martes, 22 de mayo de 2012

Bella


Bella
Jorge Llera Martínez

 Era Afrodita la más bella de las diosas del Olimpo. Todos los dioses y mortales la admiraban y para acrecentar el deseo que provocaba, ceñía su toga con un cinturón mágico que inducía en ellos la necesidad de amarla. Vanidosa y orgullosa, aceptó casárse con Hefesto el dios del fuego, con la finalidad de complacer a Zeus. Hegesto era cojo de nacimiento; un Hombre feo, sudoroso, con la barba desaliñada, el pecho siempre  descubierto y eternamente trabajando en la fragua. Destacaba por su enorme bondad y la simpatía que generaba en el Olimpo. Era un dios querido; admirado y envidiado por su relación amorosa.
Durante su matrimonio, nacieron tres hijos: Deimos (el espanto) y Fobos (el miedo) - ambos de muy malas costumbres y pésimos sentimientos - y Armonía, una mujer bella y amable.
Llegó una tarde Hefesto a la morada de Baco y lo encontró con Helíos (Dios sol) bebiendo néctar y comiendo ambrosía.
- siéntate Hefesto y comparte con nosotros tu tiempo y los alimentos.
Así lo hizo y después de algún tiempo de convivir y con el ambiente relajado por el néctar bebido, se levantó Helíos y acercándose a Hefesto le dijo
- Hefesto, por la gran estimación que te tengo, debo decirte que la bella Afrodita te  engaña. Ayer por la tarde, al terminar mi ronda, mientras recogía los últimos rayos para irme a descansar, vi a tu mujer en sus aposentos en los brazos de Ares (Dios de la guerra).
Hefesto se levantó súbitamente, con el rostro lívido y desencajado se despidió de sus amigos y abandonó el lugar.
Anduvo vagando, rumiando su dolor y analizando si algún tipo de comportamiento de su parte había orillado a Afrodita  a engañarlo. Después de algún tiempo llego a la conclusión que ella siempre había sido vanidosa y coqueta; que le gustaba atraer a los hombres y  hacerlos sus súbditos.
Más tarde, tranquilo, pero con el firme deseo de venganza, urdió un plan que inició a desarrollarlo de inmediato.
Fue a visitar a Palas atenea (Diosa de la Sabiduría) la que le debía varios favores y le pidió que invitara a Afrodita a pasar una semana con ella. Lo cual hizo ella de buen grado.
Y trabajó en su taller ese tiempo, día y noche.
Cuando regresó Afrodita, Hefesto, pretextó un viaje para hacer unos trabajos.
No bien se había ido, cuando los amantes se volcaron apasionadamente en el lecho de Afrodita y estaban en tal trance cuando del techo les cayó una malla muy fina de metal que los aprisionó de tal forma que impidió cualquier movimiento.
Hefestos llamó a todos los dioses del Olimpo para que sorprendieran a los amantes. Así que todos entraron precedidos por Hefestos, rieron y se burlaron de ellos.
Hefestos pidió justicia a Zeus.
Apolo propuso que se quedara Afrodita con él a expiar su culpa, Hermes quiso que los encerraran en la misma celda para cumplir con ella la pena y, Poseidón, sin más tramites le propuso a Hefestos cubrir la cantidad en monedas de lo que él había pagado por ella.
Ante tal situación, Zeus sólo determinó un exilo temporal a la isla de Creta y para Ares a Tracia.
Afrodita regresó pronto a vivir el amor.
15 de Enero del 2012
Tomado de la Mitología Griega

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