asentó: Deceso por accidente de trabajo

Don Chava sigue practicando su ciencia en la crujía cuatrocientos quince del Reclusorio Central. Las autoridades se lo permiten —yo diría que fomentan su ejercicio profesional— porque ha contribuido a reducir el hacinamiento y los gastos de mantenimiento del lugar, logrando, en poco tiempo, que cada recluso cuente con su propia celda.




Águila o sol

 Águila o sol…


Gárgamel



"Se llama sueño americano porque 

hay que estar dormido para creerlo." 

George Carlin.



El movimiento lento y ruidosamente mecánico, acompasaba el traqueteo constante,  monótono, adormecedor, eterno, que lo llevaba a imaginar el latir del corazón de aquel gigante animal que con su potente rugido avisa a los desamparados que los llevará a alcanzar un mundo de riquezas materiales (el regreso del humano a un paraíso perdido por la ambición, consustancial a la especie). Un mundo de abundancia en alimentos, lujos, comodidades, vida placentera, como lo había visto en infinidad de películas  en el televisor de  Don Gervasio, dueño de la tienda del pueblo, que por unas cuantas monedas, los acercaba a un mundo diferente y envidiable. 

Había dejado a la Toñita y a sus cuatro hijos con sus padres, prometiéndole que, en menos de un año, iba a mandar por ellos: “Seremos gabachos, tendremos coche, casa con jardín, un bonito perro y todos hablaremos inglés”, les dijo.

No podía dormir de contínuo por miedo a rodar y caer del lomo de la bestia y ser masacrado en las vías, o que sus pertenencias fueran robadas, especialmente el teléfono celular, que era el medio de comunicación con sus seres queridos. El atroz cansancio lo consumía, era el décimo tren que abordaba desde su salida de Ixtepec. El lugar en la línea central del vagón, era un privilegio que implicaba cierta seguridad. Cuando la fisiología de su organismo le demandaba atención, solicitaba ayuda para que lo sostuviesen, esa era la única solidaridad que recibía de los acompañantes.

Faltaba poco para llegar a Nogales, Sonora, última parada para la entrada al ensueño americano. Su organismo le exigió una liberación y solicitó ayuda a dos vecinos para que lo sostuvieran: se bajó los pantalones, trusa y tomando ambas manos de los apoyos, se acuclilló…

Las manos se abrieron… El sentimiento de vacío se acompañó de un alarido amortiguado por el rugido de la bestia avisando su llegada al poblado.

La mochila abierta descubrió el celular. El sonido persistente, como una angustiosa premonición, fue acallado por el ganador del volado… 


28 de septiembre de 2023


jueves, 21 de septiembre de 2023

Mutismo sórdido

 Mutismo sórdido

Gárgamel

Era su segundo café, el sabor ácido en la boca le indicaba una halitosis molesta causada por las emociones negativas en el transcurso del día y la tensión de la espera para definir el transcurso de vida; tomaba agua para disminuir la incomodidad que le causaba una resequedad en la garganta y la pastosidad chiclosa de su lengua. Las manos nerviosas, apoyadas sobre la mesa, entrelazaban los dedos y acariciaban el delicado anillo de compromiso, con impaciencia. La poca clientela del pequeño restaurante poco a poco abandonaba el lugar cubriéndose con sus abrigos, sombreros y embozados en abrigadoras bufandas. Al exterior el invierno crudo fustigaba con violentos vientos helados la ciudad de New York. Las temperaturas alcanzadas en ese invierno eran las más bajas en muchos años. 

Casi la medianoche y no llegaba… 

Los meseros se preparaban para cerrar el lugar, era la última cliente y, decidió salir.

Con lentitud se incorporó, acomodó el sombrero flapper de modo que la cabellera quedara cubierta por las alas caídas de la prenda en la parte posterior y las laterales. La mirada triste y cansada confirmaba la desilusión del sueño que la inclemencia de una realidad infausta le azotaba la cara en el vendaval gris de su historia. Se cubrió el cuello con las solapas de pelo de marta del grueso abrigo y salió a enfrentar la crudeza de la intemperie.

Caminaba lentamente entre fárragos húmedos que le rebasaban las botas, sin rumbo fijo, sin interés en nada que le rodeara, con solo un pensamiento rondando en su mente: 

“Se perdió el saber que ha engendrado una nueva vida…”


Abrió los ojos deslumbrándose con la claridad de una mañana fría, la comodidad de un lecho tibio, el adormecimiento de las piernas, manos y un dolor sordo en el bajo vientre…

Al llamado del timbre entró la enfermera, le explicó que la ambulancia la había recogido en la calle, en atención a el aviso de un automovilista que la vio inconsciente en la banqueta. La llevaron a urgencias y debido a la hipotermia tan intensa con la que llegó, el feto no había resistido. El dolor que sentía era consecuencia de un legrado…

La enfermera, compungida y con cierto nerviosismo, le entregó el anillo de compromiso que habían recuperado al amputar el dedo congelado…

El gemido de un corazón palpitante vociferando la negación de la información provocó un alarido sordo que, desbordando sus párpados, resbaló a través de las mejillas y empapó el ambiente de tristeza y soledad. 

