jueves, 24 de mayo de 2012

Abismo




El abismo
Jorge Llera Martínez
La caída  fue provocada por el paso de una víbora entre las patas del caballo. El potrero, pedregoso, con pastizal de más de un metro de altura y un acahual que lindaba con el rancho vecino, era el más alejado de la casa. Lo encontraron por su caballo, que se quedó mansamente a comer a su lado. Estaba inconsciente y así llevaba un día.
- parece que tiene fractura de cráneo, por lo que aconsejo no moverlo hasta que esté en condiciones de trasladarlo a Escárcega. Mientras tanto, esperaremos que despierte. Lo alimentaremos con suero y  administraremos analgésicos. Lo estaré visitando y prepararé el viaje cuando él pueda realizarlo.
- ¡Gracias doctor!   -dijo Antonia, su mujer.
"Como me duele la cabeza...¡fue una caída cabrona! -No puedo moverme, ni hablar, ni abrir los ojos...sólo oigo levemente,...pienso confusamente y ...tengo mucho sueño"
Antonia convocó a una reunión con sus hijos: Toño y Ángela; les explicó de la gravedad de su padre y les indicó que harían guardias permanentes al lado de la cama, hasta que lo pudieran llevar al hospital. Ella comenzaría durante las primeras ocho horas.
Afligida y llorosa se pasó gran parte de su turno limpiando a su marido, arreglando la cama y pensando en la vida que habían llevado juntos. Recordó las alegrías y desdichas; las penurias y sacrificios que tuvieron que pasar para sacar a los hijos adelante. Cómo tuvieron que pelear para defender sus tierras de los invasores y los roba vacas.
Sentada en el borde de la cama, se acercó a él y le habló muy quedo al oído:
-No te mueras ...¿Qué voy hacer sin ti? -No me dejes sola - No quiero vivir de arrimada con ninguno de nuestros hijos. ¡Lucha como siempre! Tú puedes salir de ésta como lo haz hecho toda la vida. -Recuerda que te amo.
Sentía que seguía cayendo del caballo pero que no tocaba piso; se deslizaba en un abismo tranquilizante, sin  resistencia de su parte,  lo que le producía cierto placer, a pesar del dolor.
"...Yo también te amo ¡no te alejes de mi lado!...que sueño"
Por la mañana llegaron Toño y su esposa Helena. Mientras lo limpiaban y arreglaban la cama, Helena comentó:
-Tu padre ha llevado una vida muy desordenada, yo creo que de ésta si no se salva.
-¡Cállate Helena! Te puede estar escuchando. Nunca te ha importado. Para tí, únicamente los  tuyos tienen valor. ¡Déjame sólo con él,  vete a la casa!
"...Siempre la imprudente y ventajosa Helena. Se lo advertí a Antonio... pero no le dije lo que el pueblo murmura sobre sus infidelidades. Ésta quiere que me muera para ver con que se queda...¡Pobre de mi Antonia, que sola se va a quedar!. -"...¡No aguanto el dolor de cabeza! y ...sigo deslizándome.
Ángela llegó a tiempo a su turno, le dio un beso en la frente a su padre y acompañada de su tejido, sentóse a la vera de la cama y comenzó a platicar con él. Le habló de  cómo veía que evolucionaría su problema. De su fortaleza física y su pronta recuperación. En una verborrea constante, con el ágil movimiento de las agujas y el correr alegre del  estambre por sus dedos, pasó al tema de sus hijos, de ahí al del comercio de frutas; y mientras seguían creciendo las mangas del suéter, al  de sus amistades.  Cuando llego a los problemas matrimoniales, él comenzó a tener conciencia: "...No lo friegues Angela, Pablo es tan buen marido, que te ha aguantado con tu parloteo por años...no  fastidies tu matrimonio"- fueron sus pensamientos antes de volver a dormir.
De la plática de Antonia, por la mañana, sólo escuchó frases de amor entrecortadas por sus silencios mentales. Seguía cayendo en un vacío confortante en la medida que el dolor de cabeza disminuía y la percepción del exterior era cada vez más confusa.
Llegó la ambulancia y acompañado por el doctor, lo subieron cuidadosamente. Sus constantes eran débiles, pero no críticas.
Sintió el movimiento del vehículo y pensando en Antonia, apresuró su caída al abismo

 14 de mayo de 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario