domingo, 7 de noviembre de 2021

EL QUE LA HACE......

 EL QUE LA HACE…

Gárgamel


A los doce años de vida, a Antonia le cambiaron su niñez por la esclavitud disfrazada de un matrimonio.

Don Nabor, dueño de la tienda del pueblo, recientemente viudo, se presentó con Ceferino, padre de la niña, para solicitarla en matrimonio a cambio de diez mil pesos, cinco chivas y dos terneras; llevó como presente  cinco botellas de mezcal, un collar y una muñeca de trapo para Antonia. La pequeña escuchó los acuerdos y bienes depositados por ella con el mutismo obligado por el desconcierto y desesperación de algo que no entendía .

Pasó a ser la sirvienta de Josefa, hija de su esposo y la servidora sexual de Nabor. No se le permitió más, visitar a su familia. Antonia parió a los dos años de casada con una comadrona improvisada, empleada  de la casa. Por presiones del párroco y autoridades civiles, Nabor y su hija, aunque no reconocieron a la niña como parte de la familia, tuvieron que aceptar  que se bautizara y registrara 

Una de las actividades de Antonia era pastorear al ganado, le encantaba disfrutar la naturaleza, se sentía libre recostada en la pradera  dejando volar a sus pensamientos sin ataduras, sin sentir la mirada vigilante de sus opresores; gozar el único ejercicio libre de su existencia; fantaseaba con visiones de una vida diferente. Un día, divagando en esos menesteres, escuchó pisadas en los matorrales cercanos, volteó y encontró la mirada curiosa de un campesino, portando un fusil al hombro. El delgado joven la tranquilizó, dijo ser parte de un grupo en rebeldía y que solo quería platicar. Se sentó junto a ella diciendo llamarse Justino. Platicaron largamente, agostando el tiempo con el mismo entusiasmo que el ganado lo hacía con el pastizal. Los encuentros se hicieron cotidianos y el enamoramiento enraizó en la tierra yerma de dos seres a la deriva. Justino conoció la vida de Antonia y los deseos de salir de la esclavitud en que se encontraba.


El pueblo despertó con la noticia de que Don Nabor y su hija había sido secuestrados y que el “Ejército del  Pueblo” pedía una cantidad elevada para su liberación. Antonia, asesorada por las autoridades, trató de negociar, sin éxito. La comunicación con los raptores… se perdió.

Ahora, Antonia se  encarga de la tienda del pueblo y… su esposo Justino, del Ganado.         7de noviembre 2021


domingo, 31 de octubre de 2021

SABE MÁS EL DIABLO POR VIEJO QUE POR DIABLO

 MÁS SABE EL DIABLO POR VIEJO, QUE POR DIABLO

Gárgamel

Seguía como hacía varios lustros, atendiendo la miscelánea de un pueblo de casas de adobe, revestidas de un manto polvoso y en permanente desolación e indiferencia; se alineaban a la vera de las terrosas calles salpicadas de huizaches que, con atisbos de verdor, retocaban el árido paisaje. Permanentemente en las afueras de población, las constantes tolvaneras rodaban cachanillas* en la candente superficie matizada de matorrales. La escasa población, vivía de la ganadería extensiva de ovejas y cabras, de la elaboración de artesanías y de las remesas que los familiares mandaban del vecino país.

Todos lo conocían como Don Faustino, dueño de la tienda de abarrotes que vendía desde alimentos hasta lo necesario para reparar y construir casas. Vivía en simbiosis con la comunidad, conformando un Sistema Circulatorio que sostenía a la población.

Hacía una semana, había llegado Heladio, uno de los siete hijos de Samuel, que tenía su ranchito por el arroyo chico. Resguardado por varios jóvenes ensombrerados, con camisas a cuadros, cinturones anchos, botas picudas y semblantes malévolos, trataban de atemorizar al tendero con actitudes agresivas. Heladio se acercó al mostrador y con voz imperativa, le dijo:

—Don Faustino, a partir de hoy, se acabaron sus problemas de abastecimiento de mercancías e inseguridad, hará con nosotros sus pedidos de insumos y tendrá seguridad permanente por una módica cuota semanal que incluye el derecho de piso. 

Sorprendido, pero no amedrentado, el tendero, mirándolo fijamente le contestó:  — Mira, Heladio, yo no tengo problemas de inseguridad, aquí nadie roba ni asalta y para mis mercancías, ya tengo proveedores.

—Como quieras, Faustino, ¡lo pagas tú o Doña Gloria, tú esposa!…

Cuando se quedó solo, lo pasado le explotó y llenó todo su cerebro de angustia y desesperanza; nervioso, comenzó a escarbar en él, soluciones… Llegó la noche y con la tranquilidad de una sonrisa, le dio un beso a su esposa y se fue a dormir.


Entraron con el paso firme y sonoro de las botas sobre las baldosas y vociferando intimidatoriamente: ¡Faustino!, ¡Faustino!, ¡venimos a cobrar tu cuota semanal!

—¿En que te puedo servirte, hijo?

—¡Papá, ¿Qué haces aquí?!

—A partir de esta semana soy el encargado de la tienda, ¿Qué se te ofrece?...

31 de octubre de 2021

*esfera de arbustos que ruedan con el viento.


domingo, 3 de octubre de 2021

CLAROSCURO

 CLAROSCURO


Gárgamel


El carácter de Almonte es frío, avaro y vengativo.

Maximiliano de Habsburgo.

…Es un espurio.

Benito Juárez

En mi ancianidad, recogido en este convento de San Juan Bautista, del poblado de Tiripetío, rememoro constantemente el cumplimiento del mandato hecho por el General José Maria Morelos después de la Muerte de Brigida Almonte, madre de  Juan Nepomuceno: la tutela y el cuidado  de su pequeño sobrino —en la tropa se rumoraba con sorna, la bastardés del infante. ¿Mas, quien tiene la altura moral para juzgar la vida de otros? 

La encomienda, difícil… muy complicada, porque el arrapiezo era rebelde, impulsivo, beligerante y líder de un grupo de mozalbetes dedicados a asediar y burlarse de los soldados Realistas. Desde el inicio fue una relación de confrontaciones y desacuerdos, pero entrañable y de respeto mutuo. 

Acompañamos al General en sus batallas, como la de Acapulco y el sitio de Cuautla. Juan comandó a su aguerrida tropa de mozuelos en apoyo a los combatientes, con Narciso Mendoza, su incondicional amigo, que se ganó el mote del “Niño artillero”.

  Con el tiempo, Juan se incorporó a la diplomacia y yo, a la vida religiosa. La amistad que nos unía permitió el flujo constante de cartas y el conocimiento del acontecer de su vida. Supe así, que participó con el General Santana en la batalla del Álamo, en la separación de Texas; que fue Embajador en Estados Unidos de Norteamérica; que, como Ministro de Guerra, defendió a Veracruz de los estadounidenses y fue hecho prisionero. En una triste misiva desde su reclusorio, concluye:

…Así, estimado Fray Lorenzo, con el alma destrozada por el dolor de ver a mi México querido postrado a los pies del invasor, le reitero mi más sentida consideración y el deseo de que Dios guarde a vuestra merced.