El mutismo fue la respuesta, el llanto interior consumió su escasa energía, cerró los ojos y desfalleció…


21 de septiembre de 2023


miércoles, 13 de septiembre de 2023

Concierto de justicia

 Concierto de justicia

Gárgamel


La imaginación imagina de noche

 aquello que no haya de día.

Ramón Llull


La bruma oscura fría y húmeda, enmarcaba la habitación acobardando al albo haz, qué con timidez se deslizaba en la entreabierta ventana y reptaba sigilosamente por la pared posterior. En el suelo, el escritor, reclinado sobre el muro y abrazando las rodillas, fijaba la vista en el contorno alargado de aquella colorida máscara africana que colgaba en la pared de enfrente, adquirida en su último viaje a Senegal en un bazar de la aldea de Tambacounda. Representaba el rostro de un ser mítico de grandes poderes. Su boca plana, alargada y los párpados abultados semiabiertos, le impresionaban por su frialdad y crudeza.

Estaba angustiado, desesperado y pesimista. Le habían detectado cáncer hepático y metástasis en órganos adyacentes, con pronóstico terminal. Seis meses, dijo el médico…

En ese trance, después de horas de victimización, compilación de recuerdos y análisis de vida, un rumor leve en el interior de su organismo, cómo un quejido lastimero en un principio se fue acrecentando al percutir las paredes internas y desbordar en su garganta en un grito: ¡Permanencia!... ¡trascendencia!... No quería morir, ¡aún no! No había terminado de transmitir sus pensamientos, conceptos, creencias, pasiones, visiones…

           ¡Trascender!, necesitaba trascender y la narrativa era su única manera de hacerlo.

“¡Pensamientos y sentimientos, es lo que vaga en el etéreo, la herencia de la humanidad que ha dejado el lastre físico!”, oyó en su interior. Instintivamente, miró a la máscara, los ojos entreabiertos, de un brillo amarillento, se fijaban en él.

“Tienes poco tiempo de vida física y una necesidad enorme de trascendencia. Te haré un favor con un pago recíproco. Abriré el acervo etéreo del pensamiento universal para alimentarte de las ideas para tú obra, con la condición de que en los relatos describas la historia de sufrimiento y maldad que han sufrido los pueblos africanos…”

Con fervor luminoso la claridad de la tibia mañana desplazó a la oscuridad arrumbándola en las comisuras de las paredes y en su transitar, le dio calor al entumido cuerpo del escritor e iluminó el escritorio dónde permanecía el inconcluso relato.


Septiembre 13 de 20


martes, 18 de abril de 2023

La suerte

 La suerte

El buscón de Zalamea


Caminaba por la calle de Francisco Sosa en Coyoacán, los vetustos árboles sombreaban mi deambular en el ambiente otoñal que la suave brisa acariciaba sutilmente. En ese atardecer, la ocre hojarasca desairada por el follaje caía y bailoteaba en el viento, para desfallecer finalmente en el embaldosado. Al circular por añejas construcciones que enmarcaban el entorno y se prolongaban en el horizonte, me sentía protegido por la historia y tradición que observaron en su existencia. 

Necesitaba esclarecer mi vida, definir acciones sobre el trabajo y especialmente, en el aspecto sentimental. Analizaba el actuar de varios subordinados y directivos de otras áreas que, en aparente colusión, trababan mis iniciativas o las hacían fracasar. Aunque me estresaba el tener que combatir o negociar para obtener mejores resultados, eran gajes del oficio y se irían solucionando, para bien o mal, en el tiempo.

En el aspecto sentimental, era diferente. La relación con Carmela cada día era más fría y distante. Los eventuales encuentros eróticos, se habían convertido en rutinas insulsas que no satisfacían a ninguno y por el contrario, contribuían a distanciarnos más. Últimamente sospechaba que tenía otra relación. Los celos me alteraban y eran motivo de constantes discusiones…

A media cuadra de distancia observé un grupo de mujeres extrañamente vestidas, de vistosos atuendos largos, algunas con chaquetilla y blusas abombadas en las mangas; cubiertas las cabezas con pañoletas con estampados; aretes grandes y pulseras doradas. Al acercarme, tres o cuatro me abordaron y con afabilidad y confianza, me preguntaron si quería saber mi destino: 

—El pasado, presente y futuro, está marcado en tus manos. Nuestro encuentro no es coincidencia, los astros se interesan en ti, por eso nos encontramos, dijeron.

—Dame tu mano derecha y deposita en ella un billete, me indicó una mujer morena, joven, de grandes ojos negros, nariz recta y boca grande —de un color bermellón atrayente—, con amplia sonrisa.

