jueves, 24 de mayo de 2012

Perdón


Perdón
Jorge  Llera Martínez

El proceso del perdón implica un arrepentimiento por parte del agresor y una súplica para que el agredido olvide la ofensa. En gran parte de los casos, no hay un arrepentimiento real, como tampoco un olvido de la ofensa, sino que este evento pasa a formar parte del arsenal de obuses que se usarán a través de toda la relación.
Dicho lo anterior, pasemos a relatar lo acontecido: Jesús - Chucho para los cuates - se enfiló a la cantina " Voy pa'tras " a darse valor para el difícil trance de pedir perdón a su amada, por un pecadillo de faldas que el consideraba intrascendente. El pecado fue de omisión, porque se le había olvidado que las amigas de su adorada Meche frecuentaban ese lugar de reunión.
Acompañado de sus dos  inseparables compañeros de andanzas y de su primer amor, la vihuela, que acariciaba todas las noches, entraron a la cantina y pidieron una botella de tequila. La toma de valor, es un acto importante en la vida de la banda, en este ritual están involucrados el consejo y apoyo de los amigos y el convencimiento de que sus faltas no son tan graves; se diluye, entre copa y copa el remordimiento de haber actuado en contra del compromiso amoroso y disminuye el temor al mal humor del padre. En el transcurso de la botella esta posición se afirma y se deslavan gran parte de las culpas.
Salieron al cerrar el bar y con pasos titubeantes iniciaron el camino a la casa de la ofendida.
El rumbo, Coyoacán; la calle estrecha y empedrada, estaba en penumbras, alumbrada por dos faroles en las esquinas. El silencio era total, sólo se interrumpía por el ruido de sus pasos y la conversación de los tres amigos. La casa de estilo colonial, era de dos pisos, con balcones en la parte superior.
El Chucho empuñó la guitarra y después de dos o tres acordes para verificar la entonación, inició el canto de amor con un ¡Despierta, dulce amor de mi vida...!  Y al terminar, por fin, el canto de redención:
“Perdón vida de mi vida,
Perdón si es que te faltado
Perdón cariñito amado,
Ángel adorado,
Dame tú perdón...”
Cayó la maceta sobre la guitarra destrozándola al impactarla sobre el empedrado, e inmediatamente se escucharon dos sonoros balazos que retumbaron en la tranquilidad de la noche.
Salieron en vertiginosa huída llegando los tres cantores al mismo tiempo a la esquina.
Cuando se les regularizó la respiración, preguntó el Chucho ¿Vieron si prendió la luz?

19 de diciembre de 2011

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