Sus comunicaciones, como brisa eventual y refrescante, incorporaban en mi mente la gallarda imagen y ambición porfiada de un  luchador nacionalista. Sus epístolas fueron cambiando de tono cuando se incorporó al Gobierno de Anastasio Bustamante, dando un giro en sus convicciones políticas. La aristocracia lo cautivó,  creyó en la monarquía como solución a los problemas del país. En sus cartas llegadas de Europa me manifestaba la intención de invitar a un príncipe para constituir un Imperio. Mi disgusto y recriminación contribuyeron a desbastar la relación patriarcal que nos unía… Dejé de recibir contestaciones. 

Al fin, trajo al príncipe, lo convirtió en Emperador y… ¡provocó otra guerra!


domingo, 19 de septiembre de 2021

OASIS

Oasis

Gárgamel

…Y así, decidí ver cada desierto
 como la oportunidad de un oasis…
Walt Disney

—¿Están afuera? preguntó Nicolás a sus cinco hijos, que escrutaban tras los visillos de la ventana.
—Sí, está el de la renta, Don Chon el tendero y dos más no conocidos, le dijo Samuel; ya tocaron tres veces, mi madre les señaló que no estás, qué vengan por la tarde.
Nicolás terminó su café, dio la última mordida a la concha y limpiándose el bigote, tomó su caja de herramientas, subió a la azotea y sosteniendo con la mano el sombrero de paja de su cabeza, corrió por los techos de varias viviendas de la vecindad hasta llegar a la casa de la señora Julia, pidiendo le permitiera salir por su puerta.
Llegó a la Catedral Metropolitana y fijó su cartel en la reja: Se acen travajos de plomería, pintura y albañilería. Después de tres horas de estar sentado, esperando clientela, con la angustia de no poder conseguir algo de dinero para la comida y el pago de sus deudas, decidió entrar del templo. 
Lo recibió el eco de un silencio hueco, oloroso a incienso; el arrobo de la inmensidad pétrea y el aroma de la madera labrada. El conjunto de iconos adosados a las paredes, transmitían amor, paz y tranquilidad. Se sentó y pidió al Creador lo ayudara a salir de la situación de pobreza y penuria de su familia. Una sensación de paz y tranquilidad lo invadió reconfortándolo, haciendo que se relajara y quedara dormido. Una hora duró el amodorrado éxtasis. Quería por siempre retener el oasis que en medio de turbaciones y fracasos se le había revelado. Un brío nuevo e intenso lo acometió: el deseo de cambiar de facto el rumbo de la vida propia y familiar. Al salir, con su navaja abrió el cepo de las limosnas y tomó su contenido, agradeciendo al Señor su bondad y esplendidez.
Por la noche llegó a su casa, por el mismo camino de la salida en la mañana, juntó a la familia y giró las instrucciones a los cinco hijos y esposa:
—¡Nos vamos, ahora! ¡Tomen todo lo indispensable de ropa y lo que puedan cargar!
Desde este momento, ya no soy para ustedes papá, soy el Pastor Pedro, de la iglesia “La Nueva Resurrección”, que fundaremos en el pueblo al que lleguemos a vivir.
19 de septiembre de 2021


domingo, 12 de septiembre de 2021

ATRAYENTE LLAMADA

 ATRAYENTE LLAMADA 

Gárgamel


La muerte nos sonríe a todos…

                                     Marco Aurelio


La madre de Alberto llegó presurosa al colegio, habían llamado porque tenía dolor de cabeza, estaba mareado y había vomitado sobre el pupitre. Llegando a casa lo bañaron y metieron a la cama. Inquieto por la fiebre que lo hacía sudar, se revolvía en la cama. Con desesperación se quitaba las sábanas que lo cubrían; murmuraba espaciados quejidos indicando que le retumbaba la cabeza como si lo martillearan por dentro. A sus siete años, Alberto no entendía lo que le sucedía, sólo sollozaba y pedía que terminara el dolor. 

En un intranquilo entresueño abrió los ojos y con la visión nublada vio a sus padres moverse lentamente, como si flotaran, hablando y gesticulando ante el médico.

Una incesante sed le resecaba la lengua y garganta. Dormitaba, agitados y perturbadores sueños de seres fantásticos que lo acosaban y perseguían… ¡Despertó sobresaltado, al ver tras la ventana, una esfera amarillenta y brillante del tamaño de un gran globo, que giraba y giraba, acercándose! Distinguió, en medio de ella, la figura de un conejo que se paraba de cabeza y enderezaba —sonrió a pesar del malestar. El cansancio lo venció, aunque el dolor no le permitió dormir tranquilamente. El sudor lagrimeó las sábanas y un frío húmedo impregnó su cuerpo. Comenzó a temblar sin contenerse y a castañetear los dientes sin parar… La madre le puso otro cobertor, comentándole que lo envolvería como tortilla. Alberto sonrió y al quedarse solo, trató de reposar. 

Abrió los ojos y frente a él, ocupando toda la ventana, vio la faz de la luna; sus ojos y boca cubriendo el espacio. Sonriendo lo llamó por su nombre e invitó a ir con ella; explorar el espacio, conocer estrellas; a volar, dejarse ir impelido con liviandad en el aire como gaviota sobre el mar. Le cautivó la propuesta, el sonido leve y tranquilizante de la llamada, la fascinante calidez de la voz que lo emplazaba y la dulzura al expresarlo.

se sintió liviano y libre surcando el espacio. Durante el vuelo, miró hacia abajo y distinguió su cuerpo en reposo sobre la cama. Siguió a la atractiva palabra y atravesó la ventana, confiado en la sutil melodía y la paz que le inspiraba el sentirse bien y sin dolor… feliz.

12 de septiembre de 2021


domingo, 8 de agosto de 2021

EL LIBRO PRESTADO

 


EL LIBRO PRESTADO

Herlinda Caballero

La encontré leyendo un libro en la vieja banca de hierro custodiada por árboles y arbustos de coloridas flores que remarcaban la vera del sendero; el petricor veraniego y los aromas de las flores mezclados en la brisa matinal favorecían el ambiente de tranquilidad.

—Hola, Melissa, llegaste temprano. —Sí, me adelanté para terminar el libro que estoy leyendo: “Confrontación íntima,” de Steven Pinker. Es la primera novela del sicólogo, famoso por su libro “La tabla rasa”. Recorriéndose en la banca, me invitó a sentarme.

  —Y ¿Qué te pareció?, ¿Cuál es el tema?, le pregunté.

—Es intrigante, Herlinda. La trama gira en torno a una joven que se interioriza, conducida por su sicólogo, en su superego. Va descubriendo cómo una educación restrictiva, religiosa y conservadora ha cercado su vida y la mantiene en un matrimonio fracasado, un trabajo que detesta y una existencia infeliz, que la ha llevado a la depresión; y la lucha por vencer los condicionamientos interiores, e intentar cambiar su destino. Es un libro que me ha llevado a hurgar en mis limitaciones morales y en el comportamiento social.

—¿Me lo prestas?, suena interesante.

Después de una larga plática, me despedí, quedándome de ver con ella en la Facultad de Filosofía, dónde somos profesoras. La novela me capturó desde un principio, los sentimientos de Adelaida y sus restricciones morales increparon alguna de las falsedades que había sostenido siempre. Reflexioné, reflexioné y volví a reflexionar las falsedades adheridas a mi ser. Una, dos y hasta tres noches seguidas medité para retomar los principios que estructurarían la consecuencia de vida…

Cité formalmente a Joel, Adrián y Antonio a una cena. Preparé un banquete para los cuatro. Los tres acompañantes, intrigados y expectantes, esperaban el discurso. Tomé la copa de vino tinto, la levante para brindar y comencé a hablar:

Hago constar queridos míos que, a partir de hoy, ¡me declaro atea!, no creo en Dios, creo en la Humanidad; por lo qué no volveré asistir a ninguna ceremonia religiosa. ¡Me declaro de pensamiento socialista!, no volveré a callar ante nuestras amistades conservadoras mi posición ante el mundo. Y, por último: Quiero decirles, que ¡soy tan libre como ustedes! y definiré todas y cada una de las acciones de mi vida. 

Escuche un gran aplauso y las palabras de aceptación de la hermosa familia que tengo. Les correspondí con un beso cariñoso a cada uno y en secreto, una promesa íntima para Antonio.

8 de agosto de 2021


domingo, 18 de julio de 2021

TENTACIÓN

 Tentaciones

Herlinda Caballero

A la calle de Tajín 273, Narvarte —le indique al chofer del taxi— y me concentré en mis recuerdos:

“…celebraremos en casa de mi querido Pedro Ruvalcaba, los veinte años de haber egresado de la Facultad de Filosofía. Tantos años y aún, seguimos reuniéndonos… Bueno, nos faltan Gustavo y Etelvina, ya fallecidos. extraño el carácter alegre de él; ella era agradable pero muy creída, sentía que por ser hija de un Procurador, le debíamos consideraciones especiales; lo cierto es que sus puntos de vista siempre fueron avasallados por los de Weber, Marx, Engels, Lenin y otros espíritus socialistas, moradores permanentes en la Facultad de Filosofía de la UNAM.  Agradecí a Antonio que no quisiera acompañarme, se aburre con las pláticas sobre gente y eventos desconocidos; ciertamente sola, disfruto más a mis amistades…”

Me abre la puerta  la figura alta y deportiva de Mauricio Coral (coralillo, por su sarcasmo). Sus negros ojos resplandecen al mirarme y me recibe con una gran sonrisa:

—Hola Herlinda, ¡Qué guapa! Cómo los vinos… ¡mejoras con los años!, pasa. “Me sentí gratamente halagada. Vinieron a mi mente los paseos en “las islas de la UNAM” tomados de las manos y los encuentros amorosos arropados por los árboles…”  Sonreí al revivir emociones juveniles y me incorporé a la reunión. Recorrí el departamento saludando a los grupos que encontraba y me  planté en el de  Frida, Ana y Margarita. Conversaban sobre sus trabajos y familia.

Y, tú, Herlinda a ¿qué te dedicas?, me cuestionó Frida.

—Estoy casada, tengo dos hijos varones de dieciocho y diez y seis años. Imparto la catedra de Historia de la Filosofía, en La UNAM  y escribo cuentos. —¿Cuentos para niños? preguntó Margarita. —No, para adultos. Sobre distintos temas. Me encanta explorar en la fantasía de mi ser y estructurar ficciones que conmuevan o impresionen al lector. Es una diversión, tal vez un vicio, que se ve satisfecho con el análisis crítico de mis compañeros del taller en el que participo…

—¡Bueno, bueno!, es mucho cuento, se oyó la voz de Mauricio al acercarse. Están tocando una balada ¿Bailamos, Herlinda? “Un tinte de emoción me recorrió la piel y la lluvia de remembrantes imágenes salpicó mi mente…”  Le tendí la mano… Bailamos muy juntos durante un tiempo. La recurrencia a la añoranza se fue haciendo presionante: una parte de mi, estimulada al sentirlo, disfrutaba el momento, otra, me cargaba de culpas… Ya es muy tarde, Mauricio, me voy. —No, no, te llevo. Insistió varias veces, hasta que acepté.

—¿A dónde? —Pues, a mi casa. —Podríamos ir a un bar o… ¿al hotel? “…la emoción me desborda, el deseo me empuja a abrazarlo, la tentación es muy grande…”

Con voz grave, apenas audible, le contesto: —A mi casa…

18 de julio de 2021

  


domingo, 11 de julio de 2021

FUGAZ Y SEMPITERNA DIABLURA

 






Fugaz y sempiterna diablura


Gárgamel


Ojalá vivas todos los días de tu vida. 
Jonathan Swift


Una ancestral casa en ruinas, la curiosidad infantil y un vidrio roto del sótano, permitió la entrada a lo insondable… En la penumbra, un polvoso baúl con una leyenda desgastada: “#a v#da #fímera”, leyó el infante —sin entender—. Se acostó en el acolchonado fondo. El desvanecimiento lo inmovilizó y en un maremágnum de confusas imágenes… ¡vio transcurrir su existencia! El viejo, rengueando y lloroso, abandonó su ruinosa aventura. 

 


domingo, 4 de julio de 2021

CRÍTICA LITERARIA

 CRÍTICA LITERARIA

Herlinda Caballero

En una mesa al costado del restaurante, al abrigo de frondosos y  ancestrales testigos Jorge levantó el brazo, con amplia sonrisa, me dirigí a su mesa. Hola Gárgamel, le dije con entusiasmo —recordando que Antonio, mi marido, le puso el mote—. 

El aroma del café exprés acariciaba el ambiente cuando abordamos el tema; 

—Herlinda, leí los relatos e hice mis comentarios en el texto, espero hayan sido acertados. Creo que, en general, tu prosa es literaria, amena. 

Exultante, con una sonrisa que comencé a desdibujar lentamente conforme encontré notas y señalamientos, hojeé el escrito… El rubor me avasalló y con turbación, agradecí la lectura al amigo escritor, mientras la ebullición interna me consumía:

“¡Pendejo, creído!... se siente un buen crítico literario, más certero en cuanto mayor es el número de observaciones… ¡Pero la estúpida soy yo, al dejarle mi trabajo para su análisis!...”

Me despedí con la cordialidad que merece nuestra entrañable amistad, aunque la visceralidad contenida desgastara mi rostro de alegría.