Dado que precisamente estaba en un momento de análisis de mi vida, decidí aceptar el ofrecimiento y saqué un billete de cincuenta pesos de mi cartera y los deposité en la palma de mi mano. Con suavidad me la extendió sobre la suya y comenzó a delinear las líneas marcadas. Las demás me rodearon y se acercaron para mirar.

—Mira, güero, esta línea horizontal es la de la cabeza y la de abajo es la de la vida. Parece que ahora tienes muchos problemas en el área productiva. Aquí me dice que confíes en la persona que en el trabajo se encuentra frente a ti, su influencia te ayudará a resolver problemas…

 ¡Claro, pensé, Armando es íntimo del jefe y me tiene en alta estima!

—Para leerte la línea del corazón, tu mano debe cubrirse de otro billete.

Volví a depositar otro billete en la mano y ella continuó:

—Tú línea muestra que has tenido pocos amores y aquí —señaló una bifurcación—se ve un conflicto y una línea delgada que se separa. Puede ser o separación o infidelidad…

El alma se me fue al piso, se me aceleró el pulso y comencé a sudar. Titubeando, pregunté:

—¿Qué puedo hacer?...

—Mira, güero, pon doscientos pesos en mi mano y te daré un ensalmo que hará que tu mujer te adore, que no quiera apartarse de ti, que seas el prototipo de hombre que añora.

Le di el dinero y me entregó el gotero con el elíxir que salvaría mi vida.

De regreso a casa quise tomar un taxi, pero no encontré mi cartera. Era de noche, quise ver la hora y tampoco estaba mi reloj, que me había quitado: “para que fluyera libremente mi destino”. Grité a todo pulmón: ¡Pinches viejas rateras! Y emprendí el regreso a pie con el ánimo descompuesto.

En la cena, puse tres gotas del elixir en el vaso de Carmela y comimos en silencio. Me quedé a leer un poco en la sala y cuando llegué a la recámara ¡Me esperaba Carmela con un negligé negro y una pasión contenida, que no tardamos en satisfacer! Una hora después, la exigencia de amor se repitió. En la madrugada, volvió a suceder. Y Carmela, no dejó pasar el mañanero.

¡Gracias, brujas!, grité dentro de mi.

La paradoja de mi vida es que:

¡Aún no termina el mes y… ya tengo miedo de llegar a casa!


18 de abril de 2023


martes, 11 de abril de 2023

La corrida

 La corrida

El buscón de Zalamea


Me dispuse a disfrutar el domingo por la tarde de la corrida de toros en la plaza de Las Ventas, en Madrid, sin tomar en cuenta a lo que me dijo un viejo amigo: “Ver los toros por televisión, es como hacer el amor en línea”. 

Como lo segundo ya no es mi problema, me dediqué a preparar lo primero: Me puse el atuendo de ancestral aficionado a la tauromaquia —boina, bufanda, chaleco tejido, pantalón holgado, pañuelo blanco (imprescindible para pedir orejas y rabo) y mis inseparables alpargatas—. Preparé la bota con vino tinto, furnet, coñac, granadina y jugo de uva. Puse a mi lado la mesa con los quesos, el jamón serrano y las tapas. Saqué del humidor unos puros cohiba tamaño Churchill, el cortador, el mechero y me arrellané en el super cómodo sillón puff reclinable.

Sintonicé el canal tres en el momento en que se iniciaba la Feria de San Isidro; el paseíllo con los clarines y timbales repicando, me emocionaron. Desfilaron los alguaciles, montados a caballo, seguidos por los toreros con la montera en la mano; banderilleros, picadores en sus monturas, los monosabios y los caballos de arrastre. Buen momento, me dije, para bautizar la bota…  Inicié mi labor con un trago astringente y largo que castigó mis papilas, y haciendo un chorro, la alejé hasta formar un arco. Sentí el paso del licor calentando mi interior como el vapor que impulsa a una locomotora. Cuesta trabajo iniciar la marcha, pero pronto se desliza fácil, pensé, y prendí un puro.

Con otro trago largo y un poco de botana, saqué mi pañuelo blanco y lo agité, para pedir que le dieran la oreja a Paco Ureña, en su primer toro (creo que fui el único que lo agitó.)

Aplaudí la faena al segundo toro que le correspondió a Ernesto Justo. Cuando terminaba la última tapa de la botana, ya me había fumado medio puro, tomado dos grandes tragos de vino e insultado a los picadores por el excesivo castigo al burdel… perdón, al burel.

El tercer toro, lo recibió Paquito Ureña con una verónica sensacional. Me acabé el vino y el cigarro. Quise tomar un queso, volteé la mesa y se cayó la charola. Bueno, no importa… 

¡Ole!, ¡ole! Ese Paquito es sensacional.

El… cuar… to toro, no lo afoca bien el te… le… visor. Parece que, el torero está muuuy lejos… El toro ataca y se eleva… vuela… vuela… vuela…


¡Papá!, ¡son las doce de la noche! ¿Qué haces viendo un programa de recetas de cocina?



11 de abril de 2023


jueves, 30 de marzo de 2023

Eternidad

 


Eternidad

El buscón de Zalamea

Soy la culminación del tiempo, el todo: la única  existencia sin principio ni fin. Una entelequia inventada por el humano para delimitar lo inmarcesible. Soy el objetivo que  a largo plazo, la soberbia de nuestro genero aspira alcanzar. Represento la principal promesa que las religiones aseguran para sus fieles: un mundo etéreo después de la muerte física, donde prive el placer, la felicidad y la paz al finalizar la estancia física en el mundo.

 ¡Trascendencia!... es la moneda de cambio por ser fiel a los principios establecidos por la religión y la sociedad. 

Me transfieren, ingenua o malévolamente, el encargo de supervisar el castigo  o premio permanente a su espíritu.

Cansada de no tener principio ni fin, serlo todo y no ser nada, me dedico a observar el pasado, presente y futuro en este mi ámbito: el Universo.

Hoy descanso mi vista en el pequeño planeta llamado Tierra, tercero de un Sistema Solar encuadrado en la galaxia  Vía Láctea —Ubicación, así definida por sus habitantes humanos—.

Hago que el tiempo gire, en una perinola fantástica y al detenerse, me ubica en el El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial en el año 1584 al finalizar su construcción monumental  sobre la ladera meridional del monte Abantos, en la sierra de Guadarrama. Este Complejo de arquitectura renacentista lo mandó construir el Rey Felipe II. Recorro lentamente los años y lo observo como residencia de la familia real española. La basílica, es lugar dónde se encuentra el  mausoleo, monumento al culto personal, en busca de la trascendencia, que trata de dignificar la figura real.

Doy vuelta al tiempo y veo la escultura de un Cristo de ciento cincuenta metros de altura a poca distancia del convento del Escorial: el Valle de los Caídos, dónde se encuentra monumento funerario construido por el General Franco para conmemorar a los soldados muertos en la guerra civil española (1936-1939), construido principalmente por los trabajadores Republicanos  derrotados y que se ostenta como un monumento a la vanidad, soberbia y anhelada trascendencia, del nefasto militar.

Doy un ligero giro y veo que en 1975 enterraron ahí al dictador que, en un discurso, dijo:

La sangre vertida por los caídos en la guerra, es la siembra cuya cosecha se recoge con la Nueva España de la Victoria. No hay redención sin sangre, y bendita mil veces la sangre que nos ha traído nuestra redención.

Me detengo a hacer una reflexión:

 Para el mundo, ellos ya no son, no están…, sólo se recuerdan sus hechos. 

Para los muertos, aunque soy el todo… tampoco existo.


Marzo 28 de 2023 


martes, 7 de marzo de 2023

Caprichos de la sinrazón

Caprichos de la sinrazón

El buscón de Zalamea


Inclinado sobre la mesa en la que trabajaba sus grabados, Francisco, dormitaba recargando su cabeza sobre el brazo derecho. El cansancio lo había vencido mientras elaboraba el número cuarenta y tres de la serie Los Caprichos: “El sueño de la razón produce monstruos”. Su mente divagaba sobre las recientes pláticas con los  amigos Bayeu y Eraso, referentes a la situación política y económica del país. Les preocupaba de sobremanera la decadencia del Imperio español con el rey Carlos IV. Eran tiempos difíciles, por la corrupción, impunidad, deslealtades e hipocresía que primaba en el reino y sus colonias, allende el mar.

En sueño intranquilo, Goya era invadido por imágenes de seres informes que en gelatinosas y horrorosas transformaciones representaban los vicios, latrocinios y vulgaridades de la vida actual de la sociedad en que habitaba.

¡Toc… toc… toc…! —oyó el pintor.

  —¿Quién toca…?

—No es la puerta, mi buen Goya, el sonido fue en  tu cabeza, acuérdate que estás sordo. 

Soy… Más bien, fui, Francisco de Quevedo, escritor muy controvertido  de hace más de un siglo. Desde que abandoné este mundo, holgazaneo en el éter buscando qué hacer. Aparte de mi gran afición por molestar a mis antiguos enemigos, como el tal Góngora y burlarme de los ángeles caídos, no hay mucha actividad por acá. En vuelo rasante por Madrid escuché la plática con tus amigos sobre la gran preocupación por el estado que guarda la monarquía y el deseo de plasmarlo en el grabado: El sueño de la razón produce monstruos. Me llamó la atención porque yo describí una situación similar en mis escritos: Sueños y discursos de verdades descubridoras de abusos, vicios y engaños, en todos los oficios y estados del mundo. Y me detuve para ayudarte a diseñar  imágenes impactantes que transmitan emociones para hacer razonar a la gente sobre sus condiciones reales de vida y no se dejen llevar por engaños de individuos que sólo buscan lucrar con la candidez e inocencia del pueblo.

Que te parece, si comenzamos por grabar las imágenes distorsionadas de jueces corruptos que se venden al mejor postor, con un monstruo de garras grandes y hocico conteniendo los restos de un supuesto infractor, para indicar que el Sistema tiene que cambiar.

—¡Scht… scht… scht…! No le hagas caso Francisco, es un transgresor, te trata de mal influenciar —lo dijo, un sujeto pequeño, togado, que se posó en su hombro y con el dedo índice en alto, le espetó:

—¡El Sistema judicial, no se toca!

—Mira, enano, en el mundo todo es perfectible,  se quiere parar la corrupción e impunidad. El mundo cambia , los sistemas también, si no, estaríamos aún en la edad media. Además ¿Quién eres tú?...

—Su consciencia social. La que le dicta lo que está bien y lo que está mal.

—Sí, ¡ja,ja,ja! la que respeta los intereses de los poderosos ¿no? Hazte a un lado, enano.

Oye Francisco, también podemos Representar la decadencia de la monarquía. Podría ser un mono barrigón, con corona y capa, arrastrando bolsas llenas de oro y unas manos harapientas saliendo de la tierra, mendigando monedas.

—¡Irreverentes!, ¡se van a condenar!

¡La monarquía, no se toca!...

—¡ Cállate, emisario de los corruptos!

Mi querido Francisco Goya, desde el éter, con la capacidad de ver el futuro, te puedo afirmar que dentro de 244 años en algún lugar de este mundo, el odio irracional y la falta de análisis sobre proyectos de mejora de la democracia, tratarán de impedir el avance de una Nación para beneficiar a una minoría de empresarios y políticos corruptos, apoyados por una desinformada clase media, utilizando la consigna:

¡El INE, no se toca!


Movió el brazo en el que se apoyaba y su cabeza se deslizó sobre la mesa, despertando de una pesadilla que no entendió del todo.


7 de marzo de 2023 





martes, 28 de febrero de 2023

Intercambio de vida

 INTERCAMBIO DE VIDA


El buscón de Zalamea

Cercadas en el Mercado de Abastos por diez o doce Mozalbetes que las asediaban pidiendoles monedas, Luisa y Carla, aturdidas, sacaron sus monederos para quitarselos de encima. Les dieron a algunos, mientras otros aprovechando esa acción, les arrebataron las bolsas de mano y echaron a correr. Desesperadas, gritaron pidiendo auxilio; cuando llegaron los guardias, la pandilla se había desvanecido. Los comerciantes del lugar identificaron a la banda de mozalbetes como la de los rojos, por la cabellera de su líder. Eran huérfanos que vivían en los barrios bajos de la ciudad de Santiago.

El viejo edificio de la Guardia Municipal rezumaba humedad por sus gruesas paredes, el calor del mediodía creaba un ambiente pesado y burocrático. Los empleados trabajaban en mangas de camisa y su talante austero asentaba su incomodidad. Las jóvenes presentaron su denuncia y al manifestar los bienes sustraídos informaron: Pasaportes de México, tarjetas de crédito, quinientos euros entre las dos. Carla llamó la atención del funcionario que tomaba nota, con una observación:

—Señor, es fundamental que encuentre un escapulario del apostol Santiago que llevaba conmigo para su bendición en la catedral,  mi padre, con un cáncer que lo tiene en trance de muerte, le tiene infinita fe.


En una casucha deshabitada del barrio de Valdecara, se repartieron el botín. El líder, agachado sobre el piso y haciéndo a un lado los mechones rojos de su cabello, repartió las utilidades en dinero, medallas, celulares y demás artículos robados. Sacó de una cartera el escapulario, lo revisó y con decisión imperativa, les anunció: Éste, me lo quedo, me va a proteger. Lo tomó y se lo puso al cuello. Terminado el reparto, se dispersaron hacia su lugar de descanso.

Vagaba por la mañana cerca de la catedral en busca de un objetivo para sus latrocinios cuándo, distraídamente, se fijó en  el pórtico de la gloria con sus  tres arcos de las naves de la iglesia, en especial en el central con el parteluz y la figura de Santiago apóstol; se tocó el escapulario y levantando la mano en señal de aprobación, prosiguió su recorrido.


 

Desayunaban en el restaurante del hotel cuando Carla habló con su padre vía telefónica para informarle de los sucesos y preguntar sobre su estado de salud. Lo oyó muy optimista, le platicó que por primera vez, en semanas, se había levantado y estaba comiendo bien. Veían las noticias locales en el televisor del lugar. Llamó su atención el anuncio de una persecución a una banda de maleantes en el Mercado de Abastos, donde la policía había abatido a tiros a algunos y aprehendido a otros. 

