jueves, 24 de mayo de 2012

Mateo el burro



Mateo el burro
Jorge Llera Martínez

Era un pobre burro que le llamaban Mateo; toda su vida había soportando el abuso de otros animales de la granja y de la gente, sin retobar ni defenderse; siempre sumiso, humilde y de buen humor, cargando a veces bultos tan pesados y grandes que lo envolvían como hojas de tamal. Sus amos eran crueles porque lo trataban a palos para que caminara aunque se estuviera tropezando por el peso de la carga. Siempre estaba adolorido cuando llegaba a su corral y comía la poca  pastura que le dejaban los demás animales en el comedero.
Tenía dos amigos ratones que lo visitaban durante la noche y les gustaba conversar. Estaban decididos a que Mateo levantara su autoestima, que se quisiera y modificara su actitud ante la vida. Siempre le decían que sus amos abusaban de él, que le ponían más carga de la que debía de llevar y que si lo seguían haciendo lo iban a lastimar y como ya no podría cargar lo iban a mandar al rastro y lo convertirían en salchichas de burro. Esto lo espantaba y rebuznaba de miedo. Les decía qué "toda su vida había sido sólo un pobre burro y que no sabría cómo cambiar". Después de varios meses de estarlo convenciendo a que cambiara de vida, planearon entre los tres  forzar a sus amos a que lo trataran con respeto, para que él pudiera hacer su trabajo con dignidad de burro contento.
Así, al otro día, cuando comenzaron a cargarlo y consideró que ya era el peso que podía aguantar sin lastimarse, empezó a caminar; le jalaron del bozal para que se detuviera y ponerle más carga, pero se hacía de lado. Lo detenían nuevamente y lo querían cargar y ahora se hacía del otro lado. Lo detenían de los dos lados y se hacía para atrás. Lo jalaban y se tiraba al piso. Total qué le dieron un latigazo y sin pensarlo dos veces, comenzó a repartir coces. De las patadas,  tiró a dos en el lodo y a uno que se había escapado, le dio tremenda mordida.
Por fin,  los amos se convencieron que no podían cargarlo más de lo debido. Durante  varios días se repitió ésta situación, hasta que lo entendieron y comenzaron a  mantener baja la carga que le ponían. Por otra parte, comenzó a luchar con los otros animales por su comida en el pesebre y no conformarse con lo que le dejaban. Así, una noche, hizo a un lado a dos vacas metiéndose entre ellas y diciéndoles:
- ¡A un lado señoras, están muy gordas y...ni leche producen!
A lo que contestó una de ellas -¡Majadero, dejaras de ser burro!- pero se hicieron a un lado.
Sus amigos ratones, le llevaron una noche un espejo y le preguntaron ¿Que es lo que ves? -Un burro viejo- contestó.
- ¡No, le dijo uno de ellos. Serás un burro sucio, eso sí!
- Así que vamos a mejorar tu imagen- Y diciendo esto, comenzaron a bañarlo con chorros de agua  de  la manguera. Después lo cepillaron y quedó súper limpio.
Al día siguiente, los amos no podían creer lo que veían: "todo un señor burro". Lo cargaron con cuidado y lo llevaron al mercado.
Por el camino se encontraron otros campesinos con sus burros y  comentaron: "que lindo burro, parece caballo".
Él pensó: "Caballo no, un burro... hermoso y digno"

2 de Diciembre de 2011.

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