Llegué a casa por la noche después de regresar de trabajo en la Facultad de Filosofía, saludé a mis dos hijos, entretenidos en un videojuego y fui al estudio. Relajada, después de un día ajetreado, y con una copa de vino en la mano, grité a Joel y Adrián: ¡ordenen una pizza para cenar!, y me enfrasqué en la lectura:

“¿A ver qué me corrigió éste pendejo?... Hmmm, puede ser válida esta anotación… sí, lo cambio. Sigo leyendo: a ver, ésta nota… ¡vaya, podría ser una salida, no lo había pensado así… Otra página… ¡Nooo, Gárgamel, estás jodido! eso no es lo que quería decir… ¿Sugieres un sinónimo? ¡claro que sí, puedo encontrar uno!... ¡¿Mi sintaxis?! ¡No, Así quiero decirlo! aunque no te guste!… “ 

—¡Mamá, ya llegó mi papá y la pizza, vente a cenar.

—Hola cariño ¿Cómo te fue con Gárgamel?

—¡Bien!, es lindo. Se tomó la molestia de leer todos mis cuentos y me hizo acertados comentarios. Es un buen amigo, Te manda saludos.

 



sábado, 26 de junio de 2021

CUESTIÓN DE DEMOCRACIA

 CUESTIÓN DE DEMOCRACIA

Gárgamel

La puerta abatible de la cantina se abrió permitiendo la entrada de Francisco. Divisó a su amigo en una mesa del fondo y se dirigió hacia allá oyendo a su espalda el rechinido del repetido y degradado retorno del batiente. Saludó de mesa en mesa a los amigos que ahí se encontraban y llegó con Carlos.

―Hola, ¿ya votaste en la Consulta para proponer que sean juzgados los mandatarios anteriores por las decisiones políticas tomadas que hayan perjudicado al país?

―No, no voy a votar. Para detener a los delincuentes está la Fiscalía General de la Nación. Si existen evidencias y pruebas, que los enjuicien. Soy un demócrata, pero creo que este asunto no debe someterse a la Consulta Popular. 

―Carlos, esto tiene mucho más fondo que fijar responsabilidades y procesar culpables. Se trata de qué por primera vez, el pueblo participe involucrándose en las decisiones políticas del país. Estamos transitando de una democracia simulada, con abundancia de tejemanejes ―en qué la única participación ciudadana era ir a votar― a utilizar los diferentes instrumentos que nos permite una Democracia Participativa: la Consulta Popular, el Referéndum, el Plebiscito y la revocación de mandato. No es cosa menor, el país está entrando a un mundo diferente: la transparencia de las acciones del Gobierno, la información pronta y verídica, el involucramiento real de la ciudadanía en la toma de decisiones y el pronunciamiento sobre ellas. Entre copa y copa, se estiró el tiempo con controversias y risas; al anochecer, el ánimo, languideció. Al despedirse, Francisco cuestionó nuevamente a Carlos: —¡Así que eres un demócrata! 

        —¡Sí!...

—Y ¿Vas a aceptar la decisión de la mayoría? 

        —¡Sí!

Se levantó Francisco de la mesa y dirigiéndose en voz alta a los parroquianos, les dijo: ¡Esta es una Consulta Popular! ¿Quién creen que deba pagar la cuenta él o yo!

Se escuchó un rugido abrumador: ¡éééllll! Se volvió diciéndole: Ni modo, amigo, el pueblo ha hablado. Nos vemos la próxima semana.

26 de junio de 2021


jueves, 17 de junio de 2021

HETERÓNIMA

 HETERÓNIMA

Herlinda Caballero


El recuerdo es el perfume del alma.
George Sands
Aurore Lucile Dupin de Dudevant 
1/07/1804 - 8/06/1876

Estoy frente al escritorio y el ordenador tiembla de impaciencia por llenar la albura de una etérea página de ideas que mutarán en escritura: ¿historia o ficción? Esa es la incognita… Un aroma de añoranza roza con sutileza mi mente y define el sentido del relato; en un halo de añejos recuerdos me remite a la pubertad, después de aquel suceso que pudo ser bochornoso sin la ayuda de las compañeras del salón de clase: El paso de la cándida niñéz a la arriscada adolescencia que transformó mi cuerpo y pensamiento trastornando el divertido mundo infantil en una violenta fuga hacia una identidad propia; el tratar de entender la caterva provocativa y atemorizante de sensaciones y emociones recién descubiertas. Pronto encontré el método para retener momentos y volver a disfrutarlos en la intimidad de la habitación: mi diario. Qué a los cuarenta y cinco años de vida, aún conservo. Siguiendo a la esencia hedonista de esas reminiscencias, hojeo las primeras páginas y me detengo en la celebración de los quince años de Aurelia:

“Hoy fue el primer ensayo del vals. Las cinco amigas platicábamos en la parte alta de la casa y veíamos abajo a Francisco y a sus compañeros que había invitado, para ser chambelanes. Me acerqué a Aurelia y al oído le dije, ponme de pareja de Antonio…”

Sonreí por mí atrevimiento de aquél día y me deleité rememorando sus consecuencias. Volvieron a la mente imágenes lacradas por los años y decidí escribir un relato sobre las circunstancias, sensaciones y emociones en la fiesta de quince años de Aurelia: 

…después del vals estaba agitada por el trajín de pasos y figuras del baile; también por sentir los fuertes brazos de Antonio al levantarme, suspenderme y bajarme, rozando su cuerpo. Cuando estábamos en la mesa, la orquesta comenzó a tocar una balada romántica  y la bailamos muy juntos, mejilla con mejilla…  Sentí su pecho sobre el mío y mis pezones reaccionaron al contacto; sus muslos acariciaron los míos con ritmo lento y una sensación de intenso calor, me invadió. Torpemente me separé, pedí disculpas y corrí al baño a refrescar la cara y recuperar el aliento…

—Hola, amor ¿Qué haces? —Hola, Toñito, los muchachos ya se durmieron y estoy degustando una historia. —Deja eso, te invito a hacer otra bonita historia, en nuestra recámara…

17 de junio de 2021


viernes, 11 de junio de 2021

PERSISTENTE NOSTALGIA

PERSISTENTE NOSTALGIA


Gárgamel


Pablo se había había alejado de amigos y familiares, refugiándose en su pequeño departamento, desde la muerte de Ana. A partir de esa fecha, fincó una  fortaleza inexpugnable de irrealidad. Se envolvió en un manto de fantasía que le permitió transitar por el dolor que lo desgarraba y generó un gran mundo de evocaciones, añoranzas y nostalgias en las que comenzó a navegar a partir del doloroso acontecimiento. 

Recorría a contracorriente el espeso fluido de la existencia, en una profusa barca de melancolía que lo llevaba a navegar la diaria jornada transvestido en la antítesis de Caronte: en lugar de muerte, anhelaba transportar vida. Su ser respiraba el tráfago diario de añoranzas en continua ocurrencia: un anecdotario de eventos e imágenes,  emociones y desgracias vividas con ella, la mujer amada, con la que convivió más de cuarenta años. Por eso: 

¡no estaba dispuesto a dejarla partir! 