Presurosas llegaron al viejo edificio municipal a averiguar sobre sus pertenencias. Les informaron que solo se había rescatado un escapulario que portaba el líder pelirrojo de la banda, el cual fue uno de los maleantes fallecidos; les fue entregado y lo llevaron a la iglesia para cumplimentar el deseo de su padre.


El médico forense comentó frente al cadáver del joven pelirrojo en posición decúbito supina, con una incisión en el vientre y los órganos expuestos: 

—La bala perforó el hígado, pero de todas formas, al muchacho le quedaba poca vida, el tumor canceroso en pancreas lo mataría en pocos meses.





martes, 14 de febrero de 2023

Un mundo sin ataduras

 Un mundo sin ataduras

El buscón de Zalamea

La vergonzosa luz penumbraba con gasas etéreas las paredes arcillosas del callejón empedrado que desembocaba a la plazoleta del Pozo Caxal. La negrura de la noche protegía diaramente un encuentro amoroso. 

Raquel y Fernando se habían conocido en el bazar de telas del judío más importante de la ciudad, Leví Abraham. Prestigiado en la Corte de Carlos I de España, por su riqueza y  liderazgo en la colectividad. También distinguido, por la gran codicia y carácter violento. Ella era su hija, la que celosamente cuidaba para desposarla con Abetar Pimentel, comerciante en joyería y de una riqueza respetable. El pretendiente era treinta años mayor que Raquel. Por supuesto que ella se había rebelado a concretar dicho compromiso, pero el autoritarismo paternal había establecido sentencia:

 —¡A más tardar, la boda se realizará en tres meses! le dijo, perentoriamente.

Ante la estricta prohibición de intimar con cristianos, Raquel y Fernando comenzaron a citarse en el pozo Caxal, por las madrugadas. 

La fría soledad de la noche reverberó el eco de los pasos cautelosos de Don Fernando de Alcalá, avanzaba precedido por humeante antorcha. A la distancia, una luz titubeante, apenas perceptible, columbraba la imagen difusa del pozo y el contorno desvaído de su amada. Apresuró el paso y en momentos, la tuvo en sus brazos. Sintió el calor radiante de sus mejillas arropadas por la capucha que portaba. Acercó su boca a la de ella y la besó profusamente, transmitiéndole en cada ósculo la ternura y el amor profundo que sentía, la necesidad y el deseo de vivir en un mundo sin las ataduras de las normas sociales. Raquel se estrechó a él, percibiendo su palpitar frenético. Al sentir su vitalidad, se ruborizó encendiendo más su pasión. Confundidos en el momento amatorio, no se percataron del taconeo ruidoso y veloz que se aproximaba, hasta oír el grito colérico de Levi: ¡Apártate, Raquel, que voy a matar a tú amante!... La daga, con la fuerza del odio exacerbado, penetró primero la espalda de Fernando y después varias veces el resto del cuerpo. Profiriendo gritos guturales se dobló sobre el brocal y, lentamente, se deslizó hacia el fondo, impactándolo con un retardado sonido hueco y húmedo. Raquel se volvió contra su padre golpeando sus puños sobre el pecho. En histérico desplante y gritando, ¡Asesino, asesino! se dirigió al pozo y saltó al vacío para partir con su amado a un mundo sin ataduras…

Gracias a sus influencias, Levi no fue procesado. Es una verdad que la justicia terrenal puede ser comprada, el dinero soborna conciencias y deshace lealtades. 

La sentencia permanente de un remordimiento interno, laceró el alma de Levi, carcomiendo las noches del resto de su existencia con la pesadilla de los amantes junto al pozo y sonriéndole… desde un mundo sin ataduras.

14 de febrero de 2023



lunes, 6 de febrero de 2023

Duermevela

 Duermevela

El buscón de Zalamea


“Barba negra”, escuchó el grito del grumete desde el carajo: 

—¡Barco a babor!... ¡Barco a babor!... 

Tomó su catalejo y lo enfocó en el sentido indicado: 

Un pesado galeón mercante, enarbolando la bandera con los colores amarillo, blanco y encarnado, navegaba con el viento en popa y el velamen desplegado. 

Gritó: 

—¡Es un buque mercante castellano! ¡Vamos por el tesoro!... ¡Tensen la vela de Estay, el Bauprés y los Foques!  ¡Icen a “Jolly Roger”! *: 

El rostro de la calavera con dos tibias empalmadas sobre un fondo negro se desplegó en el mástil mayor y la nave emprendió el veloz alcance al pesado buque mercante. Cuando estaban por lograr su objetivo, el galeón castellano arrió su bandera y desplegó una blanca. Lo emparejaron por el costado. Como era su costumbre, ¨Barbanegra”, apareció en una nube de pólvora y dio la orden de disparar un cañonazo amedrentador; al mismo tiempo los piratas trataban de acercar la nave para lanzar sus ganchos de abordaje.

