Querida
Mamá
Jorge Llera Martínez
Tronó el radio varias veces antes
de escuchar la voz de la operadora de la central:
- Unidad 311, unidad 311.
Tomó el micrófono y contestó:
-Teniente Pedraza, escucho.
- Hay un 115 en el
"camino verde de la UNAM".
- ¿Otro?...vamos para allá.
Al llegar, vieron que unos cincuenta estudiantes circulaban
el cuerpo ensangrentado de una chica de pelo largo y negro que estaba acostada
boca arriba en el pasto; su cuerpo desnudo, tenía huellas de maltrato físico. Era una mujer muy joven.
Procedieron a solicitar información y llamar a las unidades especializadas en la toma y análisis de muestras.
Era la catorceava víctima en un mes; todas, en el
sur de la ciudad y alrededor de la "Ciudad Universitaria".
Era su zona de
trabajo, les correspondía la investigación.
Todos los homicidios coincidían: eran muchachas delgadas,
de ojos y pelo negro; las habían golpeado con un objeto
contundente en la cara, las desnudaron y
violaron. Se les encontró huellas de mordidas por todo
el cuerpo, pero principalmente en cuello y cara. El atacante las abandonaba
lejos del lugar dónde las asesinaba. Sólo a las dos últimas las había eliminado de día y únicamente a ésta la dejó en el sitio del homicidio.
Llegó el teniente a su oficina y
corroboró con el sargentob Flores -
Floro era su apodo -los datos recabados:
- El ADN del semen es el mismo que en los trece casos
anteriores -dijo "Floro"- La mujer tiene sangre del atacante en las uñas, de ahí se tomó la muestra. El tipo de sangre es "A positivo".
Entrevistamos a los compañeros de Estela - así se llamaba la occisa -y nos informaron que cursaba el
sexto semestre de Leyes en la UNAM tenía muchas amistades y siempre
utilizaba el "camino verde" para acortar el recorrido a su casa. En
ocasiones, la acompañaban amigos. Era originaria de
Querétaro, vivía sola en un departamento cercano al lugar del crimen. Por
cierto, ya les avisé a sus padres.
-¿Qué datos tenemos aparte de los que el forense ha
proporcionado?- dijo el teniente.
- Hay una denuncia de una mujer, que coincide con las
características físicas de las asesinadas. Fue atacada hace varias noches y
escapó gracias al auxilio del perro
que la acompañaba. Ella manifestó que: "el atacante era un joven de aproximadamente
treinta años, de pelo oscuro ensortijado.
Vestía pantalón vaquero, chamarra de mezclilla y tenis. Que trató de golpearla con un tubo, pero que el perro se le aventó y lo hizo correr".
Aparte de eso -dijo Floro- hay probabilidades de encontrar
algo más, ya qué a consecuencia de las medidas de seguridad establecidas
por la Universidad, instalaron hace unas semanas, cámaras de video en varios sitios de la institución y una de ellas está en el "camino
verde". Hace rato trajeron la grabación.
- Veámosla, dijo Pedraza.
- ¡Deténla ahí!, ¡Ese es! amplía la imagen.
- ¡Van de la mano!, ¡La conoce! -dijo Floro.
-Pregunta a sus
amigas ¿a ver si puedes obtener más datos enseñándoles el video? y busca en
los archivos de la Universidad fotografías que coincidan con la imagen
del hombre.
Por la tarde ya tenían la información y lo encontraron en su departamento. No intentó defenderse ni escapar. Sólo dijo:
- Se habían tardado, tuve que matarlas
de día para que me encontraran.
En el juicio fue acusado de 14 crímenes.
Con sorna, manifestó al juez:
- Fueron dieciocho en los últimos dos meses, pero no las
mataba a ellas... ¡mataba a mi madre!
26 de octubre de 2011.
Corrección: 14 de noviembre de 2012
Bibliografía:
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