Las condolencias de los vecinos las recibió con agradecimiento, pero negó la muerte, sólo les manifestó su delicado estado de salud. 

La comunidad aceptó la disgregación del comportamiento de Pablo como una muestra desesperada de amor y dependencia de Ana. La gente, al cruzarse en su camino, preguntaban atentamente por el estado de salud de Anita y él siempre contestaba: “delicada, pero mejorando”.

El cotilleo se extendió en el vecindario y se tejieron historias… Se hablaba de haberla visto en la noche, a contraluz, pasar rauda por las ventanas emitiendo quejidos; los más tremendistas señalaban que su espíritu, proyectado en una gran sombra reptante, se deslizaba en las noches por las paredes de los edificios… 

Dejó de verse a don Pablo ir al mercado por las mañanas. Después de una semana, los vecinos llamaron a la policía…


La pestilencia que emanaba el departamento advertía muerte y descomposición. Al violentar la puerta, el hedor forzó a los agentes a cubrirse el rostro. Llegaron a la recámara y encontraron el cuerpo de Pablo carcomido por las ratas y  conservando aún puesta, la vestimenta de Ana.

11 de junio de 2021


domingo, 6 de junio de 2021

UN AMIGO DE LA INFANCIA

 UN AMIGO DE LA INFANCIA

Gárgamel

Cada vez su memoria fallaba más. En un mar de confusiones y espacios vacíos, los eventos se filtraban en la turba oscura de una inconsciencia desmayada, laxa, endeble, que eludía constantemente los desesperados esfuerzos de la escrutación razonada de sucesos recientes.Trataba de minimizar ante la familia las lagunas mentales, con la finalidad de que no se preocuparan o se le ocurriera mandarlo a una institución especializada que se encargara de su atención. 

Se asombró: “¡Estoy en el parque Hidalgo en Coyoacán!, sentado frente a la fuente de los coyotes, rociado por el relente matinal e iluminado por los rayos amarillentos que asoman desde el costado lateral del templo de San Juan Bautista, más, no sé cómo salí de casa y llegué aquí”. Con la mirada recorrió floresta y senderos que parten de la fuente y distinguió el lugar dónde se colocaba Don Pepe, el fotógrafo del parque, lo vió con su cámara de tripié cuadrada capturando miles de imágenes de los visitantes del jardín y recordó cuando acudía a revisar su catálogo, para encontrar amigas y solicitar copias de sus fotografías. Frente a él vislumbró, dónde ahora está un restaurante, la fachada Art déco del cine Centenario y comenzó a rememorar las aventuras que pasó en la niñez y adolescencia en ese lugar por las tardes-noches, con funciones de tres películas por un peso y cincuenta centavos.

En el caminar ondulante y desmadejado de una persona que se acercaba, identificó a Francisco —el “Patotas”— que con su sempiterna sonrisa lo saludó: 

—Hola “Orejón”, tanto tiempo sin verte, He cruzado océanos de tiempo para encontrarte*, pero aquí estás…

—Sí, vine a reposar un rato y recordar viejos tiempos. Me extraña encontrarte ahora, te perdí de vista hace tiempo.

—Sí, fui a otro lugar… pero ahora, despleguemos añoranzas. ¡Me da gusto volver a estar contigo, ¡qué venga la nostalgia!...

La conversación se prolongó por horas, recorriendo lugares, sucesos, amoríos, hazañas, correrías e infortunios hasta que un manto de lobreguez y viento frío arrinconó la desvaída luz que aún luchaba por algunos minutos de claridad.

—Bueno “Orejón”, creo que nos vamos. Acompáñame. 

Lo tomó del brazo y al hacerlo, Rodrigo se vio en el velatorio, dentro del féretro… 

6 de junio de 2021


domingo, 23 de mayo de 2021

Secuestro

 SECUESTRO

Gárgamel

Desfallecía después de haber recorrido a tientas el estrecho corredor; la ansiedad mantenía su cuerpo en una tensión permanentemente opresiva y el sudor de su rostro se confundía en el llanto, escurriendo angustia. Salió corriendo de la construcción, a su espalda, los pasos arrastrantes la perseguían cada vez más cercanos. En su desesperada carrera, llegó al filo del acantilado…

Había sido secuestrada por el chofer de un taxi cuando se dirigía a su hogar. Inmovilizada, con un esparadapro en la boca y el rostro cubierto,  la introdujo a una inmunda habitación en la que la palidez amarillenta de una lámpara mostraba la ruindad y bajeza en la que vivía el morador. Liberó sus ataduras, la tiró de los cabellos y dándole dos fuertes cachetadas, le ordenó  se desnudara y le advirtió que iba a ser su amante por un tiempo. Adriana, llorando a gritos y con el rostro demudado por el terror, le suplicó que la liberará, que pidiera recompensa a su familia. La sonrisa sardónica del hombre, desfiguró el rostro descuidado, mostrando su dentadura amarillenta, manchada e incompleta. Escupió en el suelo y se desvistió, exhibiendo la podredumbre de su obeso cuerpo y la delgadez esquelética de sus extremidades. Se acercó a Adriana para terminarle de quitarle las prendas íntimas y al hacerlo, el hedor de su aliento provocó espasmos en la mujer. El repugnante individuo empujó el cuerpo desnudo de Adriana sobre el estrecho catre y tomando un fuete del buró la golpeó en la cadera al tiempo que le espetaba: ¡abre las piernas!...

Encerrada en un cuarto oscuro, húmedo y hediondo; encadenada a la pared, pasaba el día espantando ratas con el mango de una escoba que le proporcionó el raptor. Le llevaba alimento por la noche y tenía que consumirlo rápidamente ante el asedio de las rojas miradas y chillidos estridentes exigiendo comida. 

Una noche, después de que el viejo gozara con la obligada visita, le llevó sus alimentos. Al agacharse y estirar el brazo para dejar la bandeja, Adriana, impulsada por el odio y la desesperación, enterró con todas sus fuerzas el mango de escoba afilado por días, en el vientre del nauseabundo individuo. Con un aullido de dolor, se dobló hacia adelante, cayendo sobre ella, lo que aprovechó Adriana para hurgar en sus pantalones y buscar la llave del candado. Huyó cuando el individuo se recuperaba y comenzaba a perseguirla.


—Comandante, ya tenemos la localización del celular de Adriana y hemos mandado patrullas a la zona…

23 de mayo de 2021.


sábado, 8 de mayo de 2021

El Té helado de García Márquez


El TÉ HELADO DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

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En la redacción del periódico, Gabriel recibió un cable del corresponsal en Quibdó*, Primo Guerrero, en el que se daba cuenta de una manifestación cívica sin precedentes. Al otro día, y al siguiente, se volvieron a recibir mensajes similares y entonces, la empresa lo envió para ver cómo era una ciudad anodina en pie de lucha por la defensa de los derechos civiles. 

Al llegar al  sitio donde nadie viajaba, el sol masacraba el ambiente, alimentando con su incandescencia la promesa del infierno a los probables pecadores. Quibdó era un pueblo desierto y amodorrado en cuyas calles polvorientas el calor se retorcía en imágenes contrahechas alterando las figuras de los adormilados habitantes. Logró determinar el paradero de Primo Guerrero y, al llegar, lo encontró echado en la hamaca en plena siesta bajo el bochorno de las tres de la tarde. Un hombre negro, enorme y semidesnudo que  explicó que no, que en Quibdó nada estaba pasando, que envió los cables de protesta, para no perder la subvención del periodico. Pero como Gabriel se había gastado dos días en llegar hasta allí, y el fotógrafo no estaba decidido a regresar con el rollo virgen, resolvieron organizar, de mutuo acuerdo con Primo Guerrero, algunos concurrentes de la cantina y su dueño, Venancio —que disfrutaba el tener clientela— una manifestación portátil que se convocó con tambores y sirenas. El pueblo, aburrido de una vida rutinaria, acudió a la representación. A los dos días salió la información, y a los cuatro llegó un ejército de reporteros y fotógrafos de la capital en busca de los ríos de gente sublevada. En la cantina, atiborrada de periodistas y con la gran satisfacción de Venancio, Gabriel, con un té helado en la mano, les explicó lo sucedido y la estrategia… 


Con imágenes gráficas del nuevo levantamiento y abundantes artículos periodísticos, Colombia se enteró de la gran revuelta en un pueblo que clamaba justicia, pedía la indemnización para los familiares de los muertos y la remoción de  las autoridades.


La caballería motorizada y tres batallones del ejército arribaron tres días después a un pueblo marchito, apagado y triste, dónde los lugareños los saludaban con un amplia sonrisa.

*Quibdó es un municipio colombiano, capital del departamento del Chocó

Derivación de una anécdota de GGM





domingo, 25 de abril de 2021

La rueca continuó girando...

 




La rueca continuó girando…

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El tiempo continuó girando la estrujante rueca* con la satisfacción infinita de trascendencia, incrementando minuto a minuto el fragor interno del sufrimiento y desesperación que él sentía. 

En el oscuro bar, la humedad enquistada y el olor ácido del ambiente contribuían a aumentar la depresión por la muerte de Aurora. Con la última copa de tequila en la mano, deshebraba culpas del revoltijo angustiante de recuerdos. En la barra, el barman y un hombre con gabardina y sombrero junto a él, reflejaban en el espejo frontal, la decadente simpleza de una existencia rutinaria.

—¿Te puedo invitar una copa?, el perfil rectilíneo del vecino lo observaba con bondad, como si conociera su trascendencia y circunstancia. Asintió, con triste sonrisa.

Si me permites la intromisión, conozco tú problemática: segundo a segundo te he acompañado en el recorrido, quisiera que entendieras la vida: no se puede luchar contra lo inevitable… ¡el pasado!  Registro cada momento. Te quedan algunos años por delante, no los desperdicies.

Cerró lo ojos al escuchar las palabras del vecino y La humedad resbaló por sus mejillas. Cuando volvió a abrirlos, ¡estaba sólo!... El dependiente se acercó y preguntó: ¿la cuenta?

—¿Y, el señor que estaba al lado?...

—¿cuál?…

Deambuló por calles intemporales, oscuras y vacías, con la sombra del tiempo al resguardo. Llegó a casa, abrió la puerta y escuchó la voz infantil:

—¡Papi, papi, ¡qué bueno que llegaste! ¡Mamá, papá, está aquí!... 

*Daniel González Dueñas.                                        

25 de abril 2021







sábado, 17 de abril de 2021

La venganza del dragón

 La venganza del dragón

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—Puedes despedirla, Juan, nada más dame una semana. No se lo digas a nadie.

Era el viernes prometido Flavio, hijo del dueño de la empresa, la esperaba a una cuadra de distancia. La invitó a comer y después de algunos tragos… al hotel. La había asediado durante varios meses, sin resultado. Le sorprendió que ahora hubiera aceptado.

Judith, con la seguridad del animal de presa, se desvistió lentamente, mientras Flavio observaba su excelente figura; al desvelar la espalda y quedar desnuda, él observó el magnifico tatuaje que decoraba la región lumbar: un dragón, cuya cola lindaba con los glúteos. Intrigado, preguntó por el significado. Es la imagen del guardián de la familia a través de generaciones, se le atribuye ser sabio, poderoso y vengativo, dijo ella. Sin prestarle mayor atención al asunto, Flavio comenzó con las caricias…

El sabor salado del sudor al recorrer lentamente con la lengua el dibujo del dragón que extendía sus alas en la espalda de Judith, excitó sus papilas gustativas; el tatuaje cobró vida con las contorsiones de placer que con lentitud descendieron hacia las caderas. Cuando la vehemente sensación de éxtasis alcanzó la cola del reptil, las manos de Flavio prensaron los turgentes glúteos con brusca suavidad y la sensualidad exacerbada, abrió las piernas…

Judith pasó a la oficina del gerente administrativo de la empresa. El funcionario le explicó que debido a que la compañía estaba sufriendo pérdidas por la falta de ventas, se veía en la necesidad de reducir personal, le agradeció sus servicios a lo largo de diez años; con un guiño y una sonrisa, le entregó un sobre con su liquidación.

Flavio abrió la correspondencia. Las fotografías del sobre mostraban la cola del dragón acariciada por la ágil lengua del junior. En el mensaje anexo: “Recontratación o confirmación en familia, tengo la grabación”.

17 de marzo de 2021


viernes, 9 de abril de 2021

Mi amigo Pancho

Mi amigo Pancho 

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Con el semáforo sanitario en color naranja, que en esta pandemia del Virus SARS-COV2 significa que estamos mal, pero que pronto estaremos peor, a gran parte de los habitantes, les gusta echar a la suerte su vida y les aflora el machismo intrínseco, al no llevar cubre boca. 
    Mi amigo Pancho, era de esos, circulaba por las calles con una amplia sonrisa a guisa de máscara, exhibiendo su estulticia como título nobiliario, despreciando la candidez de los que creían en “la gran mentira de las empresas farmacéuticas”. Su estatura y corpulencia intimidaban. A mí me gustaba como era, fuera de sus ideas sobre un complot para reducir la población del mundo, su carácter era alegre y bondadoso. 
    Trabajábamos en la misma firma de abogados desde hacía diez años. Nuestra amistad se hizo más estrecha desde que compartíamos un departamento. Me habló por teléfono, angustiado y lloroso señalando que había dado positivo a la prueba. Rogó que no lo abandonara; y decidió seguir el tratamiento en el departamento. Un negro presentimiento me abordó con la noticia. Le aseguré que tendría mi apoyo incondicional. Se refugió en su recámara con los medicamentos requeridos, yo lo asistía con diligencia. 
    Lo que considerábamos como un semáforo naranja en casa, se recrudeció día con día hasta enrojecer vívidamente. El arrebol de su rostro evidenciaba la fiebre alta. La frecuente expectoración de secas llamaradas, contaminaba el ambiente. Con la más amplia protección cumplía yo con su cuidado. Sin embargo, a los cuatro días, la dificultad para respirar obligó a llevarlo al hospital. 
    Fue intubado y solo sobrevivió una semana. El negro presagio tuvo certeza en un rojo atardecer en el que, en la entrada del nosocomio, el doctor me informó de la muerte de mi querido amigo. 
    Con la aflicción estrujándome el cuerpo y la angustia deslizándose por las mejillas, me atreví a preguntarle: ¿Doctor, el Covid puede transmitirse por la vía sexual?... 

  


domingo, 4 de abril de 2021

Transferencias

 Transferencias

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La tía Magdalena vivía en el Oro, poblado rural y minero del Estado de México en una vieja hacienda rodeada de reliquias y personal de servicio. Hacía una cena anual la noche del día primero de noviembre a la que invitaba a la familia y a la comunidad. Era una ferviente adoradora  de  los muertos. La conmemoración se había hecho costumbre por la abundancia de comida y la original ofrenda, que  incorporaba esplendidos arcos de flores de cempasúchil en honor a Cihuacóatl, la recolectora de almas,  el papel picado, cuyo afán por volar ayudaba al tránsito entre la vida y la muerte; y la luz de las velas, que en su bamboleo, atraían a las almas al altar sahumado de copal y alejaba a los malos espíritus; la comida y bebida abundaba, y esparcidas entre ellas, la múltiples fotografías de personajes muertos que incitaban a los espíritus a rememorar olores y sabores de su paso por la humanidad.

Ese día, a sus diez años de edad, Felipe observaba  desde un balcón el patio de la hacienda desbordante de vida, personas ávidas de contemplar el exhorto a los espíritus de sus seres queridos. Los mariachis animaban la reunión, los fuegos artificiales, tintaban el espacio de múltipes colores. Los adultos comían, bebían y comentaban vidas ausentes, anécdotas, alegrías y fatalidades…

En el balcón vislumbró la distinguida figura de la tía Magdalena hablando sola, moviendo sus brazos y señalando hacia los invitados. Le entró la curiosidad y atravesó el pasillo para llegar a su habitación. En la oscuridad, ella resplandecía por la contraluz; la rodeaban cuerpos translúcidos, evanescentes, que la apretujaban, mostrándo desesperación. Trató de identificarlos y ¡con sorpresa y pavor, reconoció las fotografías de la ofrenda!... Quiso huír, pero su cuerpo no respondió. Paralizado escuchó:

—Esta será mi última transferencia, mi mandato fue cancelado, por lo que lo seguiré hasta que la energía lo permita…

—Tío Juan, ocupa el cuerpo de Anita, la del vestido verde, abuela el de aquél adolescente de pantalones negros… Su voz fue perdiendo fuerza y el cuerpo se encorvó conforme  terminaba las designaciones. Una turba de seres translúcidos, la apretujó hasta su desfallecimiento.                                             4 de abril de 2021


sábado, 20 de marzo de 2021

Embestida

                                                                        Embestida

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Por veredas lodosas cercadas de maleza y hojarasca en putrefacción llegaron a los corrales repletos de ganado cerril. Se repartieron el trabajo y comenzaron:

Moisés, trepado a un costado de la manga de manejo* recibía al animal y una vez atrancado por la parte de atrás, ponía el arete con un número en su larga oreja y lo vacunaba contra la fiebre carbonosa. Terminando, se abría una puerta lateral y el bovino pasaba a un corral. 

El retumbar de los pasos apresurados del gigantesco semental y los gritos de los vaqueros azuzándolo, estremeció el ambiente. Con bramidos estruendosos y movimiento constante de su testuz arremetiendo con furia, llegó al lugar; se le puso la tranca atrás y… comenzó a patearla. Moisés aprovechó un momento de descuido para tomarle la oreja y plantarle el arete. El animal reaccionó acometiendo las cercas laterales. La giba del macho al saltar, rozaba el rostro del veterinario. Cargó la jeringa e intentó aplicarla en el cuello, el coloso volteó a verlo con sus globosos ojos amarillentos inyectados de sangre y lanzando un explosivo bufido, se impulsó hacia arriba. El médico trastabilló y con el movimiento, su mano derecha con la jeringa enhiesta, chocó con el brazo izquierdo y el émbolo se hundió hasta el fondo. Moisés perdió el equilibrio y cayó mareado sobre el lomo del animal, que con un corcoveo más, lo lanzó al piso de la manga. Adolorido, abatido y angustiado por no saber las consecuencias de haberse auto vacunado, caminó tambaleante hacia la entrada del embudo…

Oyó a lo lejos el traquetear de las pesuñas sobre la tranca y el ruido de la madera al salir despedida por una fuerte coz. Al voltear apresuradamente, vio al animal revolverse y emprender una embestida contra él. Resonaba el suelo, temblaba al sentir las pesuñas. El bufido estruendoso y la corpulencia del imponente animal,  inmovilizaron a Moises. El instinto le hizo dar un paso lateral y luego adosarse como calcomanía a la cerca… En el tráfago de la embestida, la voz del maestro parecía llegar de muy lejos: “Nunca enfrenten a un animal enfurecido…”

Sólo, a la vera del río, el veterinario lavó su ropa…

*Embudo que termina en un estrecho canal.

20 de marzo 2021








domingo, 7 de marzo de 2021

Doble vida

 


Doble vida

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Era dura como un árbol de mezquite, su piel surcada por veredas en el rostro quemado por el sol dejaba huellas como el agua sobre la arcilla de los caminos. La vieja Matilde caminaba lento, auxiliada por un bastón. Llevaba sobre las espaldas el lastre de una vida de lucha y el orgullo por defender el rancho que le heredó Jacinto, su esposo. 

            Antonio, pequeño y delicado de salud, creció bajo la protección materna. Con la finalidad de fortalecer su carácter, Lo enroló en el ejército.

            La noticia de que el destacamento en que militaba su hijo había sido secuestrado, llegó al rancho. Matilde acudió a todas las autoridades que podían intervenir para la liberación, sin éxito. 

            Varios meses después, se presentó a la puerta del rancho un desconocido solicitando hablar con doña Matilde. 

            —¿Qué se le ofrece?

            —Vengo a negociar la liberación de Antonio.

             Le entregó varias fotografías para demostrar que era un representante de un grups armado. Antonio se veía delgado y en la tristeza del rostro lampiño, una súplica imploraba libertad.

En el  atardecer del séptimo día, Antonio abrió la puerta y corrió a abrazar a su madre. Platicaron toda la noche, vertiendo lágrimas estancadas en la penumbra de los años perdidos. Les amaneció con la vaciedad de las palabras dichas, y los sentimientos esclarecidos. Las dos figuras, cansadas del hablar claro, crudo y directo, se mostraban desfallecientes. Al separarse, ya no eran los mismos. 