¡Con terror, vieron cómo se abrían las troneras de la pesada embarcación! ¡Una nube de humo negro y el estruendoso tronar de la artillería nubló la visión de los combatientes! Los cañones del balandro intentaron repeler el ataque, pero el daño estaba hecho: 

El palo mayor había sido derribado y la pequeña embarcación escorada y herida de muerte, comenzó a hacer agua, dejándose engullir por el hambriento y profundo piélago…

 El galeón, con los gritos triunfantes de los marineros, lentamente continúo su rumbo desvaneciéndose en el horizonte bajo la negrura de una nubosidad presagiánte de tormenta.


Flotaba en un vaivén constante, asido al pedazo de mástil al que se había amarrado. En una pesadilla de desesperación y angustia, los movimientos ondulantes de las olas golpeaban su rostro, obligándole a boquear agua salada que le resecaba la boca y cuarteaba los labios. El abundante cabello negro, encrespado y la larga barba, no alcanzaban a protegerlo de la insolación. La duermevela inquieta que lo arrastraba a su fantasía, escapaba flotando en sueños entrecortados de aventuras. En ellas, reaccionaba con intrepidez y valor, cómo quién era: 

“El pirata Barba negra”.  

 En el difuso horizonte oscuro, alcanzó a ver con dolor y amargura, los restos de su veloz balandro flotar a su derredor y a algunos camaradas heridos, dispersados por la corriente marítima, dirigiéndose al destino de su fantástica realidad. En tanto, su herida del muslo seguía sangrando y él, … desfallecía.


Al abrir los ojos, alcanzó a distinguir un apéndice que sobresalía del agua y se acercaba velozmente…


*Jolly Roger es el nombre que recibe la bandera tradicional de los piratas de Europa y América.


martes, 31 de enero de 2023

La sabia aplicación de un consejo

 La sabia aplicación de un consejo

El buscón de Zalamea

Juanito entró estrepitosamente dejando la puerta abierta;  corriendo subió la escalera y se metió en su cuarto, dando un portazo. El calor sevillano reflejado en sus ocres baldosas, invadió con arenoso  bochorno el vestíbulo de la vieja casona de la calle de Sierpes. 

El abuelo, que leía plácidamente apoltronado en su sillón favorito, volteó sorprendido. Puso un separador en la hoja del libro, cerró la puerta y subió pausadamente hacia el aposento del nieto. Llamó varias veces, sin obtener respuesta, hasta que con cierta preocupación comenzó a llamarlo por su nombre:

—¡Juanito... Juanito…! ¿Qué te pasa? Abre la puerta.

después de insistir en varias ocasiones, la puerta se abrió lentamente. Al interior, el sonido apagado de un lastimero llanto llamó la atención del abuelo. Con cautela, el anciano se acercó hacia el pequeño que recostado escondía su cabeza en la almohada.

¿ Qué sucede, Juanito?

—Abuelo, Pedro, mi amigo me golpeó. Estábamos jugando al fútbol y le hice una entrada dura que lo tiró. Se levantó y me dio varias trompadas. Él es mi amigo, por eso no me defendí. Vine corriendo porque no supe qué hacer. No quiero pelearme con él…

El abuelo se sentó en la orilla de la cama y  acarició  la cabeza del nieto con ternura, tratando con ese movimiento de hacerle sentir la paz y tranquilidad necesarias para escucharlo:

— hijo te voy a hacer una pregunta: ¿qué pasaría si en esta tarde con viento, escribieras en la arena del patio trasero: “Pedro me golpeó?”

—Pues, se borraría.

—Eso es la amistad, hijo. Las pequeñas ofensas entre amigos, se borran; porque el cariño que se siente tiene que aceptar que constantemente habrá diferencias entre los dos, y estas no deben de quebrantar el lazo de afecto que los une. La amistad es una relación afectiva basada en la comunicación, la comprensión, el apoyo mutuo, el afecto y la armonía entre sus miembros. Debe apoyarse en las cosas que compartimos y en las que compartiremos en el futuro, sin ninguna intención de conseguir nada a cambio de ella. ¿Entendiste?

—Sí, abuelo.

—Bueno, pues ve y arréglalo.


Por la tarde regresó Juanito a la casa. El abuelo separó la vista del libro que leía y preguntó:

—¿Hiciste las paces con Pedro?...

—Sí, abuelo. Llegué y le di tres patadas en la rabadilla; después le pregunté si quería seguir siendo mi amigo… Dijo que sí. Nos abrazamos y seguimos jugando futbol.

31 de enero de 2023


sábado, 28 de enero de 2023

Inveterada promesa

 

Inveterada promesa


El buscón… de Segovia
  

Después de cincuenta años de matrimonio Rosario y Rosendo deciden alejarse por un tiempo de su panadería de la Colonia Obrera y darse las siempre anheladas vacaciones en su país de origen, la tierra que los vio nacer, Jaén, en la región andaluza de España. 
Desde los primeros tiempos en que trabajaban y dormían en la panadería de Rodrigo, hermano de Roció, añoraban en sus pláticas un regreso a su patria en condiciones de estabilidad económica y bienestar. No lo habían podido hacer hasta que establecieron y prestigiaron su propia panadería: “La gran Mora”.
Su hijo, Rodrigo, se encargó de llevarlos al aeropuerto y documentar el equipaje de los dos ancianos que, aprehendidos a él, e intimidados por la multitud, lo seguían, tratando de acompasar sus cortos pasos a los firmes y presurosos de su vástago.
En la sala de espera, Rosendo, encorvado en el asiento, simulaba una interrogación invertida con el sombrero apuntando hacia el piso iniciando una curvatura del cuerpo; cubierto por su ancestral chaqueta café y sostenido el bastón entre sus rodillas, esperaba ansioso la partida, sin levantar la cabeza. Rosario, más relajada, leía las instrucciones que, en varias hojas le había dejado Rodrigo; arropada con su mantilla negra de borlas y flores de colores, que contrastaba con el cabello cano cubriendo el cuello sostenido por una sencilla peineta de Carey.
Abordaron el avión casi sin hablar, los acomodó la azafata. Aferrado al descansabrazos y perlada la frente de sudor, Rosendo afrontó el despegue con valor y sin ir al baño hasta que el la nave estabilizó el curso. Cenó con fruición y durmió plácidamente hasta su arribo al aeropuerto Adolfo Suárez  de Madrid. 
Pasaron la aduana sin dificultades y al salir, con las maletas a su lado miraban indecisos hacia ambos lados envueltos por un mar de gentes que transitaban en  diferentes direcciones, hasta que un letrero amarillo con sus nombres, ondulando entre las cabezas de los transeúntes, se acercó; el portador, metiendo cabeza y hombros entre la marea humana, se presentó como su guía y los condujo al hotel Riu Plaza España.
Tres días estuvieron recorriendo Madrid, Segovia, Ávila y Toledo. Cansados de empaparse de la ansiada españolidad, decidieron dirigirse hacia el verdadero objetivo del viaje: su añorado Jaén, Andalucía: llamada la “Capital del Santo Reino” que fue gobernada por musulmanes y cristianos; región productora de aceite de oliva, bañada por el Guadalquivir; inundada de recuerdos infantiles y juveniles, resguardados por el cerro de Santa Catalina. Se hospedaron en el Parador de Jaén, castillo del siglo XVlll ubicado en lo alto del cerro.
Caminaron las empinadas calles de la ciudad, acercándose poco a poco al objetivo real del viaje. Rosendo, sudoroso y agitado, se acomodaba constantemente el sombrero y secaba su frente con un pañuelo, que por la frecuencia de uso, derramaba lágrimas. Con el tambaleante bastón, anticipaba su destino. Rosario, soportaba la inclemencia del sol de media tarde con un atuendo ligero, vaporoso y un pequeño sombrero de palma. Llegaron a la plaza de Santa María, dónde se encuentra el Palacio Municipal, el episcopal y la Catedral de la Asunción de la Virgen, obra monumental del siglo XVl.
Con paso lento y la emoción intensa acelerando el latir de sus corazones, llegaron frente a la Catedral de estilo renacentista. Sintieron que las dos torres, como gigantes brazos, pedían que entraran y el portón abierto, de grandes fauces, los esperaba con fruición. 
La penumbra fría y el eco de sus pasos por el piso los persiguieron hasta el tercer confesionario, frente a la pila bautismal. La soledad concurría en sonoro silencio cuando Rosendo penetró y con una navaja desencajó una tira de madera de la parte baja del aposento sacerdotal. Metió su mano en el hueco recién descubierto y sacó un rollo de papel. Con emoción lo desenvolvió y junto a Rosario, leyó:
“Yo, Rosendo Martínez, tomo como esposa, ante la presencia de Nuestro Señor, a Rosario Berganza como esposa; juro quererla y protegerla el resto de mi vida.
Yo, Rosario Berganza, tomo como esposo a Rosendo Martínez  y juró quererlo y serle fiel por el resto de mi vida”.
Lloraron, abrazados al pie del confesionario y volvieron a confirmar sus votos por el resto de su vida, y caminaron hacia su destino con la felicidad de haber cumplido con el compromiso hecho ante Dios.
Saliendo de la catedral, Rosendo terminó de desenrrollar el escrito y… se sorprendió con algunas palabras al final:
“Queridos Rosario y Rosendo, los felicito por su compromiso, que espero mantengan por siempre y les pido que, si algún día regresan, reparen el hueco que hicieron en el confesionario. Nuestro Señor, se los agradecerá.
Atentamente
Fray Valentín”


15 de enero 2023