El notario lo localizó mediante edictos en los periódicos de la ciudad. Después de aceptar la herencia de su madre, ondulando el cuerpo a cada paso, y esparciendo emanaciones seductoras en el ambiente, caminó hasta el bar donde se leía en una marquesina: “Antonia, la bella del Pacífico y su show erótico”. 

7 de marzo de 2021


domingo, 21 de febrero de 2021

Presagio

Presagio

Gárgamel


…Sentía, cuando decía: “te amo, pero no puedo vivir con la carga de tú inseguridad”, que realmente me estaba expresando su desamor, su hartazgo, el fastidio de nuestra relación; y, entre más lo aseguraba, se acrecentaban mis dudas, formando un vacío caustico, desgarrante, que laceraba mi interior produciéndome sufrimiento, desazón, desesperación, angustia. No encontraba sosiego en ningún lado, deambulaba por las calles sin destino fijo con la ofuscación constante de un sentenciado a muerte o el extravío vesánico de un alma enajenada.

La amaba, hacía todo por halagarla: la mimaba, trataba de cumplir cada uno de sus caprichos… Sus deseos, eran órdenes. Pero entre más lo intentaba, menos la complacía. Entonces, comencé a sospechar que tenía un amante. Eso me perturbó más, la idea se fue incrustando en mi mente de tal forma que, pronto, se convirtió en verdad; una angustia que comprimía permanentemente el pecho se incorporó a mi pesadumbre. 

Contraté un investigador, para desenmascarar su traición. Su dictamen fue negativo. Entonces pensé, qué si aún no lo hacía, si era susceptible de traicionarme en el futuro.

Le hablé a mi amigo Juan, sabiendo que siempre le había gustado Ana, y le propuse la cortejara. No quería, pero después de mucho insistir, aceptó como una muestra de amistad hacia mí.


Hace una hora, en el callejón cercano a la casa de Ana y al amparo de la mortecina luz del farol, los vislumbré recargados en la fachada de la casa de piedra, besándose apasionadamente.

¡Me enardecí, oficial!, saqué la pistola y no importándome sus súplicas, les disparé a quemarropa. Se desplomaron y en un último movimiento, fallecieron tomados de la mano… 

¡Tenía razón, oficial!... ¡Me engañaban!

21 de febrero de 2021


martes, 2 de febrero de 2021

Creatividad independiente

 Creatividad independiente 

Gárgamel


La luna, embozada tras hipócritas nubes, penetraba fría por la pequeña ventana, sus rayos se esparcían en un abanico entrecano sobre el piso oscuro. Horacio, con una taza de café en la mano, recorría el escaso espacio cavilando en esas primeras horas del día sobre la temática de su próximo relato. La pantalla de la computadora parpadeó llamando su atención. Se dirigió  hacia ella y observó la imagen de su blog en el que tenía registrados sus cuentos: 313. “En  siete años de escritura ese número de relatos, no está mal”, pensó.Y, cambió al programa de edición.

Tomó un trago de su café y  se cuestionó  sobre cuáles eran los factores que le habían permitido escribir tal cantidad de historias en ese tiempo. Determinó que, en principio, los retos impuestos por las condiciones establecidas para el desarrollo del ejercicio semanal, habían estimulado la imaginación para producir sus relatos. En ese momento, la pantalla lanzó un destello. “Estamos de acuerdo”, comentó, sonriendo. Bueno, dijo en voz alta: “Y… mi creatividad”. La pantalla parpadeó dos veces. ¡Cómo que no!, respondió con desdén; y dirigiéndose directamente al computador, le reclamó: ¿¡Acaso tú, maldita máquina y los programas de edición, diccionario y el internet, hacen el trabajo por mi?! La pantalla titiló una vez. ¡Ha-ha!, exclamó. Y a mi imaginación, ¿dónde la dejas? ¡Tú sólo eres una máquina bajo mi mandato!...

Escucho, con estupefacción el sonido de interrupción y apagado del ordenador. Trató de reiniciarlo, sin éxito. Malhumorado, tomó papel y lápiz. Antes de comenzar a escribir, volteó hacia la computadora y le espetó: ¡Para que veas que soy independiente!


31 de enero de 2021





viernes, 22 de enero de 2021

El cuaderno marrón


El cuaderno soterradamente sugerente al escritor solitario


Cada libro, cada volumen que ves aquí, tiene un alma.
El alma de la persona que lo escribió y de aquellos
 que lo leyeron, vivieron y soñaron con él…
(La Sombra del Viento, Carlos Ruiz Zafón)


El invierno lo acompañó por el viejo parque. Cubierto con un abrigo largo, bufanda, sombrero y el periódico bajo el brazo, Eleuterio Campos caminó lento sobre la terrosa superficie del sendero cubierto de hojas muertas, pensaba en la serie de cuentos y relatos que quería editar. La brisa suave le acarició el rostro con la sensualidad sedosa, volátil y efímera de una tenue frialdad; su aterida nariz… sollozaba. 

Atisbó los dos añejos arboles resguardando la banca verde en la que día a día, fingía informarse con el diario, escapándose horas enteras en la añoranza. Al desplegar el informativo, miró bajo la banca un ajado cuaderno marrón meciendo sus hojas al manso capricho del viento. Dejó el periódico y lo levantó. Comenzó a hojearlo y se dio cuenta de que estaba lleno de citas e ideas para posibles relatos. Leyó algunas que le interesaron por estar cercanas a su vida:

Estar solo no tiene nada que ver con cuantas personas hay alrededor.* 

Sí, vivía sólo, pensó. Su esposa, muerta; y sus dos hijos en el extranjero; y pocos amigos, que no frecuentaba. Sin embargo, sonrió, disfrutaba su soledad. Su vida estaba repleta de libros y escritura. 

Siguió hojeando:

El buen escritor no sabe nunca si sabe escribir.**

Meditó la frase y pensó: ¿Quién lo determina? Si es arte, la calificación es subjetiva ¿no?, porque está sujeta a la apreciación personal...  Por otra parte, ¿para qué, o quién, escribes?... Yo lo hago por placer, porque me siento a gusto al plasmar pensamientos en una hoja de papel y leer lo escrito tiempo después. Eso me lleva a revivir el momento y la circunstancia, volver al pasado. Pero también, es una forma de que mis cavilaciones trasciendan al encontrar algún despistado lector que explore mis fantasías… Sonrió y pasó la página.

Por el sendero veo a un perro amarillo, viejo y derrengado, que en su andar zizagueante se detiene de vez en vez en los arboles, los orina para marcar su territorio,  fijar su ruta,  comunicar a sus congéneres que por ahí pasó él. Marca su individualidad y presencia en la vida (tema para cuento). 

Eleuterio, cerró el cuaderno, lo depositó sobre la banca y se retiró meditando sobre las diferentes formas en que el humano, similarmente a los perros, va marcando en la vida su territorio, forjando su destino y estableciendo su individualidad dentro de una sociedad competitiva.


*Revolutionary Road, Richard Yates

**Ramón Gómez de la Serna

22 de enero de 2021